Ikkyu
IKKYU SOJÚN
Biografía de un asno ciego
En el siglo IX, los monjes que siguen al
maestro Chan Linjí crean la escuela Linjí [jap. Rinzai], con el objeto de
proseguir fielmente sus enseñanzas. Linjí calificaba a sus discípulos de asnos
ciegos. E Ikkyu, que se creía fiel heredero de la línea del maestro Rinzai, se
valió de ese nombre para vindicar su Zen directo ante el Zen decadente que
encarnaban la arrogante jerarquía monacal de su época, más preocupada por
quemar incienso que por practicar la meditación y ejercer la compasión budista.
Ikkyu se creyó siempre un fiel heredero de
los grandes maestros Rinzai, la llamada línea Otokán que iniciarían Daio y su
discípulo Daíto Kokushi en el siglo XIV, y que seguiría Kaso Sodón, su maestro
directo. Es el kanná Zen, el Zen del pueblo, sin alharacas, austero, cercano y
compasivo. El camino del zen se encuentra en todo lo existente.
Así, con estas premisas de partida, más el
componente de su propio carácter, sensible y rudo a la vez, devoto e impío, así
como extraordinariamente culto, a la vez que popular y campechano, no es de
extrañar que la historia califique este monje que fue tan amado por el pueblo
como de iconoclasta, impío, borracho o libertino.
Posiblemente Ikkyu Sojún no sea nada de
eso, y tal vez lo sea todo a la vez, en una gran unidad que todo lo incluye,
como el Zen. En todo caso, Ikkyu sí que fue un monje sin fronteras. Ni la
tierra, ni los ríos, ni el frío, ni la lluvia, ni la miseria, ni el hambre, ni
la guerra, ni la muerte, ni los jerarcas, ni las casas de placer, ni las tiendas
de sake, ni su propia mente fueron nunca para él un límite infranqueable.
Fueron, sencillamente, cosas de la vida, tal cual son.
Hijo
bastardo del emperador
Senguikumaru, que así se llamaba Ikkyu al
nacer, vino al mundo en 1394, en un pequeño suburbio de Kyoto. Su padre fue el
emperador Gokomatsu, y su madre, la dama de la corte Iyono Tsubone [también
llamada Teruko Hino], perteneciente al influyente clan Fujiwara de la clase
samurái, y que bien pronto fue extrañada de la corte.
La época era convulsa. El emperador era una
figura meramente representativa y religiosa a manos del shogun. Los diferentes
clanes competían entre sí, al igual que los todopoderosos monasterios budistas,
armados con milicias, y la casta de los samuráis. En este marco, y para evitar
controversias sucesorias y demás, el emperador extrañó a Iyono a Saga, tomando
como pretexto una sospecha de intento atentado contra él, y el hijo de ambos
creció en un humilde ambiente de campo. Y no sería hasta ser mayor que
conocería realmente quien era su padre. Ikkyu nunca entendió la razón del
abandono que sufrieron su madre y él, privándole de un padre.
En 1399, a los cinco años, Senguikumaru fue
llevado por su madre al monasterio Zen Rinzai de Angoku-ji. El sentimiento de
alejamiento materno forzoso será otro trauma que le marcará hasta prácticamente
el día de su muerte, tras su longeva y movida vida. El abad de Angoku-ji,
Shukan Zoge, lo acogió y lo dotó de una instrucción religiosa y de una gran
base cultural basada en la lengua y la literatura chinas. Le cambió el nombre
por el de Shuken. Los jovencitos novicios como él eran juguetes sexuales de los
veteranos. Ikkyu superó esa época con dolor, aunque entusiasmado por sus
estudios, demostrando una gran inteligencia. En 1406, con trece años, el maestro
Seisojin le enseñó a escribir poemas en chino, y en 1408, con quince años, ya
escribió uno que se hizo famoso en Kyoto.
Las flores cubren el manto de la primavera.
Me paseo recitando con emoción.
Multitud de flores se abren haciendo
purificando cielo y tierra.
Su fragancia llega hasta mi lecho ¿Es eso
un sueño efímero? (1)
El
graznido de un cuervo: la iluminación
En 1410 se convirtió en discípulo de Ken’o,
maestro del templo de Saikon-ji y representante del sector más puro y menos
corrupto del Zen, que le impuso el nombre de Sojún. En 1414, fallecido Ken’o,
se dirigió totalmente desolado de monasterio en monasterio hasta que determinó
quitarse la vida en el lago Biwa. La llegada de un mensajero de su madre
reclamándole impidió su suicidio. En 1415 se dirigió al monasterio de Katata y,
tras larga petición y espera a sol y serena, se convirtió en discípulo de Kaso
Sodón [1352-1428], que será el maestro que realmente le marcará de por vida.
Kaso será el que le imponga en 1418 el nombre con el que pasará a la historia,
Ikkyu, “un descanso”, tras solucionar el koan de los 60 bastonazos de Tozán:
Ummón preguntó a Tozán: “¿De donde
vienes?”. “Vengo de Sado”. “¿Dónde has estado este verano?”. “He estado en el
monasterio de Hokuzi en Konan”. “¿Cuándo saliste de allí?”. “El 25 de agosto”.
“¡Cabeza hueca! “Te merecerías sesenta golpes de bastón, pero podría
ensuciarlo, ¡vuelve de dónde has venido!”. Tozán se pasó la noche en vela, y al
día siguiente le preguntó a Ummón: “¿por qué me merecería sesenta golpes de
bastón? ¡Dímelo!”. “¿Por qué vas de camino en camino?”. Y en ese momento le
vino la iluminación a Tozán.
Ikkyu escribió “tengo que volver del mundo
efímero al mundo no efímero. Un tiempo de descanso... que caiga la lluvia, que
sople el viento”. Dijo Kaso: “el mundo efímero es el mundo de las pasiones; el
mundo no efímero es el mundo sin pasiones... ¡y tu descansas entre ambos
mundos! La lluvia puede caer, el viento soplar, es el orden las cosas”.
A pesar de ese reconocimiento, Ikkyu no
dejó de llevar una vida de vagabundo. A pesar de ser discípulo de Kaso, no
vivía en el monasterio, si no en una barca en el lago Biwa, relacionándose con
los pescadores y otra gente sencilla. Para su sustento confeccionaba alpargatas
que luego vendía en el pueblo, ya que Kaso tenía prohibido a sus monjes ejercer
la mendicidad.
La Iluminación le llegó a Ikkyu estando
precisamente en esa barca, en el año 1420, al oír el graznido de un cuervo en
la oscuridad de la noche. Los cuervos graznan, pero que dice un cuervo cuando
no dice nada? Un cuervo que no dice nada puede decir lo que quiera... como los
hombres. La voz de cuervo era su voz, surgida en la noche, inmersa en ella y en
su silencio. Con la llegada de la aurora, su destino, cielo y tierra formaban
una unidad. Así escribió Ikkyu su experiencia:
Durante diez años mi mente ha anhelado
la razón de la cólera y la ira, ¡incluso
ahora!
El cuervo grazna, y un arhat emerge del
polvo.
Un brillante y gran sol emerge de la
oscuridad en un rostro iluminado.
Ikkyu,
huérfano de todo padre y madre
En 1422 el maestro Kaso comunicó a Ikkyu su
deseo de que le sucediera y otorgarle el inka, el sello de la transmisión.
Ikkyu lo rechazó, no obstante Kaso así lo consignó aunque se lo reservó hasta
su muerte, situación que levantó los celos de Yoso Soi [1379-1458], el alumno
más aventajado de Kaso. No obstante, cuando éste falleció al cabo de seis años,
Yoso se apropió del nombramiento, hurtando a Ikkyu su derecho legal. Ikkyu
incrementó su vida de vagabundo. En ese mismo año fatídico para Ikkyu, 1428,
también murió su madre en su humilde casa de Sagano.
Tres años después, Gokomatsu, el padre de
Ikkyu, abdicó como emperador y se hizo monje. En 1432, mientras Ikkyu, ayudado
de Sogén, antiguo monje del monasterio de Shokoku-ji, abre el templo de
Shuunan, Yoso abre el templo de Yoshunan como rama del monasterio de
Daitoku-ji, ambos en la misma ciudad de Sakai
En 1433, Ikkyu se encontró por primera y
única vez con su padre en la ermita imperial de Sento. Aquel le preguntó “¿Qué
existe más allá?”, y respondió Ikkyu: “todo es efímero, pero las estaciones se
suceden siempre en un orden inalterable: primavera, verano, otoño, invierno...
y durante ese tiempo vienen nuevas vidas al mundo. Desde mi punto de vista, la
eternidad podría o no existir”. Y todavía le preguntó: “el emperador, ¿es un
dios, un símbolo o un ser humano?”. Y le dijo: “el emperador puede ser las tres
cosas, ya que el emperador refleja los deseos de todos. Es lo que todos vemos
en lo más hondo de nuestro corazón”. Gokomatsu le pidió perdón por no haberlo
tenido en consideración ni a él ni a su madre, y se puso paz entre ambos. Poco
después (el 20 de octubre), el emperador moría a la edad de 57 años.
El
iconoclasta
En 1435, Ikkyu criticó a los monjes de los
grandes monasterios, y especialmente a los de Yoshunan que dirigía Yoso, yendo
por todo Sakai con una espada de madera colgada de la cintura: “¡los monjes de
hoy día son como ese sable de madera! ¡Un sable que parece auténtico en una
funda muy decorada, pero que en realidad no sirve para cortar nada!”. Poco
después originó un nuevo escándalo al orinar sobre el tejado del templo de
Shokoku-ji, el segundo en rango de los Cinco Grandes Monasterios Zen de Kyoto.
Una anécdota muy conocida de él cuenta que
un día que iba de camino, echó a nevar y estaba muerto de frío. Por suerte pasó
ante un pequeño monasterio. Llamó y pidió hospitalidad, y le ofrecieron una
sopa caliente y un lugar donde dormir. No obstante, la noche era muy fría e
Ikkyu seguía muerto de frío. Al poco de acostarse, los monjes vieron fuego en
la sala donde dormía el invitado y fueron corriendo, y estupefactos vieron como
en el brasero estaba ardiendo el buda de madera del templo. El abad le dijo
hecho una furia: “¿pero te das cuenta de lo que estás haciendo?”. Dijo Ikkyu:
“esta noche hace demasiado frío, y arde tan bien. ¡uníos a mi!”. “¡Pero esto es
un pecado imperdonable!”, le respondieron. “Pero el buda que hay en mi corazón
tiembla de frío”. Ikkyu terminó de nuevo a la intemperie.
En 1438, Ikkyu se instaló en una sencilla
casa situada al lado del templo Rezeimadenoko-ji Dodabo de Kyoto, aunque siguió
abierto el pequeño templo de Sakai, y en 1440 fue nombrado abad de Nyoian,
templo fundado por Gengai, maestro a su vez de Kaso, el venerado maestro de
Ikkyu. No obstante, permaneció escasos meses hasta que decidió volver a su vida
errante... y sus menudeos a las casas de placer.
El
libertino
Una vez, estando con una prostituta Ikkyu
le preguntó si alguna vez ella había dudado de él como monje. La chica, llamada
Mamiji, le respondió que él renunció a cosas mundanas para ser monje, y ella a
vivir... aunque todavía no había logrado quitarse la vida. Mamiji procedía de
una familia pobre que la obligó a prostituirse. “Tan sólo la muerte me librará
de ese sufrimiento”, dijo, e Ikkyu le respondió: “Todo el mundo muere un día u
otro, pero hay muchos que no conocen el verdadero valor de la vida: esos si que
están muertos! Yo, todas las mañanas, nazco”.
De otra ocasión es la historia que cuenta
que, paseando por Sakai, se encontró ante un duelo entre dos hombres. Uno
frente al otro, blandían sus espadas pero no decidían atacarse e Ikkyu les
preguntó “¿Por qué habéis dejado de moveros?”. “¡Es por el honor de hombre!”,
respondió uno. “¡Exacto, para demostrar nuestro amor a Jigokudayu!”, respondió
otro. “Ya veo”, dijo Ikkyu, “es un combate entre dos perros en celo. Entonces,
¡daos prisa, no dejáis que la gente vaya por la calle!”. “¿Cómo dos perros en
celo?”, replicaron. “Si no queréis que os traten como tales, deteneos
enseguida”. “¡No nos vengas ahora con moralinas de monje, eso no sirve para
nada!”, dijo uno. “¡Tu eres quien está haciendo moralina censurándome que os la
haga yo!”. Y cesaron de luchar.
No obstante, aquella pelea le abrió la
curiosidad, y quiso conocer aquella Jigokudayu objeto de deseo. Fue a la casa
de placer, la chica lo invitó a sake y le preguntó: “Hacerse monje y retirarse
a la montaña sirve para purificar el espíritu, pero ¿cómo es que bebes sake sin
filtrar?”. Soltando una gran carcajada, Ikkyu respondió: “Aunque un monje
retirado beba sake sin filtrar, no significa que abandone su ermita para
ingresar en el mundo: todos los monjes no tienen necesariamente el espíritu
puro”. “Vuelve pues a tu montaña, aquí en Sakai estamos en la frontera entre
dos mundos opuestos”. Y respondió: “Si no concibo mi cuerpo como tal, ¡poco
importa donde estoy!”.
La
mujer, almacén del Buda
Ni cabe decir que con esa filosofía de vida
Ikkyu escandalizó a las gentes de su época, no ya por beber alcohol, cosa
prohibida por los Cinco Grandes Preceptos budistas, si no por ir con mujeres:
si el deber de un monje era mantenerse célibe, él no solamente no lo practicaba
si no que ¡además se relacionaba con chicas de casas de placer! La mujer se
hallaba en los niveles más bajos de la escala social. Incluso la más honrada y
sabia, encarnaba las cinco máculas no purificables y se la consideraba sujeta a
las tres sumisiones: al padre, cuando pequeña, al marido cuando mayor, y a sus
hijos al llegar a la ancianidad. Las prostitutas todavía tenían menos consideración:
eran lo más bajo de lo más bajo.
Al respecto se cuenta la historia de que
Ikkyu se topó una vez con dos muchachas que se bañaban en una laguna. Cuando lo
vieron se agazaparon para taparse sus partes. Ikkyu se arrodilló, oró ante
ellas, y luego se fue. Las jóvenes, sorprendidas, lo llamaron y le preguntaron
por qué había rezado por ellas. Ikkyu hizo como si no hubiera oído nada y les
gritó “¡hay un kappa en el agua!” [animal acuático fantástico], y las chicas
salieron de ella dando alaridos. Ikkyu se giró y les dijo: “las mujeres son
como almacenes que contienen las enseñanzas de Buda: todo el mundo procede del
cuerpo de una mujer, incluso Buda y Bodhidharma. Vosotras mismas, yo, el
shogun, los campesinos, los bandoleros, todo el mundo procede del vientre de
una mujer. Por tanto, ¡las mujeres son almacenes que contienen tesoros! Hasta
los almacenes de los nobles, que contienen objetos de gran valor están muy
lejos de tener el mismo valor que vosotras, las mujeres”. Así no es de extrañar
que para Ikkyu, el precepto del celibato le resultaba absurdo: “respetarlo
equivale a negar el origen del nacimiento de todos los seres vivos, incluidos
Buda y Bodhidharma”.
Y otra historia más como colofón: en
noviembre de 1440 tuvieron lugar los funerales por el centenario de la muerte
del maestro Daíto Kokushi, fundador del gran monasterio de Daitoku-ji. Con gran
pompa, asistieron abades y maestros de todo Japón. Ikkyu también acudió. No
obstante, al ver el desprecio con el que los monjes trataban a los fieles que
se acercaban a depositar sus humildes contribuciones y como se adulaba a los
ricos, Ikkyu desistió de realizar su ofrenda y se retiró acompañado de una
prostituta a una vieja ermita vacía del monasterio.
Influjo
sobre las artes del Japón
En 1442, Ikkyu y su pequeña comunidad, a
excepción de Songé que regresó a Sakai, construyeron el pequeño templo de
Shida-ji [shida en jap. “cementerio”] en el bosque del monte Yuzurisan. Allí
estuvieron un año, regresando de nuevo a Kyoto, más tranquilo tras las grandes
revueltas que habían tenido lugar. Al poco se les unió como discípulo Shuko
[Mokichi Murata, 1423-1502], el inspirador y creador del Chado japonés. En
1445, Yoso, el eterno oponente de Ikkyu fue nombrado abad superior del
monasterio de Daitoku-ji.
Otro de los grandes incondicionales amigos
de Ikkyu era el poeta Ninagawa, maestro en poesía renga, y compañero en alguno
de sus viajes. Un día, en casa de aquél, compartiendo una comida que le había
ofrecido, Ikkyu le dijo: “Disculpa a este monje que te visita sin traerte
nada”. “No es ningún problema. El espíritu que acepta la nada tiene el encanto
del vacío: me has hecho el mejor de los regalos procedente del vacío, la
esencia del Zen”. “No, lo has descubierto tu sólo. El aspecto de una gota de
agua depende de la naturaleza misma: si está sobre una hoja verde, es verde, si
está encima de una hoja roja, es roja”. Ninagawa murió en 1448. Ese mismo año
sucedió también una gran inundación causando una gran mortandad al arrasar los
puentes de Gojo en Kyoto y de Seta en Omi, bajo los cuales vivía una multitud
mísera, y luego la peste asoló la tierra.
El
asno ciego
Durante tres años no cesaron de suceder
calamidades. A las de 1448, en 1449 inundación y terremoto en Kyoto. En 1450,
fuertes lluvias expandieron de nuevo enfermedades. En 1451, revueltas de
campesinos y rebrote del bandolerismo. Los nobles, los samuráis y los ricos
tomaron la actitud de aislarse de esa desolación, y se multiplicaron los actos
sociales en la intimidad con finalidad de ostentación. Los grandes monasterios
también se encerraron en ellos mismos y en la sofisticación, y sólo se abrían
para recaudar los donativos del pueblo, que en su desesperación sólo ansiaba ir
a rezar a Buda para salir del desastre. Los maestros Zen vendían el siho a quien
pudiera pagarlo, y con ello se costeaban nuevos refinamientos. Sogén, discípulo
de Ikkyu se quejó amargamente de ello a Ikkyu: “¡Es inaceptable! Esos monjes
son la encarnación del deseo, y sin embargo, ¡llevan el koromo!”. E Ikkyu le
dijo “Tu, al igual que yo, también llevamos koromo, aunque sean harapos.
Tenemos que ir con cuidado, ya que el hábito de los monjes encarna nuestro
deseo de liberarnos de nuestros propios deseos. Intento tener eso siempre en mi
pensamiento”.
El 2 de agosto de 1453 se incendió
Daitoku-ji. Por entonces Ikkyu ya tenía 60 años y había fundado en Kyoto la
nueva ermita de Katsuro [lit. “asno ciego”]. Al poco se une al sangha el joven
Zenchiru Konparu, que será el fundador de la rama Konparu del teatro No. Así,
en los márgenes del stablishment iba creciendo el nuevo Zen que encarnaba
Ikkyu: la práctica compasiva de sus monjes, la renovada Vía del Té, las nuevas
tendencias pictóricas de Bokusai, la renovación del teatro No... el Zen
impregnó la sociedad de tal manera, que sus formas y prácticas en estas artes
se mantienen prácticamente incólumes seis siglos después.
En 1456, Ikkyu reconstruyó el templo de
Myosho-ji en Takigi, con la ayuda de los habitantes del pueblo. El templo
original había sido construido a su regreso de China por el maestro Daio,
maestro a su vez de Daíto. A su lado construyó el pequeño santuario de Shuunan,
para el que nombró abad a Bokusai. Ambos edificios son conocidos hoy día como
el Templo de Ikkyu. Aquí escribirá “Esqueletos”, en escritura japonesa y no en caligrafía
china, e ilustrado con dibujos a fin de que todo el mundo pueda entender la
enseñanza del Buda.
Un día el monje Sogén le preguntó: “¡No
comprendo nada de la ley de Buda! Renuncié a monje por qué no conseguí entender
nada. Ahora soy un viejo que pesca, con el pescado que vende bebe sake y
escribe poemas todos los días”. “Escucha”, le dijo Ikkyu, “no hay ningún fin en
la ley de Buda, pero la gente se pierde buscando un fin”. “¡Dime lo que hay que
hacer si no hay ni camino ni fin en el budismo!”. “Dicen que hacerse monje
significa “abandonar el mundo”, pero yo digo que es eliminar cualquier concepto
de frontera. Al convertirme en monje, jamás he abandonado el mundo. Mi corazón
y el universo se han entendido, ¡ya no tengo ninguna frontera!”.
“Las
creencias, obstáculos para la paz”
En 1458, a los 82 años de edad, murió Yoso
Soi estando en la cima del reconocimiento imperial por la reconstrucción de
Daitoku-ji. Los años posteriores volvieron a ser de gran convulsión en Japón.
Entre finales de 1460 y principios de 1461 murieron más de 80.000 personas a
causa del hambre y las enfermedades. En 1463, Ikkyu vivió temporalmente en
Sumiyoshi. El 26 de mayo de 1467 estalló la guerra civil denominada de Onin,
que duró once trágicos años. Muchos grandes monasterios, como el de Daitoku-ji,
fueron pasto de las llamas.
Una vez, Ikkyu en su marcha errante se
encontró con un monje peregrino rezando abrumado: “Aunque crean en dios y en el
Buda, los samuráis matan a seres humanos en las batallas. Parten hacia la
batalla tras rezar una oración. ¿Por qué rezan? ¿Lo hacen por la victoria o por
un poder sobrenatural? ¿O para calmar las almas de los muertos? Dudo que el
hombre sea digno de poseer el carácter de Buda”, y fijándose en Ikkyu le dijo
“¡Dame seguridad monje viajero! ¡Mis creencias titubean!”. Ikkyu respondió: “no
me extraña. Te propongo que olvides toda creencia”. “¡Pero esas no son palabras
de un monje! Aunque yo sea un pobre hombre
que no pueda aspirar al despertar universal, ¡mi deseo de paz entre los
hombres es sincero!”. “Por eso te propongo de olvides tus creencias”, le dijo
de nuevo Ikkyu, “¡Las creencias son obstáculos para la paz!”.
También se cuenta la historia de un
encuentro de Ikkyu con el también popular monje Rennyo [1415–1499], maestro que
inició la restauración de la escuela Jodo-shinshu [verdadera escuela de la
Tierra Pura]. Rennyo le dijo: “Dime, ya que crees en el Zen de la fuerza de uno
mismo, nosotros que creemos en la fuerza del buda Amida mediante nuestras
invocaciones [Namu Amida butsu], nos encontramos a menudo con el siguiente
problema: ¿qué debe hacerse si el que pronuncia las invocaciones por los demás
es un hombre mediocre que no consigue liberarse de sus propios deseos?”.
Respondió Ikkyu: “Es cierto que controlarse a uno mismo no es tarea fácil.
Muchas veces uno hace tonterías a pesar suyo.”. “Yo me encuentro entre esa
clase de hombres”, reconoció Rennyo, “y no entiendo por qué actualmente ejerzo
la invocación por los demás, así que he llegado a la conclusión de que es la
fuerza de Amida la que me ha encomendado esta misión”. “Los que pertenecen a la escuela de la fuerza
de Amida por invocación dicen que es dicha fuerza la que les ayuda a alcanzar
el despertar, mientras que yo, que creo en la fuerza en uno mismo, digo que
alcancé el despertar solo”. De repente
Ikkyu dio una estruendosa palmada mientras se quedó con las dos manos juntas, y
preguntó: “Según tu, ¿este ruido procede de la mano derecha o de la mano
izquierda?”. Rennyo se echó a reír y dijo “¡Ya entiendo!”. “Así es como alcanzamos
el despertar”, dijo Ikkyu, “como lo hiciera el Buda, nosotros lo llamamos el
despertar, la luz, el nirvana, el más allá, el paraíso... entrar en el paraíso
de Buda no depende de la escuela búdica, ¡sino del espíritu sólo del hombre! La
tierra pura puede encontrarse sin este mundo vil. Un hombre mediocre puede
tener cualidades de Buda. El despertar se encuentra en el deseo. El despertar
nace del pesar de vivir. La alegría sólo puede existir con la ayuda de la
desgracia. Si no se conoce jamás el pesar, ¡jamás se conocerá la alegría! Es
como el anverso y el reverso de una hoja: no puede hacerse desaparecer sólo de
un lado. ¡Eso es la vida! ¡Eso es lo que significa vivir!”.
Aparece
su amada Shin
En julio de 1469, Ikkyu regresó a la ermita
de Shuunan, en Takigi, pero la guerra obligó a su comunidad a desplazarse de
nuevo hasta Sumiyoshi, instalándose al año siguiente en una cabaña donde se
organizó la ermita de Unmon-an. Allí será donde conocerá a la compañera del
final de su vida, una cantante ciega ambulante llamada Shin [también llamada
Shinme o Mori, puesto que se escribe igual y con el mismo significado:
“bosque”]. Ikkyu tiene 77 años. Shin, 30.
Tras una primera noche en que Ikkyu le
ofreció abrigo y arroz, y ella le correspondió con sus canciones, Shin se fue.
Dos años después, con Shuunan reconstruido y la comunidad residente allí de
nuevo, en otoño de 1472 aparece Shin, después de un largo periplo buscando
infructuosamente a Ikkyu. Ikkyu le recriminó porqué se marchó sin decir nada, y
ella le confesó que no deseaba ser ni una carga para la comunidad, ni un
obstáculo para la Vía del budismo. “Ante ti tienes un viejo reseco, del que
sólo quedan la piel y los huesos”, le dijo Ikkyu. “Yo no veo ni prosperidad ni
guerra, desde pequeña sólo he notado el viento helado, pero ahora he sentido
por vez primera el agradable calor de tu voz, y eso me hace feliz”, dijo Shin.
Los lugareños murmuraban. Los monjes se
preocupaban, pero entendían a su maestro. Ikkyu se comparaba al bambú, que
reverdece en otoño, cuando las demás plantas amarillean. Para el bambú, el
viento otoñal es viento primaveral. Él, viejo, se hallaba en el otoño de su
vida.
Al cumplir los 81 años, el emperador
Tsuchimikado nombró a Ikkyu maestro superior del monasterio de Daitoku-ji,
convirtiéndose en su 47 abad... aunque no permaneció allí ni un solo día. No
obstante, su nombre influyó para captar numerosos donativos para su nueva
reconstrucción. Ikkyu se mantuvo en Shuunan, y desde allí siguió impartiendo su
singular enseñanza del Zen.
A los 87 años, tras varios años de padecer
la malaria, escribió en chino Nubes Locas, su principal obra poética a manera
de recopilación de sus versos. Algunas biografías cuentan que Shin le cuidó a
pie de cama. Otras dicen que aquella murió antes que Ikkyu [aquí se reproduce
un poema que parece indicar eso]. Lo cierto es que de Shin se pierde la pista
con la muerte de Ikkyu.
Al cabo de un año, en octubre de 1481, el
estado de salud de Ikkyu se agravó, y el día 21 de noviembre, a las seis de la
mañana, dejó esta vida a los 88 años de edad en la postura de zazén, como los
grandes maestros.
El hombre es minúsculo
comparado con el universo donde vive.
¿Y si ese universo fuera uno mismo?
La
obra
La biografía de Ikkyu se conoce por lo que
él mismo escribió, por lo que otros escribieron sobre él, y sobre lo que la
tradición cuenta sobre él y sobre sus andanzas, algunas verdaderas y otras
totalmente legendarias.
Entre las obras cabe destacar en primer
lugar Kyoún Shu [Colección de la Nube Loca], que incluye un millar de poemas, y
que se recoge en parte en esta obra. Luego está su obra en prosa: Maka Hannya
Haramita Shingyo kai [Explicación del Sutra de la Perfección de la Gran
Sabiduría], a manera de comentario de este popular sutra de la corriente
Mahayana, especialmente importante para el Zen; Kana hogo [Sermón sobre el
Dharma en kana], escrito como su nombre indica en grafía y lengua japonesa,
dirigida al gran público como las demás obras en kana; Mizukagami me-nashi gusa
[Disquisición sobre el espejo ciego], escrito sobre diversos tópicos del
budismo; Futari bikuni [Dos monjas], sobre las virtudes de la vida religiosa;
Amida hadaka monogatari [La verdad de Amida al descubierto], sobre la unidad y
universalidad de todas las enseñanzas budistas; Bukkigun [Gran guerra del Buda
contra el infierno], sobre el bien y el mal y la no-dualidad; y Goikotsu
[Esqueletos], escrito en prosa y en verso, sobre la muerte y la impermanencia
de las cosas y de la vida, que se incluye en esta obra.
De lo escrito sobre él, lo más directo es
la obra Ikkyu osho nempu [Crónica del venerable Ikkyu], obra atribuida a su
discípulo Bokusai, monje y gran pintor del siglo XV japonés. Si bien esta obra
ya contiene algunos aspectos biográficos discutibles, la imaginación popular
sobre la vida y obra de Ikkyu se desborda a partir del siglo XVII con la
aparición de numerosas obras basadas tanto en la obra de Bokusai como en la
tradición oral. Un siglo después de su muerte, Ikkyu ya era leyenda en todo
Japón.
Hacer el bien
No hacer el mal
Caligrafía de Ikkyu Sojún
____________________________________
KYOUN SHU
[Colección de la Nube Loca]
Si tu meditación no puede realizarse en el
Pabellón de la Vida y de la Muerte [1],
fama y fortuna te cautivarán enteramente.
La gente tiene un remedio infalible:
¡a veces un sabroso guisado, a veces una
corteza de limón!
****
Alabando al monje Kido [2]
El maestro de Ayuwang se rebeló
absolutamente contra todo,
Abandonando su hábito como si se tratara de
una sandalia rota.
La transmisión correcta de Linjí no es una
cosa simple.
En el cielo, el viento silba bajo la luna
saciando a un corazón que palpita.
****
Anotación para la historia sobre lo hecho
por Daíto Kokushi [3]
Levanta en lo alto la gran lámpara e
ilumina por completo el firmamento.
Los carros del Fénix compiten por quien
reza antes en el Pabellón del Dharma,
Pero de los que comen viento y de los que
moran bajo la lluvia, nadie se acuerda,
Ni de los veinte años que viviera bajo el
puente Gojo.
****
¿Qué se dice en la escuela Rinzai? El
quinto Patriarca dijo en una enseñanza "cinco pecados, y se oye el
trueno" [4]
Estando en el umbral, un grito y la jaula
de hierro se desarma.
Los cinco pecados habitan en los monjes
desde el principio.
Melocotón y ciruela, viento de primavera, y
al atardecer una fiesta amena:
Medio sobrio, medio ebrio, el sake es como
una soga.
****
¿Qué se dice en la escuela Ummón? Se dijo
en una enseñanza, "la bandera roja flambea y centellea" [5]
La fina bandera se mueve sobre los doseles
de primavera con el viento cálido,
Y ante unas ochenta personas el maestro inicia
su enseñanza.
La barrera de una palabra. Tres frases del
cuerpo del conocimiento.
¿Cuántos siguen teniendo manchas rojas en
los ojos?
****
¿Qué se dice en la escuela Igyo? Se dijo en
una enseñanza, "un corte bajo en una piedra es una señal en el lateral de
un viejo camino” [6]
Ejaku se convirtió en monje, Reiyu se
convirtió en buey.
Un Buda cubierto de cabello también es
adorable.
Un viejo mojón, el camino acaba, el hombre
del valle largo.
Diez mil generaciones de nombres. El
amarillo del otoño nos abandona.
****
¿Qué se dice en la escuela Hogén? Se dijo
en una enseñanza, "El vigía olfatea en la noche" [7]
Una gota de Sogén, una gota profunda.
El vigía otea el horizonte, pero la noche
es silenciosa y cerrada.
Las verdes montañas llenan nuestros ojos,
¿pero qué ley lo establece?
Es como si todavía las mujeres feas
quisieran aprender a hacer muecas.
****
Las cuatro alternativas de Linjí
Suprimir al sujeto sin suprimir al objeto
Hyakujo, Isán, nombres que ya no son:
Son un zorro y un búfalo.
Ya no moran monjes en los templos de la
vieja tradición.
Las hojas amarillas y el viento otoñal se
disputan sus pabellones. [8]
Suprimir al objeto sin suprimir al sujeto.
¿Quien entre los herederos de Linjí recibió
la transmisión verdadera?
Mi enseñanza se perderá entre las manos de
asnos ciegos.
Sandalias de paja, bordón de bambú, seré
amigo del viento y de la corriente.
Sillas de monje, camas de madera, puedes
obtener tu Zen de un nombre y de una ambición. [9]
Suprimir al sujeto y al objeto.
El faisán salta de la maleza, la tortuga se
abrasa, algo se ha obstruido.
Las revueltas en Pin y en Fen se cree que
han sido cortadas, pero la gente murmura.
Llega la noche y la inspiración del poeta
se muere a lo lejos.
Antes de las blancas heladas, el canelo
yace partido, viento otoñal. [10]
No suprimir ni al sujeto ni al objeto.
¡No decir nada aporta a algunos más
riqueza!
Las casa de placer y las tabernas de sake
tienen su mérito.
Es por eso que la gente habla de la sed de
Sojo:
contenidamente, música desde la estancia
del koto, nubes al atardecer. [11]
****
Semblanza de Ganto cuando iba en barca [12]
Durante la era Huichang los monjes fueron
suprimidos.
Aunque, a pesar de todo, con algo de
fortuna.
Bogando con el remo, no te crees que su
mano fuera humana.
Un cuco se lamenta bajo la luna,
medianoche.
****
Loa al segundo patriarca [13]
En China, ahora y desde antiguo, no ha
habido maestros Zen.
Nadie conoce la leyenda de Danpi;
sólo está permitida la historia de Nanzán
Dosén:
como si una aguja se hubiera aplicado en un
punto de dolor.
****
Una Nube Loca [14], sale a la luz,
¡impulsada desabridamente, de tan salvaje
como corre!
¿Quién sabe dónde irá y la llevará todavía
el viento?
El sol se iza en el mar de Oriente y
resplandece sobre la tierra.
****
Bosques y campos, rocas y matojos, mis
verdaderos compañeros.
La maneras salvajes de la Nube Loca nunca
cambiarán.
La gente cree que estoy loco, pero no me
importa:
si ya soy un demonio aquí en la tierra, no
hay porque temer en la próxima vida.
****
¿Qué es un corazón?
Es como el ruido del viento
Transportado por el olor de los pinos
Dibujados con tinta china.
****
Cada día, los monjes examinan
minuciosamente la Ley [15]
y cantan sin cesar complicados sutras.
Antes que eso, sin embargo, deberían
aprender
a leer las cartas de amor que mandan el
viento y la lluvia, la nieve y la luna.
****
Tres enseñanzas del Monte Kido sobre la
iluminación [16]
Los ojos no están del todo claros, ¿cómo se
puede vestir algo vacío con calzones de algodón?
Pasteles de arroz pintados. Barriga
hambrienta y fría, nunca saciada.
Aunque nacido de mujer con ojos, lo ve todo
como un ciego.
En los pabellones fríos, una noche, piensa
en la ropa:
Una figura de gasa, de mil pliegues, se
aparece en la oscuridad.
Dividir la tierra, hacer una jaula, ¿cómo
es que puedas entrar en ella pero no atravesarla?
¿Cómo es que durante las veladas
primaverales, mis ganas no se agoten nunca?
La mente de la gente es igual a la orilla
de la taza del invitado. [17]
Alcanzado el cielo, el infierno es destruido.
Jornada de caída de flores, pelusa de
sauce.
Ir al mar y contar los granos de arena,
¿cómo se puede estar de pie sobre la cabeza de una aguja?
Apartar la tierra y contar los granos de
arena tiene un gran mérito.
Mantenerse de pie sobre la cabeza de una
aguja parece algo sobrenatural.
Entre los monjes de la montaña, no hay
nadie con esas habilidades.
El hijo del mar de Oriente es del estilo de
Kido. [18]
****
Mi monasterio montaraz
Mi cabaña de paja de tres estancias supera
a un monasterio de siete grandes pabellones.
Nube Loca se halla recluido aquí, lejos del
mundo ordinario.
Entra la noche, sigo dentro, absolutamente
solo.
Una única luz ilumina la larga noche del
otoño.
****
Los monjes estudian duro para construir una
delicada frase
y así obtener fama de talentosos poetas.
En la choza de Nube Loca no hay ningún
talento, pero se sirve el sabor de la verdad,
como un arroz hirviendo en un viejo y
tambaleante caldero.
****
En mi entorno se medita largo tiempo sobre
los koans, y se presume de comprenderlos bien.
Pero al examinar más profundamente su
comprensión
observo que aquellos no son más que unos
mediocres ignorantes:
su resentimiento y su odio lo conservan
hasta la muerte.
Mi consejo, como seguidor de la Vía, suena
desagradable en sus oídos.
****
Estamos solos. Las puertas están cerradas.
Ignoramos las direcciones en este lugar.
¿Quién rige la Ley?
Si me pedís una frase sobre la llegada del
invierno
yo contestaría: "desde esta mañana, el
día va una línea más allá”.
****
Transmisión auténtica o línea colateral, es
erróneo discutir eso.
Una inconsciencia perpetua, un fanatismo
egocéntrico.
Cansados de la carga del egocentrismo y del
sectarismo,
anhelamos la mariposa que vuela libremente.
****
Aquí, lejos del mundo, pinos y sugis se
mezclan con las nubes. [19]
Los templos de las ciudades movilizan las
masas y reúnen a multitudes.
No entiendo el pensamiento de Linjí sobre
sujeto y objeto.
Estoy borracho y de buen humor, gracias a
unas tazas de sake.
****
Mi chamizo
El mundo ante mis ojos es tan lánguido y
débil como yo.
La tierra es decrépita, el cielo
tormentoso, y toda la hierba seca.
No hay brisa de primavera incluso en esta
fecha tan tardía,
y las frías nubes atrapan plenamente mi
choza de cañas.
****
Felicidad, tristeza. Amor, odio. Luz,
tinieblas. Cálido, frío. Alegría, ira. Yo, los demás.
El placer por la belleza de la poesía puede
llevar al infierno.
Pero mira lo que encontramos esparcido en
nuestro camino:
¡Flores de ciruelo y pétalos del melocotón!
****
¡Diez días en este templo y mi mente ya se
tambalea!
Entre mis piernas, el hilo rojo se extiende
y se extiende. [20]
Si algún día vienes y preguntas por mí,
tendré mejor aspecto en una tienda de
pescado y de sake, o en una casa de placer.
****
Bajando a la ciudad desde la montaña
La Nube Loca es empujada por el salvaje
viento de siempre.
En el monte durante el día, en la ciudad
por la noche.
Grito ¡katsu! y agito el bastón cuando me
viene en gana.
Ni Linjí ni Tokusán podrían competir
conmigo [21].
****
Odio el incienso
No se puede medir la obra de un maestro,
pero hay quien intenta explicar la Vía
balbuceando sobre el Zen.
Este viejo monje nunca se ha preocupado por
la falsa piedad,
y su nariz se arruga ante un espeso olor de
incienso ante el Buda.
****
La luz de Daíto, casi extinguida.
Hoy, ¿quién del Monte Ryuho le reconocería?
Dentro de mil años, sólo los descendientes
de Tokai
se esforzarán por mantener vivo su corazón.
[23]
****
Nube Loca habla de la brillantez
insuperable de Daíto,
pero el traqueteo de los carros imperiales
ante las puertas del templo lo ahoga.
Nadie escucha las historias de los largos
años pasados por el Patriarca,
de hambre y falta de techo, bajo el puente
Gojo. [22]
****
Nube loca es un demonio del linaje de
Daíto,
pero detesta las peleas infernales.
¡Qué magníficos son los viejos koans y las
olvidadas tradiciones!
No me quejaré más, confiaré en mi tesoro
interior. [24]
****
El monje Ganto practicó el Zen mientras
remaba en una barca.
El monje Chen se dedicó a hacer alpargatas.
Siempre he deseado comentar cuán valioso es
mi sombrero de paja,
¿Pero quién hay aquí para apreciar su real
importancia? [25]
****
Sombrero de paja
Los leñadores y los pescadores saben usar
las cosas adecuadamente.
¿Para qué hubieran querido elegantes sillas
y plataformas de meditación?
En alpargatas y con un bastón de bambú, yo
vago por los tres mil mundos [26],
viviendo bajo la lluvia, alimentado por el
viento, año tras año.
****
Un pescador
Estudiar los sutras y un zazén estricto
pueden perder tu mente original.
Sin embargo, la solitaria melodía de un
pescador puede ser un tesoro inestimable.
Lluvia al atardecer en el río, la luna
entra y sale por entre las nubes.
Yendo más allá de las palabras, interpreta
sus canciones noche tras noche.
****
Versos escritos en un dibujo de Daruma [27]
No se acostó, no se atavió, no pensó en
nada. No quiso saber.
Si le preguntabas, decía ¡Mu!. Y si no le
preguntas decía también ¡Mu!
Con pregunta o no, no tenía nada que decir.
Honorable Bodhidharma: ¿Qué debe haber en
nuestros corazones?
****
El buey [28]
Surjo de entre las bestias para enseñar,
esto es lo que he ofrecido.
Quien percibe depende de lo percibido. Lo
percibido depende de quien percibe.
Nacemos y olvidamos el camino por el cual
hemos ido.
Nadie conoce el nombre que yo tuve de monje
en anteriores vidas.
****
La rana [29]
Acostumbrado a la pesca de la ballena, me
puse a reír
por cómo se movía tan azorada por el barro.
Son insignificantes, pero desde lo hondo
del pozo se jactan de grandes.
Todos los andrajosos monjes que hay bajo el
cielo son como Shiyo.
****
Shakuhachi [30]
Suena el shakuhachi, una melancolía difícil
de soportar.
Si sonara el koka, sería una canción de
frontera.
¿En una encrucijada, con cuál de los dos se
tocaría?
Entre los estudiantes de Shaolín, pocos
amigos tengo.
****
Marionetas
En el estrado aparecen de cuerpo entero.
A veces representan a reyes y nobles, a
veces a plebeyos.
Olvidando que antes fueron a sus ojos sólo
un trozo de madera,
los idiotas dicen de ellas que son personas
reales.
****
Viviendo en el monte
Diez años pasé entre casas de placer con
una euforia difícil de agotar.
Ahora, me veo obligado a vivir entre
solitarias montañas y valles sombríos.
Treinta mil millas de nubes se extienden de
aquí a aquellos lugares arrebatadores.
El viento chirría en mis oídos entre los
altos pinos que rodean mi casa.
****
Nube Loca es el verdadero heredero de
Daíto.
Cuevas infernales, montañas oscuras, ¿qué
hay aquí para venerar?
Recuerdo la música de la flauta de otros
tiempos, noches de nube y lluvia,
Placeres de juventud vaciando la tinaja de
oro. [31]
****
Una breve pausa [31b]
Breve pausa,
entre un camino de lodos
y una Vía que jamás se encharca:
si llueve ¡que llueva!
Si truena ¡que truene!
****
El dulce sonido del shakuhachi de
Bokushitsu me ha despertado
de un profundo sueño en una clara noche de
luna.
****
Una maravillosa noche de otoño, fresca y
brillante.
Sobre el eco de la música y los tambores de
un pueblo distante,
el sencillo y limpio tono de un shakuhachi
hace que me inunden las lágrimas.
Sale al paso de un profundo y melancólico
sueño.
****
Harto del placer con hombres, abrazo una
mujer.
El estrecho camino del celibato no es para
mí;
mi mente se realiza en la dirección
opuesta.
Es fácil ser locuaz sobre el Zen, pero mi
boca seguirá cerrada,
ocupado en juegos amorosos, el día entero.
[54]
****
Relatividad
Buda murió justo cuando la naturaleza
regresaba a la vida:
una espada escinde espíritu y cuerpo.
Es tan difícil obtener la budeidad como no
nacer y no morir.
Las flores aparecen y desaparecen sin
dificultad en primavera.
****
Iluminación e ilusión
Sin comienzo, sin fin, así es nuestra
mente.
La mente original no puede ser naturaleza
de Buda.
El Buda iluminado es hablar del Buda
malicioso.
La mente original de los seres sensibles no
es más que una ilusión.
****
Raíz de hombre
Fuerte, de ocho pulgadas es mi objeto
favorito.
Si estoy solo por la noche, lo agarro por
entero.
Ninguna bella mujer lo ha tocado durante
demasiado tiempo.
¡Dentro de mi fundoshi existe todo un
universo! [55]
****
Monte oscuro de mujer
Tiene una boca original, pero muda,
rodeada por un hermoso montículo de vello.
Los seres sensibles pueden perderse
completamente en ella,
pero también es donde nacen los Budas de
los Diez Mil mundos. [56]
****
Los discípulos de Rinzai nunca recibieron
el mensaje del Zen,
pero yo, el asno ciego, conozco la verdad:
el juego del amor te puede hacer inmortal.
Una brisa otoñal de una noche de amor es
mejor que cien mil años de estéril zazén. [57]
****
Rebuscados koans y enrevesadas respuestas
es lo único que persiguen los monjes,
exprimiendo sin cesar a altos funcionarios
y a mecenas ricos.
Buenos, y soberbios, amigos en el Dharma,
dejadme deciros:
una prostituta de brocado dorado vale más
que cualquiera de vosotros.
****
Escapando de la podredumbre del mundo, un
santo puritano ni se acercaría a un Buda.
Entrad un día en un burdel, y la Gran
Sabiduría se os aparecerá ante vosotros.
Mañjushri debería haber permitido a Ananda
el placer del prostíbulo:
ahora nunca conocerá la alegría del
elegante juego del amor. [58]
****
¡Monje lujurioso! Me echas en cara.
Seductor, apasionado, absolutamente
abandonado.
Sin embargo, recuerda que el placer puede
consumarse en pasión
y transmutar los metales vulgares en oro
puro.
****
Venir solo,
partir solo,
ambos son ilusión:
permíteme que te muestre
cómo no llegar ¡No te vayas!
****
De todas las cosas
no hay mayor felicitación
¡que la de una vieja calavera
curtida a sol y serena!
****
Los tifones y las inundaciones hacen sufrir
a todo el mundo.
Esta noche no habrá nadie que cante ni
baile.
El Dharma florece y decae, las eras van y
vienen:
inexorable y tristemente, la refulgente
luna se sitúa en el pabellón de poniente.
****
La flor de loto
está limpia de barro.
Y esa solitaria gota de rocío,
tal cual es,
manifiesta el cuerpo real de la verdad.
[59]
****
Sigues ciegamente la regla de la castidad y
no eres más que un asno.
Rómpela y sé solamente un humano.
El espíritu del Zen se manifiesta de tan
incontables maneras como las arenas del Ganges.
El recién nacido es el fruto del hilo
conyugal.
¿Por cuántos kalpas habrá flores que broten
y se marchiten secretamente? [60]
****
La riqueza de un hombre
El tesoro de un poeta consiste en palabras
y oraciones.
Los días y las noches de un erudito se
perfuman con los libros.
Las flores del ciruelo que enmarca mi
ventana es un placer insuperable para mí.
Mi estómago se contrae por el frío, pero me
encanta la nieve, la luna y la helada de la madrugada.
****
Al atardecer nevaba en el río, pero ha
terminado.
Una nieve espesa cubre sus orillas y un
desierto blanco se extiende por todo.
No recibo ningún correo. Soy como un pato
salvaje que vive solo.
Lamento haber vagado por otras tierras
antes que la mía, largos años.
****
Una joven hermosa, nube y lluvia. El río de
la pasión es profundo.
Cantamos en lo alto de una torre una
prostituta y este viejo monje Zen.
Cautivado por sus abrazos y sus besos,
no siento que me vaya a quemar en el
infierno, precisamente. [61]
****
Elogio del cesto de peces de Kannon
Mejillas carmesí, pelo claro, radiante de
compasión y amor.
Perdido en un sueño lujurioso, he admirado
su belleza.
Sus mil ojos de gran compasión lo ven todo,
aunque a nadie más allá de la redención.
Esta diosa incluso podría ser la mujer de
un pescador rogando por su salvación. [62]
****
Un plato de pulpo fresco
Multitud de brazos, casi como Kannon, la
diosa.
Pescado por mí, aromatizado con limón, ¡lo
venero tanto!
¡Su aroma de mar, simplemente divino!
Lo siento, Buda, este es otro precepto que
no puedo seguir.
****
Hace mucho tiempo, hubo una anciana que
durante veinte años mantuvo a un monje ermitaño.
Tenía una muchacha de 16 años que le
llevaba la comida, y un día le mandó abrazar el monje
y que le preguntara, "¿cómo te sientes
ahora?". La joven hizo lo que le fue mandado,
y la respuesta del monje fue, "soy un
viejo árbol marchito en un frío acantilado en el día más gélido del
invierno".
Cuando la chica volvió, repitió las
palabras del monje a la vieja mujer,
que exclamó: "¡durante veinte años he
mantenido a un hombre vulgar!”
La anciana expulsó al monje y convirtió la
ermita en una pira.
La anciana fue lo suficientemente magnánima
como para engrandecer a un monje puro con
una joven casadera.
Esta noche, si una hermosura así me
abrazara,
mi marchita rama de viejo sauce ¡llegaría a
obtener un nuevo brote!
****
Los árboles están verdes.
Las flores están rojas.
Los árboles ya no están verdes.
Las flores ya no están rojas.
Cuidado... cuidado. [63]
****
En el otoño del año 1447, hubo un monje del
templo de Daitoku-ji que, sin razón, se suicidó. Los monjes, escandalizados,
dieron testimonios calumniosos a los funcionarios. Y a causa de esta desgracia,
cinco o siete de mis compañeros monjes fueron encarcelados. Esto fue suficiente
como para causar grandes turbaciones a turbaciones a mi escuela. Y a partir de
ese momento, la gente fue propagando numerosos rumores sobre ello. Cuando los
oí, ese mismo día me fui a las montañas. El motivo de mi alejamiento era que no
podía soportar más eso, simplemente. Sobre todo sabiendo que un erudito debería
venir procedente de Kioto, y al que se le debería informar de diversas cosas
del templo. Me pareció imposible soportar más mi dolor. He escrito unos poemas
expresando mi pesar. Como esto ocurrió en el noveno día del noveno mes, hice
nueve poemas. [64]
(siguen 2 de esos 9 poemas)
Me avergüenzo de que mi nombre y fama no se
hallen todavía oscurecidos.
Practicando el Zen, estudiando la Vía, los
problemas se expanden como el polvo.
La verdadera doctrina de Ryozán ha sido
barrida de la tierra y destruida:
inesperadamente, Mao se ha engrandecido un
centenar de pies de altura. [65]
Afuera el viento, las nubes aparecen entre
la confusión de los pinos y los cedros.
Aquí y allá se agitan las multitudes y la
gente se asombra en corrillos.
La actitud de los humanos no la entiendo.
Una taza de sake turbio, y ya estoy ebrio.
****
Si uno dice “no”, los hombres creen que es
“no”,
y el eco responde “no”.
Si uno dice “si”, los hombres creen que es
“si”,
pero el eco no responde.
****
Poema para mi amigo Ako en la primavera
cálida
Que bella es la visión de una dama en el
baño:
enjuagando su rostro en flor y limpiando su
hermoso cuerpo,
mientras este viejo monje se sumerge en el
agua caliente.
¡Se ha sentido más dichoso que el emperador
de China!
****
Cuando nos despedimos, se rompió mi
corazón;
Sus mejillas coloreadas eran más bellas que
las flores en primavera.
Mi adorable señorita está ahora con otro,
cantando la misma canción de amor, pero con
distinto tono.
****
Reminiscencias
Recuerdos y profundas reflexiones de amor
apenan mi pecho;
poesía y prosa, todo olvidado, ni una
palabra sobrera.
Hay un camino a la Iluminación, pero he
perdido corazón para ello.
Hoy, todavía me estoy que me ahogo en el
Samsara.
****
Maestro del Dharma del amor
Mi vida la he dedicado al juego amoroso;
pero no me arrepiento de estar enredado de
hilo rojo de pies a cabeza,
ni me avergüenzo de transcurrir mis días
como una Nube Loca,
y me disgusta este largo, largo y amargo
otoño ¡sin una buena cópula!
****
A lo largo de diez años me he refocilado en
casas de placer.
Ahora estoy solo en la profundidad de un
valle de una oscura montaña.
Treinta mil leguas de nubes son las que hay
entre mi y los lugares que he amado.
El único sonido que llega a mis oídos es un
viento melancólico entre los pinos.
****
Poema de amor y anhelo
Día y noche no puedo mantenerte alejada de
mis pensamientos.
En la oscuridad, en una cama vacía, la
nostalgia es más intensa.
Sueño que unimos nuestras manos, que
intercambiando palabras de amor,
pero la campana del amanecer destroza mi
sueño y rasga mi corazón.
****
Mujeres, flores que estallan con embeleso y
que se desvanecen rápidamente.
Rostros floridos, en su totalidad,
encantadores como los sueños.
Cuando las flores estallan, crecen con gran
pasión,
pero una vez caen, nadie habla de ellas de
nuevo.
****
Incluso si yo fuera un dios o un Buda
estarías en mi mente.
Estoy sentado bajo una lámpara, y un monje
flaco canta canciones de amor.
Encima de mi, el feroz viento otoñal rola
cerca,
y mi corazón se ahoga en nubes gruesas.
Los sabios no creyentes no tienen el
conocimiento,
pero mantienen continuamente su mente en la
Vía.
No hay ningún surtidor de Budas en la
naturaleza,
pero diez mil sutras se destilan en una
sola canción.
****
Quisiera ofrecerte
algo para ayudarte,
pero en la escuela del Zen
¡no tenemos nada!
****
Bajo el alero fragante
El soto de bambú tiene nuevos brotes.
Este viejo monje de nuevo se siente joven.
Mi hermosura sólo treinta y seis.
Una fresca brisa se filtra entre los muros
tambaleantes. [67]
****
El bastón del Zen [68]
El placer amoroso, cuando es profundo,
puede causar dolor,
e incluso hacerte olvidar de la mejor prosa
y poesía.
Sin embargo, yo experimento una alegría
hasta ahora desconocida,
y el delicioso sonido del viento calma mis
pensamientos.
****
Elogio propio
Los discípulos de Kaso no saben del Zen,
¿A la cara de Nube Loca, que explicarían de
él?
Treinta años pesan sobre mis hombros,
he llevado la carga del Zen de Shogén. [69]
****
Tres poemas para mostrar en una reunión con
monjes
Entre la armonía aparecen problemas con la
escuela de Ikkyu.
Cada rana lucha por el respeto desde el
fondo del pozo.
Día y noche, ocupados, pensando en detalles
de las escrituras.
Correcto y erróneo, yo y los demás, liados
y alejados de lo que es la vida. [70]
Absortos en el koan, éste se revela
distinto y claro.
Irrumpe en el corazón, lo negro es
absolutamente oscuro.
Hay resentimientos que son difíciles de
olvidar hasta la muerte:
los reproches sinceros de los demás monjes
hieren los oídos.
En vano aprendéis las palabras y las frases
de los antiguos maestros.
El conocimiento es igual a los colmillos de
Tozán, como espadas.
Miradlos, uno tras de otro, arrastrando las
faltas de los demás.
Quien tiene en sus fauces sangre de los
demás, tiene su boca contaminada. [71]
****
Notas para un burdel
144
Nube y lluvia con una hermosa mujer,
profundo río de amor.
Arriba, cantan una chica y un viejo monje
en el pabellón,
y hallo inspiración en abrazos y besos,
no creo en absoluto que por ello me sea
destinado el fuego. [72]
****
A la Dama Mori [73]
La más bella y auténtica de todas las
mujeres;
sus cantos son la fresca y pura melodía del
amor.
Una voz y una sonrisa dulces rasgan mi
corazón.
Me hallo en un primaveral bosque de
preciosos cerezos.
****
A mi hija [74]
Incluso entre las bellezas es una preciosa
perla;
Una princesita en este mundo de aflicción.
Es el fruto inevitable del amor verdadero,
¡Ningún maestro Zen se puede comparar con
ella!
****
Notas para el templo de Yoso Daiyu
Los templos son ricos, pero las Cinco
Montañas están en decadencia.
Sólo hay falsos maestros. No hay maestros
verdaderos.
Me gustaría coger una caña e irme de pesca:
pero en estos días, en ríos y lagos, sopla
un viento adverso. [75]
****
El espíritu de Ma wei
El bien y el mal nunca han estado
confundidos. En este mundo, los que hacen el bien son todos amigos de Shun, y
los que lo son del mal son todos amigos de Chieh. El faisán siempre es atacado
por el halcón, la rata siempre es acosada por el gato, esto es innato en ellos
y está predestinado. La forma en que todos los seres vivos se refugian en la
virtud del Buda y huyen de la sucesión indefinida de nacimiento y muerte
también es algo similar. Por esa razón he escrito unos poemas y he enseñado con
ellos. [76]
Águila y faisán, rata y gato, son en sí
mismos tal cual.
Desde tiempo inmemorial, así es la antigua
ley del karma.
En Hua-ch'ing, para ver la luna en el
amanecer,
hay que recordar lo ocurrido a Genso en Ma
wei. [77]
Pasado, presente y futuro, ¿quién lo
comprende?
Las malas personas te hunden, las buenas te
liberan.
El placer es amable y el koan se completa:
bastonazo de Tokusán, grito de Rinzai. [78]
Elegante en sus polvos y su carmín.
Hasta un supremo e iluminado Buda podría
quedar impresionado.
Verla a ella es el espíritu de la primavera
de Ma-wei:
su bello espíritu difunto quizá fue
desterrado al Japón. [79]
Cuerpo y mente no pueden ser separados en
ilusorio o real.
En el mundo del deseo, todos se hunden en
el sufrimiento.
Sueño agridulce, pasado, presente y futuro,
sesenta kalpas.
Los kalpas son vacíos y sin forma, el
espíritu de Ma wei. [80]
****
Imagen de un arhat de juerga en una casa de
placer [81]
Emergido del polvo, el arhat todavía se
halla lejos de un Buda.
Entrar en una casa de placer deviene una
gran sabiduría.
Me río internamente de Mañjushri recitando
en el Surangama Sutra.
Perdidos y lejanos se hallan esos años de
placer de juventud. [82]
****
Según el Libro de los Cantos
Lascivos caminos, tristeza por el abandono
de la casa y la tierra.
El señor contempla al águila pescadora de
la otra orilla del río.
Siguiendo el ejemplo, la cortesana recibe
en la noche el favor de su señor:
una taza de jade, noche tras noche, de
muchas primaveras y otoños. [83]
****
Un lego recita un poema ante la puerta de
una casa de placer y luego se va
Una chica del pabellón no tiene
pensamiento, pero tiene pensamiento.
Un poeta se desborda en versos, tanto como
desborda su exceso de deseo.
Tras una larga lluvia, claros por el oeste,
y una canción al atardecer.
Adorable, con mucho sentimiento, el hombre
sigue recitando apoyado en la puerta. [84]
****
¿Cuántas pasiones se aferran a las mangas
de este trotamundos?
Multitud de flores caídas atestiguan la
pasión entre el cielo y la tierra.
Una brisa perfumada en mi almohada. ¿Estoy
dormido o despierto?
El aquí y ahora se funden en un confuso
sueño de primavera.
****
Loa al santo Honen [85]
Honen, oí, fue un buda viviente.
Pacíficamente sentado en el más alto nivel
del estrado del Loto,
enseñando a los eruditos como si fueran
monjas y legos iletrados.
“El juramento en una hoja” de Honen, ¡es
algo maravilloso!
****
Viendo cantar y bailar esa niña de cuatro
años,
siento como el tirón de los lazos son
difíciles de rehuir,
olvidando mis deberes yerro en la libertad.
Señor abad, ¿qué Zen es eso? [86]
****
Sorbiendo los lascivos fluidos de una bella
mujer [87]
Los herederos de Rinzai desconocen el Zen.
La correcta transmisión de la verdad es
para un ciego asno.
Nube y lluvia, pasado, presente y futuros
sesenta kalpas.
Viento de otoño, noche de cien mil años.
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El sentimiento de amor de la chica ciega
Mori son muy fuertes. Casi muere por no comer. Lleno de tristeza, he hecho unos
poemas sobre eso.
En el azadón de Hyakujo mi confianza se ha
extinguido.
Dinero para arroz, el Viejo del Infierno
nunca es generoso.
Las canciones de amor de la muchacha ciega
causan risas a las chicas del pabellón.
En el monte del rey Chu, la lluvia del
atardecer cae solitariamente. [88]
Mira, mira, el Zen es el Pabellón de los
Enfermos. [89]
Hace mucho tiempo existió Hyakujo y su
azadón.
Noche de juerga y borrachera entre paneles
pintados.
Plantando cara al Viejo del Infierno, si
queda dinero para arroz.
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La Dama Shin se sube a un palanquín
En palanquín del Fénix, la chica ciega se
pasea en primavera.
Cuando mi corazón está oprimido, le place
consolarme en mi melancolía.
Aunque las gentes se burlen de ella,
me encanta ver a Shin, tal cual es, en su
belleza genuina. [90]
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El bello lugar oscuro de una mujer posee la
fragancia del narciso
El monte del rey Chu debe ser admirado a lo
lejos antes de ser ascendido.
Medianoche, en una cama de jade, como entre
sueños,
bajo una rama de ciruelo, se abre una flor.
Delicadamente, entre sus muslos, se mece el
narciso. [91]
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Mi mano busca la mano de Shin
Mi mano, cómo se parece a la mano de Shin!
Creo que mi dama es una maestra en el juego
del amor;
Si decaigo, sabe como aliviar mi tallo de
jade:
y luego los monjes se regocijan por mis encuentros.
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Promesa de nacer en tiempos de Miroku [92]
Cada noche, la ciega Shin me acompaña con
sus canciones.
Bajo techo, dos patos mandarines, con
nuevas palabras íntimas:
prometemos reunirnos nuevamente cuando
aparezca Maitreya.
Aquí, en la casa del viejo Buda, todas las
cosas están en su primavera.
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En el primer día del noveno mes, mi
asistenta Shin pidió prestado un kimono de papel a un monje de pueblo para
protegerse del frío, tan ligera, bonita y adorable como es. Hice un poema con
este motivo.
Al atardecer, viento y luna, confusión en
mi corazón,
¿Cómo le irá a nuestro amor cuando nos
llegue el otoño?
Niebla de otoño, mañana nubosa, solitario,
delicado y bello.
Hasta en mangas de papel de un monje rural,
arrebatadora. [93].
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En el segundo año de la era de Bumei, en el
undécimo mes, en el día catorceavo, viajé a Yakushido y escuché una canción de
amor de la chica ciega. Hice un poema para recordarlo. [94]
Viajé tranquilamente a Yakushido, y me
alegró.
No obstante, un emponzoñado espíritu corroe
mis entrañas.
Avergonzado estoy, aunque no en lo
referente a mis blancos cabellos.
Aun cantando hasta el agotamiento, en un
frío severo, la melancolía da un largo rodeo.
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Hace algunos años, me presenté en una
pequeña casa de Takigi. La dama Shin, atenta en maneras y aspecto, ya tenía
sentimientos de añoranza hacia mí. Yo también lo sabía, pero ha permanecido
indecisa hasta ahora, en la primavera de Shinbo, que la he conocido por
casualidad en Sumiyoshi y la he interrogado por sus sentimientos. Ella ha
aceptado y me ha cumplimentado. Así que he escrito un pequeño poema de
recuerdo. [95]
Quiero recordar los viejos tiempos que
estuve en Takigi.
Tu conociste la fama del descendiente de mi
emperador amado.
Después la vieja promesa fue olvidada por
muchos años.
Aún más, me encanta la forma de la luna
nueva y sus escalones de jade. [96]
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Canto de un jardín en sueños
Reclinado en tus piernas y soñando
que estaba en un jardín de estambres
perfumados,
cantaba y saboreaba tu manantial.
Nuestros cantos aun perviven en atardeceres
y noches de luna.
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Algunos abren desmesuradamente los ojos,
otros agachan la cabeza.
Todos no son más que comparsas de los
demonios.
Durante años han vivido bajo el viento y la
luna y ahora están bajo el sable.
La tierra, las montañas y los ríos tienen
tanta tristeza.
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El árbol tuvo hojas, cayeron, pero una vez
más le llegó la primavera.
Crecen los brotes, las flores, se renuevan
las viejas promesas.
Shin, si alguna vez olvido mi profundo lazo
contigo,
en cientos de miles de kalpas nazca yo como
una bestia.
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Es otoño, momento de conseguir ropa de
invierno. Por este motivo obtuve algo de ropa nueva cortada y la di a mi
asistenta ciega Shin. Por lo tanto, me asistí de lazos inconclusos para la otra
vida y dije: [97]
Me queda el cabello blanco de un viejo
monje de ochenta años.
Cantando, levantándome cada noche hacia un
cielo azul con nubes.
Pobre pato mandarín, canjeando sus antiguas
deudas.
Chasquea los dedos del presente y del
futuro, y la promesa de amar de nuevo.
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Cincuenta años un indomable vagabundo.
Ahora, mortificado por túnica púrpura. [98]
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Poema de despedida del mundo
Hace diez años, bajo las flores, hice una
fragante alianza,
un paso muy delicioso, un afecto sin fin.
Lamento alejar mi cabeza del regazo de la
muchacha.
En la oscuridad de la noche, nube y lluvia,
y una promesa de pasado, presente y futuro.
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He pasado treinta años en un estado de
espíritu inconsistente. Los treinta siguientes los pasé en un estado de
espíritu liberado. Así es como he pasado los últimos sesenta años. Hago ofrenda
de mis excrementos a Bontén. En el pasado, pedí prestados cinco elementos, y
hoy devuelvo cuatro de ellos, ya que el pensamiento tiene su fundamento en el
vacío.
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He abandonado la escritura,
no son más que signos en un sueño.
Cuando despiertas,
nadie pregunta nada.
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[La parte central del texto, que incluye el capítulo Gaikotsu (Esqueletos), así como las notas explicativas y las referencias bibliográficas se hallan en el libro impreso]
Ikkyu. Poemas del monje libertino
Editorial José J. De Olañeta
Palma de Mallorca, 2013
ISBN 978-84-9716-794-9