El Verdadero Ojo de Buda

El Verdadero Ojo de Buda - El Shōbōgenzō de Eihēi Dōgen

Edición de Josep Manuel Campillo
Ilustaciones y Prólogo de Guy Mokuhō Mercier

LOS PEQUEÑOS LIBROS DE LA SABIDURÍA
JOSÉ J. DE OLAÑETA EDITOR (2014)

ISBN 978-84-9716-898-4
© 2014 de la edición, Josep Manuel Campillo


(NOTA: Las notas de los textos sólo se incluyen en la edición impresa)






ÍNDICE


PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN

BENDŌWA
Discurso sobre la práctica de la Vía del Buda

GENJŌ KŌAN
La Realización de la Cuestión Esencial

DAIGO
El Gran Despertar

TEMBŌRIN
Girando la Rueda del Dharma

ZAMMAI -O ZAMMAI
El Samadhi de los Samadhis

YUIBUTSU YOBUTSU
Sólo un Buda conoce a un Buda

BIBLIOGRAFÍA


Prólogo


Un discípulo fue a ver a su maestro y le hizo esta pregunta: “¿Qué podrías decirme, maestro, que me ayudara a mejorar mi vida?”
Era justo el día en que el maestro había decidido hacer una jornada de silencio. Tomó un papel, escribió algo y se lo dio al discípulo. En el papel estaba escrito: “Conciencia”. 
El discípulo no supo que decir, y le volvió a preguntar: “¿Me podrías precisar lo que quieres decir con esto, maestro?”. El maestro retomó el papel y escribió de nuevo: “Conciencia, Conciencia”.
Desconcertado e irritado, el discípulo insistió todavía: “Por favor, precisa mejor”. 
Entonces, el maestro escribió en el papel: “Conciencia, Conciencia, Conciencia. Eso quiero decir: Conciencia”.


Estar atentos, conscientes a cada momento es la práctica del zen. 

La atención es la mirada de la Conciencia que somos. Nuestra naturaleza es esa Consciencia que acoge y recibe todo ‘’lo que es’’, sin elegir nada. 

‘’Lo que es’’ significa el instante presente conteniendo todas las existencias, todos los universos. 

¡Simplemente VER ‘’lo que es’’!

Simplemente VER lo que se expresa ahora en nuestro cuerpo -sensaciones y percepciones- y en nuestro espíritu –emociones-, todo lo que ocurre en nuestros pensamientos, los mecanismos de miedo, de defensa, de proyección de los sueños, los placeres y las penas, sin apegarse a nada.

VER como la vida se manifiesta en nosotros y alrededor de nosotros.

VER desde el Shōbōgenzo, el ‘’Tesoro del Ojo de la Verdadera Ley’’ que significa tambien el corazón de la meditación. La Conciencia mira.

VER desde hishiryo, más allá del pensamiento y del no-pensamiento. 

VER desde ‘’la pura consciencia de la Presencia de uno mismo’’, dice el Buda. Presencia que se revelara cada instante, percibiendo el mundo, el cuerpo, los pensamientos, la vida.

No es necesario hacer esfuerzos para esto, simplemente hay que permanecer abiertos. Recogiéndose de alguna forma en el ahora. ¿Qué importan nuestros juicios u opiniones sobre lo que ocurre? Lo que importa es la Verdad que se expresa ahora, ‘’Lo’’ que vive en nosotros mismos.

Conciencia de Ser, de estar vivo. Simplemente esto, ahora. Abriendo y revelándoses a cada instante nuestra naturaleza pura, percibiendo el ahora. El misterio se desvela a cada instante. El koan (el enigma) de nuestra existencia se revela en la Presencia. Genjo Koan, uno de los principales capítulos del maestro Dōgen.

No es necesario ir lejos. No es necesario esperar. No existimos más que ahora, aquí, dónde estamos. Presencia. La Presencia luminosa se revela ella misma en el silencio de nuestro espíritu. Es zazen. Es como un espejo ilimitado en el cual los reflejos del mundo nacen y desaparecen sin dejar huellas.

Intentar alcanzar el despertar, alcanzar nuestra verdadera naturaleza o la Presencia no tiene sentido: está siempre aquí. Si no estuviera ya presente, no podríamos percibir o vivir ninguna vida. 

Vimalakirti, el gran bodhisattva, enseña: “Del despertar, nadie se acerca ni se aleja”. No hay distancia a recorrer. Nada que añadir que ya no estuviera ya aquí. Nuestro viaje en la vida es siempre de aquí a aquí. No podemos acercarnos, alejarnos, separarnos de ‘’lo que Es’’. 

La meditación del zen es de una maravillosa simplicidad, no hay ninguna necesidad de hacer nada. Simplemente contemplar, dejarse contemplar, dejarse percibir. Aceptarse tal como uno es. Verse y recibirse tal como somos, en nuestra verdad, oscuros o luminosos, antes a toda idea sobre nosotros mismos. 

Totalmente aquí, totalmente ahora, nos damos cuenta que reposamos en el corazón del despertar. Eso es “estar sentado tranquilamente”, shikantaza, la meditación pura del zen.

En el capítulo Immo del Shōbōgenzō, el maestro Dōgen escribió “El corazón desnudo se abre aquí mismo, sin un antes ni un después, sin estar fijo nunca”. Este corazón desnudo es la Presencia misma, lo que somos. 

Lo queramos o no, el mundo se nos aparece a cada instante. Este mundo no existía antes de ahora y sabemos que ya no existirá después de este instante. Este mundo es nacimiento y muerte en el instante, Presencia.

En el capítulo Zenki, el maestro Dōgen escribió: “No hay un solo instante que no esté totalmente penetrado por el nacimiento. No hay un solo instante que no esté totalmente penetrado por la muerte”.

El instante presente es en sí mismo nacimiento y muerte. Lo descubrimos en el corazón de la meditación. Nacimiento y muerte se producen “en” la Presencia, son la Presencia misma. Inexplicable con palabras. Lo vivimos y realizamos durante zazen. ¡Lo somos durante toda nuestra vida !

De hecho, no “hacemos” meditación, no “hacemos” zazén: dejamos que la meditación se haga, dejamos contemplar este instante, nacimiento y muerte, vida del cuerpo y de la mente bajo la forma de sensaciones, percepciones, pensamientos, emociones.

Es siempre ahora. Incluso antes de que pensemos en ello.

Abrir nuestro corazón al silencio de la Presencia, dejar hacer, dejar Ser lo que Es.

Esto es la enseñanza que el maestro Dōgen expresa en el Shōbōgenzō y especialmente en los capítulos presentados en este libro.

Que todos los seres abran su ‘’Tesoro del Ojo de la Verdadera Ley’’ y que contemplen el misterio que se manifiesta a cada instante ante sus ojos. Es la manera de hacer girar la Rueda del Dharma. Es el deseo de Buda y del maestro Dōgen y de todos los otros maestros que han realizado el corazón de la Vía y que se han dedicado a salvar y amar a todos los seres humanos.  

Guy Mokuhô Mercier
Monje budista Zen


_____________________


Introducción


Cuando Gautama perdió al fin Sus ojos engañosos,
aparecieron en la nieve como una única flor en la rama de un Viejo Ciruelo.
Han aparecido unos brotes picudos como espolones,
así que me río de los vientos de primavera que lo lanzan todo al vuelo en remolinos.
Tendo Nyojo


LA METÁFORA DEL OJO

Aunque se pueda referir al órgano físico de la vista, en la mayoría de los contextos el significado de los Ojos es espiritual. Que un discípulo pida a su maestro que le conceda el Ojo, es que le está pidiendo que le conceda la Transmisión. En la tradición Zen juega un papel muy importante la Transmisión, ya que la Enseñanza o Dharma de Buda se ha transmitido directamente de maestro a discípulo, desde Buda hasta el último maestro o instructor de hoy en día. El Dharma de Buda es el Ojo de la Verdadera Enseñanza.

¿Qué es un Buda? Es un ser iluminado que ha alcanzado la Iluminación Perfecta. El más conocido es el Buda Shakyamuni, que antes fuera el príncipe Siddhartha Gautama, pero hay más budas . La genealogía clásica cita hasta a seis budas conocidos, pero también la tradición cuenta que el número de budas es tan amplio como las arenas del río Ganges.

De los budas se dice que poseen diversas cualidades, algunas físicas, como las 32 marcas mayores, los ochenta signos menores, etc. Pero a un buda se le conoce no por su apariencia y forma como tal, lo que incluso podría ser una ilusión, sino por sus cualidades espirituales: Tres Cuerpos (el Dharmakaya o Cuerpo del Dharma, de la realidad; el Sambhogakaya o Cuerpo del Goce “para otros”; y el Nirmanakaya o Cuerpo de Manifestación); Cuatro Sabidurías (la de Llevar a cabo Exitosamente todo Emprendimiento; la de la Contemplación Maravillosa; la de la Unicidad, y la Sabiduría del Perfecto Gran Espejo); y Seis Penetraciones Espirituales (la del Ojo Celestial, la de Oído Celestial, la del Conocimiento de los Pensamientos de los Otros, la del Conocimiento de las Vidas Pasadas, la del Espíritu Completo, y la de la Extinción de las Efusiones Exteriores). 

Pero la tradición búdica también dice que todos los budas poseen Cinco Ojos que, del más sublime al más común son los siguientes:

- El Ojo de Buda: el de quien ha despertado a su Naturaleza de Buda (la verdadera naturaleza de uno) y  puede ver todas las tierras de Buda en las diez direcciones sin que le perturbe nada, ni lo lejano o lo cercano, ni lo grande o lo pequeño. Este es el Ojo más perfecto.

- El Ojo del Dharma:  el de la transmisión de la Verdadera Enseñanza. También se le denomina del bodhisattva, el buda que renuncia al nirvana para seguir en este mundo ayudando  en la salvación de los seres sensible. Para el bodhisattva no hay ni nacimiento ni muerte, ni samsara ni nirvana, ni tan sólo apego al Dharma. Su realización tiene lugar en la vacuidad, nada que obtener. Su Ojo puede ver 100.000 mil grandes millares de mundos.

- El Ojo de la Sabiduría:  el del discernimiento o del arhat, el ser que ha alcanzado la sabiduría y eliminado todas las aflicciones, aunque no ha realizado la Perfección de la Gran Sabiduría como el bodhisattva. El Sutra dice que cuando un arhat observa este mundo lo ve de la misma manera que un ser ordinario ve un mango en su mano, y lo ve con toda claridad. No sólo puede ver este mundo, sino puede ver tres mil grandes millares de mundos sin obstrucción de sus propios intereses o percepciones.

- El Ojo del Cielo: hay dos tipos. El primero es el Ojo que sólo es alcanzado mediante la práctica de la meditación profunda. El segundo es que se alcanza gracias a los méritos acumulados por la gracia de los budas, bodhisattvas o seres celestiales. Al obtener suficiente mérito acumulado ya se puede renacer en un reino celestial aunque todavía se padezcan aflicciones.

- El Ojo de los seres Comunes u Ojo Carnoso: es el de la visión mundana, incluye a los humanos aunque también a los animales y todos los seres del reino del deseo. Este Ojo puede ver las cosas materiales, pero es muy limitado y puede ser bloqueado por los Tres Venenos (las pasiones, los deseos y la cólera) y estar sometido a las aflicciones que causan sufrimiento.

Si un Buda y un ser sensible común miran  una misma cosa, cada uno la mira de manera distinta. Un Buda ve su naturaleza vacía, su naturaleza original. La gente común ve su naturaleza material: la forma, el color, y la calidad. Sólo el Buda ve la verdadera naturaleza de las cosas.

Zen es Zazén, y en Zazén la visión del Ojo de los Seres Comunes puede ser la del mismo Ojo de Buda: se mueve directamente del punto de vista material al punto de la vacuidad, la naturaleza verdadera de las cosas que ven los Budas. Por esa razón la meditación sentada, tal como ha sido transmitida por los budas y los Patriarcas, de maestro a discípulo, es el Verdadero Ojo de Buda.

Mi difunto maestro [Tendo Nyojo], el Viejo buda, dijo una vez:
"Voy a raspar el Ojo de Bodhidharma y haré bolas de lodo que os lanzaré a todos vosotros, monjes".
Y con un grito exclamó:
"¡Sí! ¡El mar se ha secado en su lecho, y las olas son tan altas que alcanzan al mismo cielo!"
Dōgen (en Ganzei, El Ojo)


EL SHŌBŌGENZŌ

Eihei Dōgen (Japón, 1200-1253) es el fundador de la escuela Soto Zen en Japón. De hecho es su gran ideólogo, ya que quien le dio forma fue un sucesor suyo, Keizan Jokin. El budismo ya existía en Japón desde al menos el siglo VI dC bajo formas más o menos escolásticas o esotéricas, pero no será hasta en el siglo XIII que experimentará un gran empuje a través del Zen.

La primera escuela Zen que llega a Japón es la Linjí, que pasará a denominarse Rinzai, y la segunda es la Caodong, o Soto, de Dōgen. El Zen se abre camino en Japón muy fuertemente, desplazando incluso a las todopoderosas escuelas Tendai o Shingón. Las razones son diversas: alta talla intelectual de sus monjes; la mística alrededor de su descendencia de la auténtica enseñanza de Buda a causa de la transmisión directa efectuada en China por el 28 patriarca budista indio, Bodhidharma; su sencillez de práctica, abierta tanto a monjes como laicos, que ya no son meros espectadores; y a su adopción por las clases altas japonesas en las que lo chino siempre era bienvenido.

Dōgen reúne casi todas esas circunstancias en su obra y biografía. No sólo es de familia noble sino que pertenece al omnipotente clan Fujiwara. Posee una gran cultura, y es un gran pensador. Y al viajar a China para ampliar sus estudios y colmar sus inquietudes religiosas, que las ritualizadas escuelas japonesas no le saben satisfacer, tiene la suerte de encontrar a un gran maestro Chan, Tendō Nyojō [en chino Tiantong Rujing, 1163-1228], cabeza visible de la escuela Caodong y abad del monasterio de Ayuwang (en Zhejiang). Dōgen adquiere no sólo sus grandes conocimientos histórico-doctrinarios sino su “método” único: “solo sentarse, abandonando cuerpo y mente”. La práctica más pura de la meditación sentada, el Zazén.

A su regreso al Japón, Dōgen se ve empujado a difundir las enseñanzas de su maestro, que cree las auténticas de Buda. Regresa a su monasterio de origen, Enryaku-ji, de la escuela Tendai, pero pronto lo debe abandonar por las agrias polémicas y censuras que padece al intentar explicar lo aprendido de su maestro chino. Escribe el Fukanzazenji, o Principios Generales para la Práctica del Zazén, a manera de manifiesto y se retira a un pequeño templo iniciando sin desearlo la escuela Soto.

La gran preocupación de Dōgen será la difusión precisa y exacta de la enseñanza de Buda que recibió de un maestro sabio, honesto y esclarecido como Tendō Nyojō. Y se preocupa especialmente por la instrucción de sus discípulos, lo que le lleva a escribir abundantes documentos explicativos, tanto de índole doctrinal como de reglas y de práctica de la meditación sentada. A su muerte, todos estos documentos serán reunidos por Ejō, un discípulo suyo, en una compilación denominada Shōbōgenzō, el Tesoro del Ojo de la Verdadera Enseñanza de Buda.

Los 96 capítulos o documentos del Shōbōgenzō son el tratado de budismo Zen más completo existente. Sus escritos tienen un tono poético en muchos casos, pero también los hay contundentes desde el punto de vista metafísico y filosófico. Su rigurosidad histórica e intelectual le da a su obra una especial originalidad, que sigue siendo viva y actual al cabo de ochocientos años de haber sido escrita.  Es fruto de toda una vida, pero es coherente de principio a fin, esa es su grandeza. Emprender su lectura es iniciar un extraño camino que siempre indica lo mismo: practica, instrúyete pero practica.

La primera edición del Shōbōgenzō fue impresa en 1690 bajo la dirección de Kōzen (muerto en 1693), que fue el 35º abad del monasterio de Eihei-ji que fundara Dōgen en 1244. Esta edición, conocida como la Kōzenbon (“el texto de Kōzen"), incluyó 95 fascículos dispuestos por orden cronológico de su escritura o predicación. La publicación del Shōbōgenzō luego fue prohibida por el poder del shogunato durante el segundo período Edo (1722), como resultado de las luchas internas de la escuela Soto y en las que su interpretación jugó un papel crucial.

En 1796, el abad del monasterio de Eihei-ji, Gentō Sokuchu, obtuvo permiso de publicación. Esta nueva edición, conocida como la Honzanban ("la edición del Lugar"), fue terminada en 1811. Es ligeramente diferente a la edición de Kōzen, ya que se excluyen algunos capítulos considerados secretos (por ejemplo Shisho, El Certificado de la Transmisión). No fue hasta principios del siglo XX que Eihei-ji realizó al fin una impresión integral de la obra. 

Por otra parte, existen además diversas compilaciones parciales efectuadas ya desde el mismo siglo XII. La más antigua es la ya mencionada de Koun Ejō (1198-1280), de 75 fascículos, que se conservan en el templo de Sempuku-ji (en Kunisaki, prefectura de Ōita). No obstante, existen pocos manuscritos hológrafos de Dōgen: Sansuikyō, Shisho (dos copias), Gyōji (primera parte), Soshi seirai, y Jisso shoho Issue (dos partes).

El Bendowa, uno de los textos más importantes del Shōbōgenzō, no fue incorporado hasta el siglo XVII, cuando se descubrió  el manuscrito escrito por el propio Dōgen (hoy desaparecido), y que es uno de sus primeros escritos recién regresado de China.

En este libro hemos reunido sólo 6 de los 96 libros del Shōbōgenzō. A entender de muchos maestros estos seis conforman el espíritu [shin] del Zen: Bendōwa, Discurso sobre la práctica de la Vía del Buda; Genjō kōan, La Realización de la Cuestión Esencial; Daigo, El Gran Despertar; Tembōrin, Girando la Rueda del Dharma; Zammai -o Zammai, El Samadhi de los Samadhis; y Yuibutsu yobutsu, Sólo un Buda conoce a un Buda. Esperamos poder ofrecer más capítulos en otras ediciones.

El Shōbōgenzō es una obra escrita para ser entendida como un proceso inacabado: no hay mensaje final de Dōgen. Algo sorprendente si nos atenemos a la meticulosidad del maestro. ¿Era esa su intención? Probablemente, ya que el Zen no puede estudiarse como un tratado “completo”, cerrado. Su esencia misma es la de permanecer abierto, transmitido de maestro a discípulo I Shin den Shin, de mi espíritu a tu espíritu. Cada cual emprende su propio camino, Cada cual adquiere su propia experiencia. El Zen hay que practicarlo, no se realiza por la lectura.

Josep Manuel Campillo




Relación de capítulos del Shōbōgenzō según la recopilación moderna de Okubo Dōshu (con sus variantes finales):


I. Los 75 capítulos de los manuscritos antiguos (kyusō)

1. Genjō kōan 現成公案
La Realización de la Cuestión Esencial
2. Maka hannya haramitsu 摩訶般若波羅蜜
La Perfección de la gran Sabiduría
3. Busshō 佛性
La Naturaleza de Buda
4. Shinjin gakudō 身心學道
El Aprendizaje de la Vía con el Cuerpo y la Mente
5. Sokushin zebutsu 即心是佛. 
El Verdadero Espíritu es Buda
6. Gyōbutsu iigi 行佛威儀
La Actitud en la Práctica de un Buda
7. Ikka myōju 一顆明珠
La Perla Brillante
8. Shin fukatoku 心不可得 (I)
El Espíritu no se Puede Capturar
9. Kobutsushin 古佛心
El Espíritu del Antiguo Buda
10. Daigo 大悟
El Gran Despertar
11. Zazen gi 坐禪儀
Los Principios del Zazén
12. Zazen shin 坐禪箴
El Espíritu del Zazén
13. Kaiin zanmai 海印三昧
El Samadhi del Sello del Océano
14. Kūge 空華
Las Flores del Cielo
15. Kōmyō 光明
El Estallido de Luz
16. Gyōji 行持
La Práctica Incesante
17. Inmo 恁麼
Eso
18. Kannon 觀音
Kannon [Avalokiteshvara, el bodhisattva de la Compasión]
19. Kokyō 古鏡
El Espejo Antiguo
20. Uji 有時
Ahora, Mientras Tanto, Siempre
21. Juki 授記
La Predicción
22. Zenki 全機
La Plena Actividad
23. Tsuki 都機
La Luna y su Propia Naturaleza
24. Gabyō 畫餅
El Dibujo de un Pastel de Arroz
25. Keisei sanshoku 谿聲山色
Sonidos del Valle, Silueta de la Montaña
26. Bukkōjōji 佛向上事
Más Allá del Buda
27. Muchū setsumu 夢中説夢
La Visión de un Sueño dentro de un Sueño
28. Raihai tokuzui 禮拜得髓
Prosternarse, Obtener la Médula
29. Sansui kyō 山水經
El Canto de las Montañas y de los Ríos
30. Kankin 看經
La Lectura de los Sutras
31. Shoaku makusa 諸悪莫作
Abstenerse de Hacer el Mal
32. Den e 傳衣
La Transmisión del Manto
33. Dōtoku 道得
Saber Expresar lo Realizado
34. Bukkyō 佛教
La Enseñanza del Buda
35. Jinzū 神通
Los Poderes Espirituales
36. Arakan 阿羅漢
El Arhat
37. Shunjū 春秋
Primavera y Otoño
38. Kattō 葛藤
Las Enredaderas
39. Shisho 嗣書
El Certificado de la Transmisión
40. Hakujushi 柏樹子
El Ciprés
41. Sangai yuishin 三界唯心
Los Tres Dominios Están en tu Mente
42. Sesshin sesshō 説心説性
Manifestando el Espíritu, manifestando la Naturaleza
43. Shohō jissō 諸法實相
El Aspecto Real de los Pensamientos y las Cosas
44. Butsudō 佛道
El Camino de Buda
45. Mitsugo 密語
El Lenguaje Secreto
46. Mujō seppō 無情説法
La Prédica sin Corazón
47. Bukkyō 佛經 
Los Sutras Budistas
48. Hosshō 法性
La Verdadera Naturaleza de las Cosas
49. Darani
Dharani [Invocación a los Budas y Maestros]
50. Senmen 洗面
Lavándose la Cara
51. Menju 面授
La Transmisión Directa
52. Busso 佛祖
Los Budas
53. Baika 梅華
La Flor del Ciruelo
54. Senjō 洗淨
Cuando te Laves y Asees
55. Jippō 十方
Las Diez Direcciones
56. Kenbutsu 見佛
Ver al Buda
57. Henzan 徧參
El Estudio Intensivo
58. Ganzei 眼睛
El Ojo
59. Kajō 家常
Lo Cotidiano
60. Sanjūshichihon bodai bunpō 三十七品菩提分法
Las Treinta y Siete Señales del Despertar
61. Ryūgin 龍吟
El Canto del Dragón
62. Soshi seirai i 祖師西来意
La Idea del Antiguo Maestro que vino de Occidente
63. Hotsu bodai shin 發菩提心 (o Hotsu Mujo Shin)
Forjando el Espíritu de la Iluminación
64. Udon ge 優曇華
La flor Udumbara
65. Nyorai zenshin 如來全身
El Cuerpo Universal del Tathágata
66. Zammai -o Zammai三昧王三昧
El Samadhi de los Samadhis
67. Ten hōrin 轉法輪 (o Tembōrin)
Girar la Rueda del Dharma
68. Dai shugyō 大修行
La Gran Práctica
69. Jishō zanmai 自證三昧
El Samadhi de la Propia Verificación
70. Kokū 虚空
Lo Vacuo
71. Hou 鉢盂 (o Hou)
El Cuenco del Monje
72. Ango 安居
El Retiro [de verano]
73. Tashin tsū 佗心通
La Penetracion de Otras Mentes
74. Ō saku sendaba 王索仙陀婆
El Rey que Decía “Sendaba
75. Shukke 出家
El Monje

II. Los 12 capítulos de los manuscritos nuevos (shinsō)

76. Shukke kudoku 出家功徳
El Mérito del monje
77. Jukai 受戒
Los Preceptos
78. Kesa kudoku 袈裟功徳
Los Méritos del Kesa
79. Hotsu bodai shin 發心菩提
El Corazón de la Iluminación
80. Kuyō shobutsu 供養諸佛
Las Ofrendas de Veneración a los Budas
81. Kie buppōsō bō 歸依佛法僧寶
La Toma de Refugio en los Tres Tesoros
82. Jinshin inga 深信因果
La Absoluta Certeza de la Causa y el Efecto
83. Sanji gō 三時業
Los Tres Momentos del Karma
84. Shiba 四馬 (o Shime)
Los Cuatro Caballos
85. Shizen biku 四禪比丘
Los Monjes en la Cuarta Meditación
86. Ippyakuhachi hōmyō mon 一百八法明門
Las Ciento Ocho Puertas del Despertar
87. Hachi dainin gaku 八大人覺
Ocho Recomendaciones a los Hombres

III. Los 9 capítulos suplementarios

88. Bendōwa 辨道話
Discurso sobre la Práctica de la Vía del Buda
89. Jūundō shiki 重雲堂式
Las Normas de la Segunda Sala de las Nubes
90. Hokke ten hokke 法華轉法華
El Loto Es a su vez el Loto 
91. Shin fukatoku 心不可得 (o Go Shin fukakaku)
El Espíritu No Se Puede Capturar
92. Bodaisatta shishōhō 菩提薩埵四摂法
Las Cuatro Atenciones del Bodhisattva
93. Ji kuin mon 示庫院文
Enseñanzas para la Cocina 
94. Yuibutsu yobutsu 唯佛與佛
Sólo un Buda Conoce a un Buda
95. Shōji 生死
Vida y Muerte
96 . Butsudō 佛道 (Dōshin 道心)
La Búsqueda del Espíritu de la Verdad

Textos alternativos

1. Bendōwa 辨道話
2. Bendōwa 辨道話
3. Shisho 嗣書
4. Bukkōjōji 佛向上事
5. Senmen 洗面
6. Henzan 徧參
7. Daigo 大悟
8. Sanji gō 三時業

__________________



Bendōwa
辨道話
Discurso sobre cómo practicar la Vía


Todos los Budas, sin excepción, confirman la realización del estado de iluminación mediante  el testimonio de Su maestría para Transmitir directamente el maravilloso Dharma (1). Como procedimiento de realización de la Verdad, han empleado un método sin igual, inconcebiblemente maravilloso, sin necesidad de esfuerzo. Se trata simplemente del método que los Budas imparten a los Budas, sin desviación ni alteración, y Su estado de meditación de deleite en la Verdad es su norma y medida. Se complacen dondequiera que van en ayudar espiritualmente a los demás desde su estado, y conciben este método suyo, la práctica de la meditación sentada, como la Puerta más adecuada y directa para emprender la Vía.

Los seres humanos están abundantemente dotados con el Dharma en cada lugar de su ser, pero hasta que no obtengan instrucción no emergerá. Y a menos que lo confirmen por sí mismos, no habrá posibilidad de que ellos realicen lo que es. Pero cuando lo ofrecen a los demás, no cesan de llenar sus manos a rebosar porque, en realidad, no hacen ninguna distinción entre si es "para uno" o "para una multitud". Cuando le dan su voz, fluye de sus bocas como una ilimitada marea en anchura y profundidad. Todos los Budas moran permanentemente en ese estado, ninguno de Ellos se apega a sus pensamientos o percepciones, independientemente de lo que pueda surgir, mientras que la gran masa de los seres sensibles hace uso perpetuamente de lo que se halla en ese estado aunque sin estar completamente despiertos ante cualquier situación.

Me gustaría explicar que practicar la Vía con diligencia significa dejar que todas las cosas sean lo que son según su propia naturaleza, poniendo nuestra unidad esencial en funcionamiento, y prosiguiendo un camino alejado de pensamientos discriminatorios y dualistas. Una vez que hayas abandonado ese tipo de pensamientos y, por lo tanto, traspasado sus barreras, dejarás de estar afectado por tus razonamientos, que te bloquean el paso como los nudos de un bambú, o por tus teorías, tan enrevesadas como los nudos del tronco de un pino.

En mi propio caso, poco después de proponerme hallar el Dharma, por todas partes y a lo largo de nuestro país, me fui a buscar un maestro espiritual bien formado hasta que tuve la suerte de conocer al maestro Myozen del templo de Kennin-ji. Las heladas del otoño y las flores de la primavera pasaron rápidamente, una tras otra, durante nueve temporadas, y adquirí de él algo de la tradición Rinzai. Como principal discípulo del Viejo Maestro Eisai (2), solamente el maestro Myozen transmitió correctamente el Dharma insuperable del Buda. Entre sus contemporáneos japoneses no había nadie que, definitivamente, le fuera a la par. Después me fui al país del gran reino Song, con objeto de encontrar maestros espirituales en las riberas del río Yangtzé en la provincia de Zhejiang, a fin de aprender más sobre nuestra tradición  mediante el conocimiento de las Cinco Puertas (3), tal como me fue propuesto. En última instancia me encontré al maestro Zen Tendō Nyojō, y la Gran Cuestión Esencial que me había ocupado la vida tratando de entenderla se resolvió con él.

Después de eso, al comienzo de la era Sho-ting (4), regresé a mi tierra natal con la intención de difundir el Dharma para la salvación de los seres sensibles. Me parecía como si llevara sobre mis hombros una pesada carga, así que me decidí a esperar un tiempo hasta que  se dio la ocasión de promover decididamente la divulgación de “abandona la mente que discrimina”. En consecuencia, me dejé llevar como una nube y me balanceé como lo hace un junco, dispuesto a aprender de los usos y conductas de los Esclarecidos seres del pasado.

No obstante, se me ocurrió que podría haber quienes, por su propia naturaleza, buscaran realmente estudiar la Vía sin tener en cuenta ni la fama y ni el lucro, siendo la plena conciencia su objetivo principal, aunque quizás estaban siendo lamentablemente desorientados por algún falso maestro, de manera que la correcta comprensión de la Verdad no podía mantenerse necesariamente en ellos. Como resultado de ello, era posible que se hubieran quedado frustrados e insatisfechos por haber estado demasiado tiempo inmersos en los reinos del engaño. Y así, me preguntaba cómo podría hacer brotar y crecer en ellos la verdadera semilla de la sabiduría espiritual a fin de que tuvieran la oportunidad de darse cuenta de la Verdad. Aunque yo era todavía un pobre monje en la Vía, ya que me hallaba a la deriva como una nube  e inestable como un junco, ¿en qué montaña o en qué río me podrían buscar? A causa de mis sentimientos de compasión por esas personas, emprendí a escribir lo que había visto y aprendido de las costumbres y prácticas de los monasterios zen chinos, así como para preservar la Transmisión de lo que mi maestro espiritual entendía que era el más profundo Propósito y, por lo tanto, para difundir el verdadero Dharma del budismo. Confío en que lo que sigue es el verdadero sentido profundo de todo esto.

Tal como mi maestro lo expuso, el honorable Gran Maestro Shakyamuni, mientras se hallaba con su sangha en el Divino Pico del Buitre en la India, impartió a Mahakashyapa el Dharma que, patriarca tras patriarca, fue Transmitido hasta el Venerable Bodhidharma. Este Venerable viajó por su cuenta a China, donde impartió el Dharma al Gran Maestro Eka. Esta fue la primera vez que la Transmisión del Dharma de Buda llegó a las tierras de Oriente. En última instancia, llegó al Sexto Patriarca, el maestro Zen Daikan Eno, al serle transmitido directamente de esta manera. El verdadero Dharma del Buda fluyó entonces a través  del país de los Han, Su objetivo principal se reveló sin confabulaciones de intereses sectarios o eruditos. Con el tiempo, el sexto patriarca tuvo dos discípulos espirituales: Nangaku Ejo y Seigen Gyoshi (5). Dado que ambos poseyeron el Sello de Buda que  les había sido Transmitido, los dos  fueron por igual guías espirituales de seres humanos y celestiales. Con la expansión de esas dos ramas, se abrieron las Cinco Puertas de Instrucción. Éstas son, a saber, las tradiciones Hōgen, Igyō, Sōtō, Ummon y Rinzai. En la actual China de los Song, sólo la tradición Rinzai está muy extendida por todo el país. A pesar de que estas cinco familias monásticas sean distintas, constituyen el Gran Sello de la Mente de Buda.

Además, desde finales de la dinastía Han (6), todo tipo de libros didácticos fueron dejando su impronta en China, y aunque llenaron todo el país, los preferibles todavía no se habían divulgado. Después de que el Patriarca y Maestro Bodhidharma llegara de Occidente, inmediatamente cortó de raíz esas vides enredadas por tanta confusión verbalizada, y dejó que el verdadero y puro Budadharma se extendiera en el extranjero. Ruego sinceramente que lo mismo pueda suceder en nuestro país.

Como mi Maestro también dijo, todos los Budas, así como todos los Patriarcas, han mantenido el Budadharma como Su morada. Todos y cada Uno no sólo se han sentado en la postura vertical durante su estado meditativo en la alegría de la Verdad, sino que también han puesto en práctica los Preceptos, tomando esta combinación como la manera precisa y concreta para despertar a la Verdad. Tanto los que se encuentran en la India como en China y que han experimentado un despertar del mismo modo,  lo han afrontado así. Y se basa en que el maestro  transmite directamente a su discípulo, en privado, esta manera maravillosa, conservando éste último su auténtico y profundo significado.

Cuando en nuestra tradición hablamos de la correcta Transmisión, la sencilla Enseñanza de Buda de la Transmisión directa es la mejor de todas. Desde el mismo momento en que el discípulo se encuentra cara a cara con quién ha de ser su guía espiritual y maestro, no hay necesidad de que el discípulo ofrezca incienso, haga postraciones, cante los nombres de los Budas, haga prácticas ascéticas y penitencias, o recite los Sutras. El Maestro sólo espera que el discípulo haga una meditación pura, hasta que abandone cuerpo y mente.

A pesar de que, en más de un momento, mientras se esté sentado en meditación en posición vertical, uno sitúe la señal del Sello de Buda en los tres tipos de acciones volitivas -las de cuerpo, la palabra y las del pensamiento- todo el universo físico y todo lo que hay en éste es el Sello de Buda, y todo el espacio, enteramente, se convierte y es iluminación. Como consecuencia, todos los Budas, como encarnaciones de la Verdad, experimentan la unión de su alegría en el Dharma con su propia naturaleza original, y el impresionante esplendor de Su realización de la Vía es renovada por Ellos. Además, todos los seres sensibles de todo el universo y de cualquiera de los Seis Mundos de la Existencia (7) donde se encuentren, incluyendo los tres más inferiores, son en ese instante brillantes y puros de cuerpo y mente, ya que confirman la Generación de su gran liberación y revelan su rostro original. En ese momento todas las cosas perciben la confirmación de la Verdad tal cual es. Todos, y a la vez, se sirven de su cuerpo como el Buda, efectuando velozmente un salto más allá de los límites de la comprensión "correcta" de sentarse erguido como el Buda debajo del árbol de la Boddhi. En un instante, todo deviene la incomparable Gran Rueda del Dharma, abriendo y dando expresión a la profunda sabiduría de lo Último, lo No Creado.

Por otra parte, estos seres invisibles y absolutamente iluminados por igual regresan a los Seis Mundos de la Existencia con el fin de recorrer por sí mismos el camino compasivo. En consecuencia y sin lugar a dudas, los que se sienten en meditación deberán abandonar cuerpo y mente, y así quedarán libres de sus creencias y pensamientos confusos y contagiosos, dándose cuenta ellos mismos de lo que es el innato Dharma del Buda. Es decir, como personificación de la Verdad y en cada nivel de instrucción, la labor de un Buda se expresa y aplica hasta el más mínimo detalle ya que, mediante la promoción decidida de la Enseñanza que se sigue al convertirse uno en un Buda, los Budas generan para los demás las circunstancias que les ayudarán a ir más allá de la noción de "ser un Buda”. En ese instante, los reinos de la tierra, con sus árboles y prados, con sus muros y tapias, con sus tejas y sus piedras, son vistos como la realización de la labor de los Budas. Como consecuencia de ello, todos los que realizan una práctica espiritual provechosa, sean cuales sean las tempestades e inundaciones que puedan sobrevenir, recibirán de manera invisible guía y auxilio de las enseñanzas profundas e inescrutables de los Budas, y darán testimonio de su comprensión innata, siempre íntima con la Verdad. Esto es así porque los que aceptan y aprovechan espiritualmente esas inundaciones y tempestades reciben gentilmente la enseñanza y guía de los Budas de innata Comprensión, tanto de los que moran en estas personas como de los que están en contacto espiritual con ellas, proporcionando a unos y a otros las ilimitadas e infinitas virtudes de los Budas, y haciendo que lo incesante y maravilloso, el inconmensurable Dharma de los Budas, eche a rodar sin parar en todas direcciones hasta extenderse por todo el universo, tanto en éste como en los otros. Sin embargo, estas personas de las cuales hablo no se mantienen en la oscuridad por estar apegadas a sus sentidos, sino que enseguida se dan cuenta de la Verdad al no construir nada en la calma de su meditación. Si, como la gente común cree, la práctica espiritual y el despertar fueran cosas distintas, entonces una y otra podrían ser vistas y reconocidas separadamente una de la otra. Si uno se encuentra atado a sus percepciones sensoriales y al conocimiento intelectual no se hallará en el “lugar de la iluminación”, porque el lugar de la iluminación se encuentra más allá del alcance de todo pensamiento ilusorio y discriminatorio.

Por otra parte, a pesar de que, en la calma de la meditación alguien experimente -no sólo subjetivamente en su corazón y mente, sino también objetivamente en su percepción exterior- que entra en el despertar y que “va más allá del despertar a la Verdad" puesto que se encuentra en el lugar de la alegría de la Verdad, que no levante ni una sola mota de polvo ni rompa la “unidad con todas las cosas”. En ese mismo instante, las inmensas labores de un Buda crearán las profundas y maravillosas enseñanzas y guía de un Buda. En ningún momento las plantas o la tierra de la que brotan -que son lugares que este camino de instrucción alcanza- cesan de enviar una gran luminosidad, ya que son la expresión de lo profundamente sutil que es el Dharma. Tanto las "plantas" como los "muros" permiten que el Dharma sea conocido con claridad y eficacia en el mundo por el bien de todas las formas de seres sensibles, ya sean de mente común o de Gran Despertar (8). Todas las formas de los seres conscientes, despiertos o no, siempre son Su expresión en "plantas" y "muros". En el lugar en el que el propio despertar despierta a los demás, desde el momento en que se obtiene la certeza personal, nada se desprende de ella. Una vez que vuestra certeza personal empieza a actuar, hay que velar por que ésta no cese nunca.

Esto es así por qué incluso la meditación de una sola persona se armoniza y está en armonía a la vez con todas las formas de seres, ya que se impregna tranquilamente de ellas en todo momento. Así, en el inagotable mundo de los fenómenos del pasado, del presente y del futuro, el que medita realiza para los demás un trabajo sin fin de instrucción y guía en la Vía de los Budas. Es la misma práctica, en ningún caso distinta para nadie, al igual que también es el mismo despertar y certificación para todos. No sólo es la práctica de estar simplemente sentado, es “golpear al espacio ilimitado y escuchar su resonancia”, que es Su continuo y maravilloso sonido antes y después de que la maza haya golpeado la campana. ¡Pero la cuestión no se limita a esto! Todo el mundo tiene su propio Rostro Original, así como su propia instrucción y manera de hacer, todo lo cual está más allá de sondear las especulaciones humanas. Hay que tener presente que si incluso todos los Budas, innumerables como las arenas del Ganges, podrían ejercer Sus poderes espirituales y tratar de verificar la meditación de una persona gracias a Su Sabiduría de Buda despierto, serían incapaces de alcanzar sus límites por más que Ellos se empeñaran en sondearlos.

-.-

Ya habéis escuchado lo grandes y extensas que son las virtudes y méritos espirituales de la meditación sentada. Sin embargo, alguien, confundido por la duda, puede preguntar: "Dado que existen muchas puertas para las Enseñanzas del Buda, ¿por qué molestarse en hacer precisamente la meditación sentada?".

Quiero señalar como respuesta lo siguiente: "debido a que es la puerta de entrada más adecuada y más directa de todo lo que el Buda enseñó".

Y aún podría volver a preguntar: "¿Por qué ésta es la más adecuada y más directa de todas la entradas?".

Quisiera indicar que "sin lugar a dudas, el Venerable y Gran Maestro Shakyamuni Transmitió directamente el método más excelente para la realización de la Vía, y Los que encarnan la Verdad en los tres mundos temporales realizaron, realizan, y realizarán la Vía mediante la meditación sentada. Por lo tanto, Éstos lo transmiten de generación en generación como la puerta más adecuada y más directa del Dharma. Y no sólo eso, sino que los Patriarcas indios y chinos consumaron la Vía realizando la meditación sentada. Es por eso por lo que ahora insisto en decir que ésta es la puerta más adecuada para todos, tanto del mundo humano como de los celestiales".

Entonces, tú puedes preguntar: "Puesto que ésto depende de que se reciba la Transmisión correcta, o del estudio de las evidencias dejadas por los Patriarcas, ésto no está, en verdad, al alcance de gente común como yo. Sin embargo, la lectura por uno mismo de los Sutras y la recitación de los nombres de los Budas, sí que puede ser causa de mi despertar espiritual. Entonces, no veo la razón para ese simple hecho de sentarse de brazos cruzados y no hacer nada. ¿Cómo puede ser fiable un método de este tipo para alcanzar un despertar espiritual?".

Voy a señalar, pues, que si consideras inútil el profundo estado de meditación de los Budas y el sin par Gran Dharma afirmando "que uno se sienta de brazos cruzados y no hace nada”, difamas al Gran Vehículo (9). Tu ilusión es tan profunda como la de aquel que dice "no hay agua" mientras se está hundiendo en el ancho mar. Afortunadamente, todos los Budas están sentados calmadamente en estado de meditación, lo que es un consumado deleite en la Verdad. ¿No es esto crear enormes méritos espirituales? Por desgracia, los ojos de quien piensa así todavía no están abiertos y su mente todavía se halla en un estado de aturdimiento como si estuviera embriagado.

"Ciertamente, el mundo de los Budas es maravilloso y está más allá del poder de comprensión de la inteligencia, ¡por decir algo de quien está falto de fe y escaso en comprensión espiritual para entender! Sólo el que tiene una preparación para la fe genuina es grande y es capaz de penetrar fácilmente en la Vía. Aquel cuya fe es nula, a pesar de que se le dé la enseñanza, le resultará difícil de aceptar. En el Divino Pico del Buitre hubo a quienes Shakyamuni dijo que quien quisiera podía irse si así lo deseaba mientras Él seguía difundiendo el Dharma. En términos generales, si la fe genuina surge en tú corazón, tendrás que instruirte y practicar, así como buscar un maestro con quien aprender. De lo contrario, esa fe se desvanecerá en poco tiempo y, triste es decirlo, el Dharma del pasado cesará de enriquecerte.

"Además, no estoy seguro de si realmente conoces la virtud que se encuentra en la práctica de ese tipo de ritos como recitar Sutras y cantar los nombres de los Budas. Es absolutamente lamentable pensar que el simple hecho de mover la lengua y dejar que la voz surja ya tenga el mérito y la virtud de la obra de un Buda. En relación con el Dharma de Buda esto se halla muy lejos, y aún te llevará cada vez más lejos en la dirección errónea.

"Abrir el texto de un Sutra" significa que debes aclarar por tí mismo lo que el Buda enseñó como principios para la instrucción y la práctica tanto de la “vía súbita" como “la vía gradual" (10). Cuando haces tu instrucción y práctica con lo que Él enseñó, esto sin duda te ayudará a despertar en la certeza espiritual. En comparación con el mérito de despertar a la iluminación, invertir en esfuerzos mentales para reflexionar sobre dichos asuntos es inútil. Usando neciamente vuestra boca para repetir un canto miles y miles de veces en un intento de alcanzar la Vía de los Budas es como creer que se puede llegar al sur llevando tu carro hacia el norte. También es como quien trata de meter una clavija cuadrada en un agujero redondo. Quien lee pasajes de obras religiosas mientras permanece en la oscuridad sobre su trayectoria en la formación espiritual es como quien paga la visita al médico y se olvida de lo que el médico le ha prescrito. ¿Qué se gana con eso? Mantener el sonido fluyendo incesantemente por la boca es como el croar de una rana en primavera en un campo de arroz día y noche: en última instancia, esto tampoco produce ningún beneficio. Y aún más para los que están profundamente apegados a sus ilusiones y se mueven por la fama y el lucro, ¡todo esto es difícil de abandonar, ya que la inclinación por la notoriedad y la codicia es profunda! Y puesto que personas de este tipo ya existían en el pasado, sin duda es probable de que sigan existiendo hoy en día, ¡qué triste es reconocerlo!

"Hay que entender que cuando un aprendiz que se ha comprometido en corazón y mente a confirmar por sí mismo la Verdad y está en concordancia con un maestro de nuestra tradición, es decir con alguien que ha despertado a la Vía, que tiene la mente clara sobre la práctica, que ha recibido la Transmisión del Dharma maravilloso de los Siete Budas (11), el verdadero significado y propósito de ese Dharma se antepone y será preservado. Todo esto está más allá de los eruditos en los Sutras, que sólo estudian palabras conocidas. Por tanto, abandona tus dudas e ilusiones y haz todo lo posible por adentrarte en la Vía practicando la meditación sentada de acuerdo con las instrucciones de un verdadero maestro, de manera que puedas darte cuenta por ti mismo del estado meditativo de todos los Budas, así como de Su gozo en la Verdad".

Puedes preguntar entonces: "tanto la tradición Tendai, que se basa en el Sutra del Loto como la tradición Kegon, que se fundamenta en el Avatamsaka Sutra, ya han sido transmitidos a nuestro país, y se considera que son las tradiciones fundamentales del budismo Mahayana, por no decir nada de las tradicionales como la Shingon (12), transmitida personalmente a Kongosatta por el Tathágata Vairocana (13), y transmitida de manera ordenada de generación en generación, de maestro a discípulo. La idea central de lo que hablan estas tradiciones es que "nuestra propia mente es el Buda" y que "esta mente es la que crea la Budeidad”, realizándose la percepción correcta de los Cinco Dhyani Budas (14) de una sola vez y sin tener que invertir millones de años en la instrucción. Seguramente, éstas deben ser consideradas las más sublimes de las Enseñanzas del Buda. Entonces, ¿qué es tan superior en esa instrucción y práctica que mencionas, y haces caso omiso de esas Enseñanzas buscando tu propio método en la soledad?".

Quiero indicar que “debes entender que en la familia del Buda no hay discusión sobre los Tres Vehículos o los “dos vehículos” (15), ni se destaca ningún Dharma como más superficial o profundo. Tú, simplemente, tienes que tratar de reconocer lo auténtico de lo falso mediante la instrucción y la práctica. Algunos, atraídos por un entorno natural de montañas y agua, con plantas y flores, han fluido desde allí a la Vía de los Budas. Otros, han conservado el sello de Buda mientras apretaban en sus manos la tierra con su arena y guijarros. Sin embargo, las miríadas de formas que llenan el universo son superadas por las profundas palabras de un Buda -¡que todavía son más valiosas! - y por el giro de la Gran Rueda del Dharma que contiene cada mota de polvo. Es por ello que la expresión “vuestra propia mente es el Buda en sí mismo” es como la luna reflejada en el agua, y la importancia de “sentarse en meditación es convertirse uno en Buda” es como tu reflejo en un espejo. No te enredes ni engañes por un hábil uso de las palabras. Con el fin de que puedas avanzar en tu instrucción para alcanzar en un instante la iluminación, es por lo que te muestro el maravilloso camino que los Budas y Patriarcas nos han transmitido directamente, y así te conviertas en un verdadero seguidor de la Vía.

"Por otra parte, la Transmisión del Dharma de Buda debe ser efectuada por un maestro de nuestra tradición cuyo despertar personal haya sido certificado. Los eruditos que andan analizando palabras no son aptos para servir como maestros y guías: sería como un ciego tratando de guiar a otro ciego. Todos los que se hallan en la tradición de nuestra Puerta, en la que ha tenido lugar la correcta Transmisión de los Budas y Patriarcas, estiman y veneran la guía de expertos cuyo despertar en la Vía ha sido atestiguado, y depositan su confianza en ellos como defensores del Budadharma. Debido a esto, cuando los seres no humanos -tanto visibles como invisibles- han acudido a ellos para tomar refugio, o cuando los arhats (16), a pesar de que ya disfrutan de los frutos del despertar en la iluminación, se han dirigido a uno de ellos a preguntarle sobre el Dharma, éste maestro nunca ha dejado de ofrecerles la mano para ayudarles en el esclarecimiento de lo que yace en el fondo de sus corazones. Como esto es algo inaudito en las puertas que ofrecen las otras tradiciones, los discípulos del Buda sólo deben estudiar el Dharma del Buda.

"Además, se debe tener en cuenta que a pesar de que desde el principio no estamos en absoluto carentes de una iluminación insuperable y que siempre la tenemos a nuestra disposición para nuestro gozo y uso, nos cuesta creerlo y nos habituamos innecesariamente a generar pensamientos discriminatorios y juicios personales, yendo a éstos como si fueran algo real, y así, tropezando, nos caemos por desgracia fuera del Gran Camino. Por nuestra dependencia a estos pensamientos y creencias, muchas y variadas son las “flores en el aire” ilusorias que creamos (17). No te sumerjas en ello o quedarás bloqueado reflexionando sobre las etapas de los Doce Eslabones de la Producción Condicionada (18), las veinticinco clases de existencia de los mundos del deseo, la forma y de lo sin forma (19), o especulando sobre los Tres Vehículos o los Cinco Vehículos (20), o si el Buda tiene una existencia o no. Siguiendo estos pensamientos y especulaciones no podrás apreciar el camino correcto de la instrucción y de la práctica del Dharma de Buda. Aun así, cuando en cumplimiento del sello de Buda, lo dejes todo de lado al instante y te sientes sinceramente en meditación, irás más allá de los límites establecidos por cualquier preocupación que puedas haber tenido en relación a si se sigue bajo las ilusiones o se está iluminado. No liado en querer saber si el camino es mundano o sagrado, te paseas por todos los reinos de más allá del pensamiento ordinario mientras te deleitas en la Gran Iluminación. ¿Cómo podría ser una persona así quien está atrapado en las redes y artimañas de las palabras?".

Puedes entonces preguntar: "de las Tres Formas de Aprendizaje espiritual tradicionales, está el estudio de la concentración meditativa, y entre las Seis Prácticas del Bodhisattva, está la Perfección de la Meditación. Debido a que en ambas se han instruido todos los bodhisattvas desde el instante en que su corazón se abrió por vez primera al deseo de alcanzar la iluminación, éstas han formado parte de la instrucción y de la práctica de todos, brillantes o grises, sin excepción. Esta meditación sentada de la que estamos hablando posiblemente pueda ser incluida como una forma de ellas, ¿pero qué es lo que te induce a incluir en ella todas las auténticas enseñanzas del Tathágata?".

Quiero indicar: "esta consulta tuya se produce porqué a la incomparable Gran Enseñanza del Tathágata, que es la Cámara del Tesoro del Ojo de la Verdadera Enseñanza de la Única Gran Cuestión Esencial por la cual practicamos, se le ha dado el nombre de Escuela Zen. No obstante, debes considerar que este nombre, que surgió por primera vez en China y luego se extendió a oriente, era desconocido en la India. Comenzó cuando el Gran Maestro Bodhidharma pasó nueve años “frente a la pared" (21) en el templo de Shaolín del Monte Song (22). Ni monjes ni laicos habían aprendido todavía el Verdadero Dharma de Buda, y que él denominó “el Brahmán que hace de la meditación sentada su razón principal”. Más tarde, todos sus herederos, de generación en generación, aplicaron la meditación sentada. Los laicos, desconcertados al ver esto, no entendían lo que realmente estaba pasando, y hablaron de aquello como "la Escuela del Zazén”. Hoy en día, el “za” se ha caído, y se la conoce simplemente como "Escuela Zen”. Sin embargo, su corazón y su espíritu se han hecho evidentes a través de las numerosas manifestaciones de los Patriarcas. No es algo para ser comparado o añadido a la concentración contemplativa o a la meditación que se alude en las Seis Prácticas del Bodhisattva (23) o en los Tres Vehículos de Aprendizaje.

"Que el Dharma de Buda se haya Transmitido auténticamente de maestro a discípulo no ha sido un secreto para ninguna generación. Hace mucho tiempo, en el sermón del Divino Pico del Buitre, fue sólo al Venerable Mahakasyapa a quien el Tathágata confió este Dharma -que es la Cámara del Tesoro del Ojo de la Verdadera Enseñanza y el Maravilloso Corazón del Nirvana- como Su incomparable Gran Enseñanza. Como este hecho fue presenciado en persona por una hueste de seres celestiales que hasta el presente permanecen en los mundos celestiales, no es algo ante lo que uno deba desconfiar. En general, el Budadharma es algo que una legión de seres celestiales cuida y protege por los siglos de los siglos, ya que el mérito de sus acciones aún no se ha extinguido. Más allá de la duda, hay que reconocer que esta práctica es la completa y única Vía del Dharma de Buda: no se puede comparar con nada".

Entonces se podría preguntar: "de las cuatro maneras de postura corporal de los Budas -es decir, de pie, caminando, sentado o recostado- ¿por qué se pone todo el énfasis en la práctica de simplemente sentarse, y se habla de alcanzar la certeza y de entrar en la Budeidad mediante la realización de la contemplación meditativa?".

Quiero señalar: "las maneras por las que todos los Budas de los tiempos pasados, uno tras otro, se instruyeron y practicaron, y mediante las cuales llegaron a la certeza y entraron en la Budeidad, es imposible saberlo con todo detalle. Si tú estás preguntando qué tipo de autoridad es esto, debes entender que los que se encuentran entre la familia de los Budas hicieron uso de esa autoridad. No tienes porqué buscar una autoridad más allá de esto. En pocas palabras, en elogio de la práctica, los Patriarcas y los maestros dijeron que la meditación sentada es la puerta de entrada a lo sencillo y a la alegría. Por lo cual podemos suponer que, de las cuatro posturas posibles del cuerpo, la sentada ésta es la más fácil y la más feliz. Y aún más, no ha sido el camino de práctica de uno o dos Budas, sino que ha sido el camino para todos los Budas y todos los Patriarcas".

Puedes preguntar: "por supuesto que si alguien no ha entendido todavía claramente lo que es el Budadharma, es posiblemente seguro que obtenga la certeza practicando diligentemente la meditación sentada, pero ¿qué pasa con los que ya tienen claro todo cuanto es la Verdadera Enseñanza del Buda? ¿Qué podrían esperar de hacer la meditación sentada?".

Te diré: "se dice que no hay que compartir nuestros sueños con un necio, ni poner unos remos en manos de un leñador (24), por lo que me inclino a responder tu pregunta directamente: todavía queda una enseñanza que te puedo ofrecer.

"Pensar que la práctica y el despertar son independientes el uno del otro es una visión no budista, es no entender bien la Vía. En el budismo, práctica y despertar son completamente uno, la misma cosa. Debido a que es una práctica basada en estar espiritualmente despierto ahora y aquí, una instrucción diligente que surja de nuestra determinación inicial de buscar la Vía es, en sí mismo, la totalidad de la innata certeza propia. Por esta razón, se enseña que no se debe mantener en la mente ninguna expectativa de ser iluminado como algo externo o añadido a la práctica, ya que esta práctica es la que apunta directamente hacia tu propia e innata certeza.

"Desde la certeza de que uno despierta espiritualmente con la práctica, tu propia certeza no conocerá límites: dado que la práctica ya existe en la certeza espiritualmente despierta, tu práctica conocerá lo no nacido. Por ello, el Tathágata Shakyamuni y el Venerable Mahakasyapa se guiaron solamente por Su práctica como seres espiritualmente despiertos. Y del mismo modo, el Gran Maestro Bodhidharma y el loado patriarca Huineng se volcaron apasionadamente en su práctica fundamentada en estar espiritualmente despiertos. Tales son las señales de quien vive y se mantiene en el Budadharma.

"La práctica no disociada a estar espiritualmente despiertos existe. Es una gran fortuna para nosotros haber obtenido esta maravillosa práctica que nos ha sido Transmitida individualmente. La búsqueda diligente con la actitud de una mente que se ha despertado por primera vez al deseo de buscar la Verdad es, en sí misma, llegar a ese origen, a ese estado espiritualmente despierto original, que es nuestro innato y “no-nacido” origen. Hay que tener en cuenta que los Budas y Patriarcas han enseñado repetidamente que no debemos ser indolentes en nuestra instrucción y práctica para que no manchemos ni empañemos nuestra iluminación innata, que es inseparable de nuestra práctica. Si abandonas el pensamiento de "yo hago una práctica maravillosa”, tu iluminación innata llenará tus manos a rebosar. Si apartas de tí la idea de "estar iluminado", esta práctica maravillosa operará en todo tu ser.

"Cuando yo me encontraba en el país de la gran dinastía Song, lo que vi con mis propios ojos en todos los monasterios Zen que visité, fue una sala de meditación de quinientos o seiscientos a mil o dos mil monjes sentados meditando tranquilamente día y noche. Cuando les pregunté a los maestros de nuestra tradición, es decir, a los que habían obtenido el sello de la Transmisión de la Mente de Buda y que servían como abades de esos monasterios, sobre lo que era en definitiva la sustancia del budismo, me enseñaron el principio de que “práctica y despertar no son cosas separadas”. Por lo tanto, no sólo por el bien de los practicantes en el interior de las puertas de nuestro templo, sino también por el de todos los que se esfuerzan en la búsqueda del Dharma y anhelan la Verdad en las Enseñanzas del Buda, es por lo que yo he seguido el camino de los maestros conocedores de nuestra tradición. Y de acuerdo con lo que estos Budas y Patriarcas han enseñado, afirmo que uno debe practicar diligentemente la Vía realizando la meditación sentada. Lo hago sin distinguir entre los que tienen una actitud de principiante o de experimentado, y sin importarme el hecho de que los que reciban instrucción sean personas corrientes o grandes santos.

“Seguramente tú has oído lo que dijeron los maestros:"No es que la práctica y la iluminación no existan, es que no pueden ser ni capturadas ni mancilladas"; y que "el que ve con claridad lo que es el Camino, es quien hace el Camino”. Entiende pues que debes hacer tu instrucción y práctica mientras realizas la Vía”.

Puedes preguntar entonces: "¿Qué pasa con los maestros japoneses de generaciones anteriores que propagaron en nuestro país las enseñanzas de los Sutras? Cuando marcharon a China en tiempos de la dinastía Tang y de vuelta trajeron el Dharma con ellos, ¿por qué ignoraron el principio de la meditación sentada y sólo se atuvieron a las enseñanzas de los Sutras?".

Quiero señalar que “la razón por la cual aquellos maestros humanos del pasado no tuvieron en cuenta esta Enseñanza era que los tiempos no estaban maduros todavía para esto".

Entonces puedes preguntar: "¿Los maestros de aquellos tiempos pasados entendieron este Dharma?".

Quiero señalar: "si lo hubieran comprendido, nunca lo habrían anunciado".

Puedes responder entonces: "Hay algunos que dicen: No te aflijas sobre el nacimiento y la muerte, ya que no es un método muy eficaz para liberarse de ello, si no mediante la comprensión del principio de que la naturaleza original de nuestra mente es lo único que es respetado y persiste sin cambios. Esto significa que, debido a que este cuerpo físico ha nacido, inevitablemente va a perecer, pero aún así la naturaleza original de uno nunca perecerá. Cuando alguien es plenamente consciente de que la naturaleza original de su mente -que nunca se deja llevar por el ciclo de nacimiento y muerte- se halla realmente en su cuerpo, ve a ésta como su naturaleza verdadera y genuina. Por lo tanto, entiende que su cuerpo no es más que una forma temporal, nacer aquí y morir allí, siempre sujeta a cambios, mientras que su mente siempre es perdurable, no habiendo razón, por consiguiente, para pensar que varíe en el pasado, en el presente o en el futuro. Comprender la Cuestión Esencial de esta manera es lo que se entiende por estar libre de nacimiento y muerte. El que entienda este principio, sus futuros nacimientos y muertes llegarán a su fin, de forma que cuando su cuerpo expire, se adentrará en el océano de la existencia real. Cuando confluya a ese océano del ser, será sin duda para poseer unas virtudes maravillosas al igual que han realizado todos los Budas y Tathágatas. A pesar de que puedas darte cuenta de esto en tu vida actual, no serás exactamente lo mismo que los Grandes Santos, ya que posees una existencia corporal producida por acciones ilusorias en vidas pasadas. La persona que todavía no entiende este principio seguirá girando siempre por ciclos sucesivos de nacimiento y muerte. Por lo tanto, deberíamos apresurarnos a comprender plenamente el principio de que la naturaleza original de la mente siempre es perdurable y que persiste sin cambios. Pasar la vida sentado sin hacer nada, ¿qué se puede ganar con eso?

La respuesta verdadera a esto es la que procede de la Vía de todos los Budas y todos los Patriarcas, ¿no crees?".

Quiero indicar que “el punto de vista que acaba de ser expresado no es de ninguna forma budismo, sino más bien el punto de vista no budista de los shrenikas (24). La visión errónea de éstos puede enunciarse como sigue:

“En nuestro cuerpo hay un alma inteligente. Cuando esta inteligencia, o intelecto, encuentra las condiciones, distingue entre bueno y malo, y así es como discrimina entre lo correcto o lo incorrecto. También es consciente de lo que es el dolor o la desazón por el deseo, y se desvela por lo que es difícil o fácil de soportar. Todas estas respuestas están dentro de la capacidad de esa inteligencia. Sin embargo, cuando nuestro cuerpo perece, ese alma natural enmudece y renace en otro lugar. Como resultado, a pesar de que aparenta perecer en el aquí y ahora, obtiene su renacimiento en otro lugar. Nunca perece, siempre se mantiene inmutable”.

"Así dice este punto de vista erróneo. Pero sea como fuere, creer esto y considerarlo una enseñanza del Buda es ser más necio que coger una teja o un guijarro creyendo que se trata de oro o de alguna piedra preciosa. La vergüenza por tal estúpida ignorancia e ilusión no tiene comparación. Echū, el Maestro Nacional de la Gran China Song (26), advirtió encarecidamente sobre dicho punto de vista. Equiparar el maravilloso Dharma de todos los Budas con la errónea noción de que tu mente se adecuará del todo a tus características físicas que perecen, e imaginar que la misma cosa que da origen a la causa del nacimiento y la muerte te liberará del ciclo de nacimiento y muerte, ¿no es ser un necio? ¡Y cuán profundamente lamentable! Ten en cuenta que ésta es la visión errónea de alguien que se encuentra fuera de la Vía y que no presta la mínima atención a la misma.

"Dado que ahora siento aún más pena por tí, no puedo dejar el asunto aquí, sino que voy a tratar de recomponer tu visión errónea. Debes entender que, en el budismo, siempre hablamos del cuerpo y la mente como algo inseparable, y también de que su naturaleza y la forma que adopta no son dos cosas distintas. Como esta Enseñanza fue bien conocida por igual tanto en la India como en China, no nos atrevemos a soslayarla. Aún más, en la enseñanza budista se habla de lo que es permanente, y se dice que todas las cosas no son permanentes sin que a la vez se disocien en categorías de "cuerpo" y "mente". En la enseñanza que habla de la cesación de todas las cosas se dice que están sujetas a cesar sin diferenciar si poseen una naturaleza o una forma particular. Entonces, ¿por qué te arriesgas a contradecir este principio correcto afirmando que el cuerpo perece mientras que la mente permanece de forma permanente? No sólo eso, debes entender plenamente que “nacimiento y muerte” son el nirvana: nunca ha habido ninguna observación sobre un nirvana ajeno al nacimiento y a la muerte. Además, a pesar de que sea posible de que creas erróneamente que exista un Buda de la Sabiduría separado del nacimiento y la muerte, ya que has aprendido que la mente permanece permanentemente fuera del cuerpo, esa "mente" tuya -que entiende y elabora lo exterior, que percibe las cosas, y que sabe lo que son- todavía es algo que aparece y desaparece, y que no es en absoluto “fija”. ¡No dudes de que esa "mente" tuya sea algo totalmente transitorio!

"Si quieres comprobarlo, observarás que el principio de la unidad de cuerpo y mente es algo sobre lo que constantemente se habla en el budismo. Así que ¿cómo puede evitar la mente, por sí sola y al margen del cuerpo, que surja y desaparezca de la misma manera que ese cuerpo tuyo que nace y muere? Si por otra parte fueran inseparables y por otra, y al mismo tiempo, separables, entonces lo que el Buda habría dicho habría sido falso y engañoso.

"Además, en caso de que se te ocurra la idea de que erradicar el nacimiento y la muerte sea realmente el Dharma, esto conduciría a mancillar el Precepto contra el desprecio del Budadharma. ¡Ten cuidado con esto!

"También hay que entender que lo que se denomina en las Enseñanzas del Buda como la “Puerta de la Enseñanza a las inmensas características comunes de la naturaleza de todas las mentes” comprende todo el universo, sin dividirlo en naturalezas innatas y sus formas, ni refiriéndose nunca a las cosas como “acceder a la existencia” o "perecer". Nada, ni el despertar a la iluminación y ni el nirvana, se excluye de la naturaleza innata de vuestra mente. Todo y cada cosa del conjunto del universo es simplemente una “Mente Única”, en la que nada está excluido. Todas las Puertas de la Enseñanza son igualmente esa Mente Única. Afirmar que no hay diferencias de ningún tipo es la forma en que los budistas entienden la naturaleza de la mente. Así, dentro de éste Dharma absolutamente incluyente, ¿cómo se puede separar el cuerpo de la mente o separar el nacimiento y la muerte del nirvana? Tu eres ya discípulo de Buda, así que no oirás el ruido de la lengua de un necio que difunde opiniones que están fuera del verdadero camino".

Puedes preguntar entonces: "¿Los que no realizan la meditación sentada devotamente tienen que observar estrictamente los Preceptos y las reglas monásticas?"

Quiero señalar: "mantener los Preceptos y llevar una vida pura son prácticas habituales en la tradición Zen, y son la conducta habitual de los Budas y Patriarcas. Sin embargo, los que aún no han adoptado formalmente los Preceptos, o los han roto, no podemos decir que su meditación sentada sea sin valor ni mérito alguno".

Entonces puedes preguntar: "sin duda, alguien que está tratando de practicar la meditación sentada puede también hacer otras prácticas como los mantras que se cantan en el Shingon o la introspección del Tendai, ya que lo que se pretende es dejar de pensar en los malos pensamientos y contemplar lo que es la Verdad. ¿De acuerdo?"

Me gustaría señalar: "cuando estuve en China, pregunté a maestros de nuestra tradición sobre las claves genuinas de una instrucción exitosa. Ninguno de ellos me dijo que hubiera oído hablar sobre alguno de nuestros antepasados al que le hubiera sido Transmitido correctamente el sello de Buda en la India o en China que, ni ahora ni en el pasado, hubiera hecho nunca una doble práctica. En verdad, si tú no te concentras en lo que estás aprendiendo para la realización de la Gran Cuestión Esencial, nunca alcanzarás la Sabiduría Única".

Puedes preguntar entonces: "¿Esta práctica puede ser realizada por hombres y mujeres laicos, o sólo es apta para monjes?".

Quiero señalar que “los Patriarcas han dicho en su Enseñanza que “cuando se trata de la realización del Budadharma, no se hace distinción entre hombres y mujeres, ni entre poderosos y humildes".

Entonces puedes preguntar: "al dejar atrás la vida del hogar, los monjes se alejan inmediatamente de todos sus vínculos, de manera que no tienen impedimentos para practicar con diligencia la meditación sentada. Pero, los que estamos envueltos en los asuntos diarios de la vida seglar ¿Cómo podemos hacer la instrucción y la práctica para que podamos realizar el Camino de los Budas, que no concierne a los asuntos mundanos?".

Quiero señalar: "los Budas y Patriarcas, con desbordante benevolencia han abierto de par en par las Puertas de Su compasión. Lo han hecho para ayudar a que todos los seres sensibles se den cuenta de la verdad y entren en la Vía. ¿Quién del mundo de lo terrenal o de lo sagrado podría quedar quizá excluido de entrar? Hay que buscar ejemplos en el pasado y en el presente, y hay muchos casos autenticados, por cierto.

"Por ejemplo, los emperadores chinos Tang Taizong y Shunzong (27) estaban profundamente inmersos en los innumerables asuntos de Estado, sin embargo, por su diligencia en la práctica de la meditación sentada lograron atravesar la Gran Vía de los Budas y Patriarcas. Los ministros Li y Fang, sus consejeros, sirvieron como hombres de confianza a sus emperadores, y no sólo se aplicaron realizando la meditación sentada, sino que también despertaron a la Verdad y accedieron al Gran Camino de los Budas y Patriarcas. Simplemente, todo depende de si tú tienes o no la determinación de hacerlo: no tiene nada que ver con ser un padre de familia o un monje. Los que puedan discernir profundamente en la diferencia entre lo que es excelente y lo que es mediocre, se abrirán naturalmente a la fe y a la confianza. Más evidente es que los que consideran los asuntos mundanos como un impedimento para el Budadharma sólo están infiriendo que el Budadharma no existe en el mundo material, y lo hacen porque no han reconocido que, en el Dharma del Buda, hay "caminos mundanos”.

"Más recientemente, en la Gran China Song hubo un ministro llamado Consejero Feng. Fue un oficial de alto rango que estaba muy comprometido en el Camino de los Patriarcas, y compuso un poema sobre sí mismo:

Cuando estoy libre de audiencias,
me dedico a meditar.
Rara vez la olvido cuando me acuesto
o me voy a dormir a mi cama.
Aunque tengo la apariencia
de un ministro de Estado,
me llaman “el viejo monje budista",
de mar a mar.

Este poema nos dice que, a pesar de que Feng estaba en una posición en la que sus obligaciones le dejaban poco tiempo libre, su compromiso en el camino de los Budas era tan profundo que despertó a la Vía. Con él en nuestra mente, debemos reflexionar sobre nosotros mismos y ver cómo nuestra condición se vislumbra en el espejo de los tiempos antiguos. En la Gran China Song nunca oí decir que los regentes actuales y sus ministros, sus nobles y plebeyos, sus hombres y mujeres, no hubieran fijado su corazón en el Camino de los Patriarcas. Tanto los que estaban en la milicia como los funcionarios estaban comprometidos en buscar instrucción en la meditación y en el estudio de la Vía. Y entre los que lo intentaban había, sin duda, muchos iluminados porqué se encontraba en lo más profundo de sus corazones y de sus mentes. Así es que deberías saber que las obligaciones mundanas no impiden, por sí mismas, el Dharma de Buda.

"Si el auténtico Dharma de Buda se extiende por todo un país, todos los Budas y todos los seres celestiales ofrecerán continuamente su protección y, en consecuencia, el gobernante transformará a su reino en pacífico. Ya que es lo sabio y lo santo lo que atrae la paz, el Budadharma se volverá cada vez más poderoso.

"Además, cuando el Venerable Shakyamuni se encontraba en el mundo, incluso los perversos en sus acciones o los retorcidos en sus opiniones encontraron la Vía. En los sanghas de los Patriarcas y maestros, tanto los “jóvenes cazadores " como los “viejos leñadores” (28) experimentaron por igual el despertar espiritual. Así que, sin duda ¡esto es posible para todo el mundo! Basta con hallar el educativo sendero de un verdadero maestro".

Puedes preguntar entonces: "si decido hacer esta práctica, ¿puedo despertar a la Verdad aun en este mundo actual que se encuentra al final de la degenerada etapa de las Enseñanzas del Buda?".

Me gustaría señalar que "aunque los que se dedican al estudio de los Sutras llevan a cabo una encomiable tarea, en los “dos vehículos” genuinos no se hace distinción acerca de la Verdad, ni si ésta es superficial o se halla en el período final del Dharma. Todo el mundo puede realizar la Vía si practica. No sólo eso, sino que con este Dharma Genuino que es Transmitido directamente, una vez que se ha entrado en la práctica y se ha abandonado el Yo, se puede gozar de los maravillosos tesoros que se encuentran dentro de uno mismo. Haber despertado o no a la Verdad es algo que los que efectúan la práctica lo saben de forma natural del mismo modo que las personas que beben agua diferencian si es fría o caliente".

Entonces puedes preguntar: "hay quien dice que, de acuerdo con el Dharma de Buda, si se comprende perfectamente el sentido de “nuestra propia mente es Buda", a pesar de que no se canten los Sutras o se pongan a practicar físicamente el Camino de Buda, no se estará falto del Budadharma. El despertar en la Vía se reduce en saber simplemente que el Dharma de Buda siempre ha existido dentro de uno mismo y, aparte de esto, no hay necesidad de recurrir a nadie ni a nada para buscar nada. Entonces, ¿por qué debo involucrarme con diligencia en la práctica de la meditación sentada?".

Quiero señalar: "esta afirmación es irremediablemente poco fiable. Si la cuestión fuera tal como ha sido expuesta, entonces cualquier persona con una mente consciente podría explicar el principio del Budadharma sin tener que despertarse a nada. Debes entender que el Dharma de Buda debe ser examinado sin apegarse a cualquier noción de "Yo" u "otro”. Creyendo que “él mismo era el Buda” en lo que es la realización de la Vía, el Venerable Shakyamuni no se habría ido a buscar ninguna solución al sufrimiento que ayudara a todos los demás a realizar el Camino.

"Permitidme por un momento corroborar esto con un maravilloso caso relacionado con un venerable anciano de gran virtud:

Hace mucho tiempo, hubo un monje del sangha del maestro Zen Hōgen (29) llamado Gensoku, y que era subordinado suyo como responsable administrativo del templo. El maestro Hōgen le preguntó: "Decano Gensoku, ¿cuánto tiempo llevas en nuestra comunidad?"

Gensoku respondió: "Bueno, llevo tres años en la comunidad".

El maestro preguntó: "¿Cómo es que sigues siendo un novicio? ¿Por qué no me has preguntado nunca sobre el Dharma de Buda?" 

Gensoku respondió: "No voy a mentir a Su Reverencia. Anteriormente, cuando estuve meditando con el maestro Seihō, llegué totalmente al gozoso lugar en el Budadharma".

El Maestro dijo: "¿Y qué se dice de como lograste llegar a ese lugar?"

Gensoku dijo: "Una vez le pregunté a Seihō qué era el Verdadero Yo de un novicio, y Seihō respondió: "Aquí viene el Dios Chimenea buscando el fuego” (30).

Hōgen respondió: "Muy bien dicho. Pero me temo que no lo pudiste entender".

Gensoku dijo: "Al Dios Chimenea se le asocia con el fuego, por lo que entiendo que quiere decir que, al igual que el fuego se utiliza para obtener el fuego, el Verdadero Yo se utiliza para buscar el Verdadero Yo".

El Maestro dijo: "¡Cómo yo sospechaba! No lo has entendido. Si esto fuera el Dharma de Buda, no es probable que hubiera prosperado ni hubiera sido transmitido hasta nuestros días".

Gensoku se angustió tanto que abandonó el monasterio. Yendo por el camino pensó para sus adentros: "En este país, el maestro es conocido como un certero y sabio maestro, como un gran líder espiritual y guía de quinientos monjes. Cuando me ha regañado por haberlo interpretado mal, es que debe tener, sin duda, su razón”. Así que regresó junto a su maestro e, inclinándose respetuosamente a modo de disculpa, le dijo: "Entonces, ¿cuál es el verdadero Yo de un novicio?".

El maestro respondió: "Aquí llega el Dios Chimenea buscando el fuego”. Al oír estas palabras, Gensoku despertó plenamente al Budadharma.

"Está claro, pues, que la comprensión intelectual de “el propio Yo es Buda" no es motivo suficiente para decir que se ha comprendido el Dharma de Buda. Si la comprensión intelectual de “el propio Yo es Buda” fuera lo que es el Budadharma, el maestro, en base a lo que anteriormente se ha dicho, no habría tenido que ofrecer orientación o amonestar a su discípulo de la forma en qué lo hizo. Desde el momento en que uno se encuentra con un buen guía espiritual, sin duda, se debe indagar inmediatamente sobre los procedimientos y principios de formación y práctica, así como invariablemente hacer todo lo posible por practicar la meditación sentada y mantenerse en la Vía, sin dejar que la mente se contente con una comprensión parcial. En caso contrario, la maravillosa maestría del Budadharma no daría ningún fruto".

Puedes entonces preguntar: "he oído que en la India y en China, tanto hoy en día como en el pasado, ha habido quien ha despertado a la Vía al escuchar el sonido de un golpe contra un bambú, y quienes al ver las tonalidades de una flor, se han iluminado en su mente tal cuál es, por no hablar del gran maestro Shakyamuni que realizó la Vía al vislumbrar la estrella de la mañana, o del Venerable Ananda que, con motivo de derribar el mástil de una bandera, se le hizo claro todo lo que era el Dharma (31). Además, desde los tiempos del Sexto Patriarca chino, en las cinco familias de nuestra tradición ha habido muchos que han comentado cuál era el fundamento de la mente al enfrentarse a una palabra o a un verso de un Sutra. Seguramente, toda esa gente que siempre estuvo practicando asiduamente la Vía haciendo únicamente la meditación sentada, ¿eran ellos?".

Quiero señalar que “lo que hay que saber es que a ninguna de estas personas en particular-ni al que se le iluminó la Mente viendo un color, ni al que despertó a la Vía por un gran estrépito- invirtió tiempo en la especulación y en análisis críticos, sino que con diligencia practicaron la Víay no crearon un segundo “personaje” -ya fuera un “Yo” o un “Otro”- mientras realizaban dicha práctica con plenitud”.

Entonces se puede preguntar: "la gente en la India y en China siempre ha sido básicamente honesta y clara. Puesto que estos dos países han sido centros de cultura, su gente, una vez instruida en el Dharma de Buda, ha logrado acceder a la Vía siempre rápidamente. Nuestro país, desde antiguo, ha estado muy desprovisto en cuanto a benevolencia y sabio discernimiento, por lo que ha sido difícil para nosotros acumular verdaderas semillas espirituales. Debido a que hemos sido una tierra de bárbaros salvajes, tales semillas todavía estan por verse, por desgracia. Por otra parte, los monjes de nuestro país son peores incluso que los padres de familia de esas grandes naciones. Nuestra gente es necia, de mente estrecha y mezquina. Se aferra fuertemente a éxitos pasajeros y se deleita en virtudes superficiales. ¿Seguirá siendo un pueblo así incluso si se sienta a meditar? ¿Tendrá éxito en la realización del Dharma de Buda?".

Quiero señalar: “como dices, la gente de nuestro país todavía no es totalmente benevolente y sabia en discernimiento, y también se abandona a la indolencia y a los prejuicios. Si hubiera tenido el Dharma correcto, Su dulce rocío se habría vuelto amargo y se habría convertido en un veneno para ella. El gusto por la fama y los beneficios llega fácil, y las ilusiones y los apegos son difíciles de soltar. Aun así, a las personas no se les requiere necesariamente una sabiduría mundana en lo terrenal o en lo sagrado para reconocer y entrar en el Dharma de Buda, ni para que puedan servir como barquero para conducir a otros más allá de lo mundano. Como cuando el Buda se encontraba en el mundo, y un hombre que estaba experimentando los cuatro frutos que conducen al estado de arhat (32) fue golpeado en la cabeza por una mano. O una mujer, que llegó a entender lo que era la Gran Vía tras comprender la manera frívola en cómo llevó el kesa de monje en una vida anterior. Las personas frívolas y necias son como animales estúpidos y desconcertados. Sin embargo, la fe y la confianza genuina las rescatan, y les proporcionan un camino que las apartan de sus ilusiones. También, al ver a un viejo monje ignorante y tontamente sentado, una devota mujer le llevó una comida en un cuenco sin cubrir, y así él despertó. Su experiencia no dependía de una “sabiduría iluminada" o de los Sutras, ni tampoco se basaba en palabras o explicaciones: simplemente fue rescatado por su fe y confianza genuinas.

"Las enseñanzas de Shakyamuni se han expandido a través de los tres mil mundos por unos dos mil años, y las tierras de todos esos mundos son de todo tipo y no son precisamente lugares de benevolencia ni sabiduría, ¡ni sus pobladores son necesariamente lúcidos o brillantes intelectualmente! Aun así, el verdadero Dharma del Tathágata siempre ha poseído una maravillosa e inimaginablemente grande y meritoria fuerza para que, cuando el tiempo se encuentre maduro, se extienda por todas esas tierras. Cuando las personas estén debidamente formadas y practiquen con fe y confianza genuinas -ya sean lúcidas o mediocres- todas por igual se darán cuenta de la Vía. No dejes pasar pensamientos como que nuestro país no es tierra de benevolencia ni sabio discernimiento, y que su gente es demasiado torpe o estúpida como para ser capaz de entender lo que es el Budadharma. Todas las personas están dotadas de la verdadera semilla de la Sabiduría espiritual. Sólo que es raro que se encuentren en exacta armonía con ella y, por tanto, todavía no la acepten completamente ni disfruten de ella".

-.-

El precedente intercambio de preguntas y respuestas quizá pueda resultar confuso por mis cambios en idas y venidas entre las perspectivas de uno u otro. Hasta cierto punto, puedo haber hecho crecer flores en el amplio cielo. Sea como fuere, desde el principio de nuestra tradición de la práctica diligente de la Vía, la meditación sentada todavía no se ha llevado a término en nuestro país, ¡qué triste para los que tienen anhelos espirituales! Es por esta razón que he reunido un poco de lo visto y oído por mí en China, y me contentaré con haber mostrado las genuinas claves de los maestros de Ojo claro, de modo que los deseosos de instrucción y de práctica puedan aprender de ellos aunque, a pesar mío, no disponga de tiempo suficiente para mostrar aquí las reglas y normas de los monasterios Zen, o el orden, protocolo y ceremonias de los templos. Además, esta tarea no debe hacerse con prisas.

A pesar de que nuestro país se halla al este del Mar del Dragón (33) que lo separa de China y se encuentra más allá de las nubes y de la niebla, en tiempos de los emperadores Kinmei y Yōmei (34), las Enseñanzas del Buda se movieron gradualmente de las tierras occidentales hacia el oriente, por fortuna para nuestro pueblo. Sin embargo, sus vocablos y modalidades, así como los ceremonias rituales asociados a éstos, han tendido a complicarse a menudo, por lo que han pesado mucho las dudas sobre cómo hacer la práctica. Pero ahora, si tú tomas los jirones de tu manto y los parches de tu cuenco de limosnas como tu labor de por vida, levantas una choza de techo de paja donde la roca blanca sobresale sobre las peñas cubiertas de musgo, y te sientas en la postura vertical y pules tu formación, en un abrir y cerrar de ojos serás uno de los que “van más allá de ser Buda", y llegarás rápidamente a la resolución de la Gran Cuestión por la que habrás practicado y estudiado toda tu vida (35). Estas son precisamente las sinceras advertencias del maestro Kodon del Monte del Colmillo del Dragón (36) y el legado en la forma de practicar trasmitido por Mahakasyapa en el Monte de la Pata de Gallo (37). En cuanto a los procedimientos para hacer la meditación sentada, debes seguir lo que se encuentra en el Fukanzazenji (38), y que escribí en el recién período Kanroku.

Aunque se debe tener permiso de su gobernante antes de propagar el budismo en un país, si pensamos una vez más en la herencia del Divino Pico del Buitre, y como luego todos los príncipes, señores, ministros y generales que han existido en los cientos de miles de millones de tierras ha sido gente que ha aceptado amablemente las enseñanzas del Buda, ahora, a causa de sus vidas pasadas, viven sin perder de vista su acariciado deseo de proteger el Dharma de Buda. Las tierras en las que se propaga esta ayuda espiritual, sean cuáles sean, no tienen por qué ser estrictamente budistas. Por lo tanto, para permitir que el camino de los Budas y Patriarcas siga adelante, no hace falta esperar necesariamente a que todas las condiciones sean perfectas. ¡Basta con pensar en hoy como un buen día para empezar!

Por lo tanto, dejo lo que he reunido aquí para los que están concentrados en las Enseñanzas del Buda, así como para cualquiera de la genuina corriente de discípulos que, en buscando la Vía, pasan como una nube y se balancean como un junco.

Escrito en el día de mediados de otoño del tercer año de la era Kanki (39) por mí, el monje mendicante Dōgen, que fue a la China Song para que pudiera recibir y traer de regreso la Transmisión del Dharma.

___________________


Genjō kōan
現成公案
La Realización de la Cuestión Esencial


Cuando los Budas transmiten sus enseñanzas sobre todas las manifestaciones de las existencias, hay “ilusión e iluminación", "práctica y enseñanza", "nacimiento y muerte”, "Budas y seres comunes”. Cuando no se acierta a hablar de un Yo identificado con la totalidad del universo, no hay ilusión ni iluminación, ni Budas ni seres ordinarios, ni nacimiento ni muerte. El camino del Despertar se revela naturalmente desde un sentimiento en el que no hay nada en exceso ni nada insuficientemente, aún existiendo nacimiento y muerte, ilusión e iluminación, seres ordinarios y Budas. Sin embargo, nos lamentamos cuando una flor se marchita o detestamos la maleza cuando todo lo cubre.

Pretender alcanzar la gran iluminación a partir del esfuerzo de uno mismo mientras se arrastra la propia carga es una ilusión. Alcanzar la iluminación mediante esfuerzo y avanzando con todas las existencias sí es despertar de la ilusión. Para obtener el Gran Despertar de lo ilusorio hay que ser como todos los Budas, puesto que estar equivocado en la propia iluminación no es más que ser como la gente común. También hay quien pretende realizar su iluminación en lo más sublime de la iluminación, pero eso no es más que un engaño de su propia ilusión.

Cuando los budas son verdaderamente budas, no tienen la necesidad de reconocerse ellos mismos en tanto que budas. Una vez han despertado a la naturaleza de Buda, llevan consigo la confirmación de su naturaleza de Buda.

Dado que contamos con un cuerpo y una mente, nos aferramos a las formas físicas que percibimos, y puesto que contamos con un cuerpo y una mente, nos aferramos a los sonidos que oímos. Como consecuencia de todo ello, nos volvemos inseparables de las cosas, y sin embargo somos como una imagen en un espejo o como el reflejo de la luna sobre el agua. Cada vez que somos testigos de eso, el lado opuesto se nos oculta en la oscuridad. Saber cuál es el camino hacia la Iluminación, es aprender qué es el verdadero Yo. Saber qué es el verdadero Yo, es olvidarse de uno mismo. Olvidarse de uno mismo es llegar a ser uno con el universo. Llegar a ser uno con la totalidad del universo es abandonar el cuerpo y la mente propios, y todos los demás cuerpos y mentes. Entonces olvidaremos el rastro de la experiencia del despertar, y mostraremos los signos externos de nuestro despertar olvidado continuamente, una y otra vez.

Cuando uno emprende la búsqueda del Dharma, se encuentra muy lejos de la tierra del Dharma, pero una vez ha obtenido el Dharma que le ha sido transmitido, se convierte inmediatamente en alguien capaz de permanecer en su naturaleza original.

Cuando uno viaja en una barca y vuelve su mirada hacia la orilla, cree que la orilla está en movimiento. Pero cuando fija su mirada en la barca, se da cuenta de que es la barca la que navega. Del mismo modo, si dejas ir irreflexivamente tu mente y tu cuerpo con todo lo que percibes de lo que hay en el mundo, te provocará el pensamiento erróneo de que tienes permanentemente tu naturaleza propia en tu cuerpo y mente. Pero si te comprometes decididamente a seguir la Vía y eres capaz de penetrar a ese lugar interior, se te aclarará la razón por la que no existe en todo el universo un "Yo" propio.

Un leño, una vez reducido a cenizas, nunca más podrá volver a ser un leño. Sin embargo, no debes aferrarte a la idea de que las cenizas son el futuro de lo que el leño fue en el pasado. Lo que hay que entender es que aún cuando el leño persista en su estado físico de ser leño, habrá un antes y habrá un después. Y aunque haya un antes y un después, hay un ahora que separa ese antes y ese después. Mientras las cenizas persistan en su estado físico de ser cenizas, éstas tendrán también su antes y su después.

Una vez que el leño se ha convertido en cenizas, al igual que no vuelve a ser leño lo mismo ocurre cuando alguien muere: no regresará a la vida de nuevo. A pesar de ello, tal como el Buda enseñó, no decimos que la vida se convierta en muerte, y eso es así por qué las cosas no se aparecen. Al girar la Rueda del Dharma, el Buda también enseñó que la muerte no se convierte en vida, aunque también dijo que las cosas no perecen. La vida es un estado en un momento, la muerte es un estado en otro momento. Es como el invierno y la primavera: no pensamos de ningún modo que el invierno se convierta en primavera, ni que la primavera se vuelva verano.

Cuando uno ha alcanzado el Despertar se asemeja a la luna que se refleja en el agua: la luna no se moja ni el agua es perturbada por ella. Aunque la luna sea grande y proyecte un gran haz de luz, puede ser hallada en lugares con muy poca agua. Aunque la luna se halle en su esplendor, o incluso la totalidad del cielo, una y otro se pueden ver en una simple gota de rocío haciendo equilibrios en una brizna de hierba o en una simple mancha de agua. El Despertar no hace estallar a nadie en pedazos, de la misma manera que la luna no hace mella en el agua. Ni nadie obstaculiza su Despertar, tal como una gota de rocío no impide ver en ella la luna en el cielo. Su escasa profundidad puede contener la totalidad de la inmensidad de la luna y del cielo. La extensión del periodo de tu Despertar, pues, dependerá de cómo de grande sea tu gota de agua, y de cómo de llena se halle de luna reflejada en ella.

Cuando la Verdad todavía no ha llenado completamente el cuerpo y la mente de uno, se tiende a creer que lo que se sabe del Dharma ya es suficiente. Pero cuando la Verdad llena ampliamente tu cuerpo y tu mente, tienes la certeza de que aún te falta algo. Es algo similar a cuando navegas en un barco en medio del océano y, más allá de la visión de una tierra o una montaña, todo lo que ves a tu alrededor no es más que la inmensidad del agua que te rodea. Alguien podría decir que no hay nada que ver. Sea como fuere, ese gran océano no es más que un gran círculo, y así lo percibimos sin que dependa de la dirección en la cual nos fijemos. Simplemente, no podemos alcanzar a ver el resto de la naturaleza de este océano, aunque alguien haya dicho que contiene el espléndido palacio de un dragón o su collar de preciosas joyas (1). Pero hasta donde nuestros ojos puedan ver de este océano, sólo nos parecerá un inmenso círculo en el que el universo entero parece fundirse en él.

Tanto si estamos atrapados en el polvo del mundo como nos hayamos apartado de él (2), permanecemos envueltos en múltiples acciones, pero sólo nos damos cuenta de lo que nuestros ojos pueden ver a través de la práctica de la meditación y del estudio de la Vía, ya que estamos limitados por lo que podemos ver y comprender en el momento presente. 

Tomando el punto de vista de nuestra tradición sobre el universo te darás cuenta de que, además de que éste pueda parecerte anguloso o redondeado, el resto de atributos del océano y de las montañas son tan vastos como ilimitados, y que el mundo existe por todos los lados de nuestro alrededor. Pero no es sólo como si se tratara por todos lados, date cuenta de que también se halla debajo de nuestros propios pies y dentro de cada gota de agua.

Un pez en el océano, nade hacia dónde nade, experimenta lo ilimitado del agua. Un pájaro en el cielo, por dónde sea que vuele, experimenta un aire sin límites. Sin embargo, desde el principio, tanto peces como aves han sido siempre uno con agua y cielo.

Sencillamente, cuando su necesidad es grande, hacen un uso grande, cuando su necesidad es pequeña, hacen un uso menor. Actuando de esta manera, nunca dejan de hacer el mejor uso de su medio, ni tampoco rechazan lo que lleguen a encontrar en él.

Si un pájaro es privado del cielo, morirá en corto tiempo. Si un pez es sacado del agua, morirá rápidamente. Te debes dar cuenta, pues, que el agua significa vida, y que el cielo también significa vida. La del pájaro se refiere a una vida, de la misma manera que la del pez también se refiere a una vida. Y estar vivo debe entenderse tanto en el sentido del pájaro como del pez. Así mismo, hay más consecuencias que comprender: esa condición no es distinta de la práctica espiritual y de la Iluminación, del fluir de la vida ni de la vida en ese flujo. Una vez que se ha examinado a fondo lo que es el agua y lo que es el cielo, si el pájaro o el pez son lo que son en referencia al agua y al cielo, nunca hallarán el camino en ningún océano o cielo, ni nada les conducirá al Lugar (3).

Pero cuando tú llegues a ese Lugar, será porqué habrás cuestionado espiritualmente lo que está ante tus ojos mientras recorres el Camino de los Budas y de los Maestros. Cuando tú encuentres la senda que has estado persiguiendo, descubrirás la realización de la Cuestión Esencial [Genjō Koan] que ha estado ante tus ojos mientras has estado recorriendo la Vía. Esa senda y ese Lugar no son ni grandes ni pequeños, ni uno ni otro, ni algo del pasado ni algo revelado en el momento presente: es tal como es.

Así, cuando la práctica espiritual le permite a uno realizar la Vía de los Budas, es que ha recibido una enseñanza y ha penetrado en ella, y cuando se encuentra con la oportunidad de actuar, pone en práctica lo que aquella enseñanza dice. Es ahí donde ese Lugar es. En consecuencia, si hemos adquirido bien el conocimiento espiritual, como más profundamente penetremos en la Vía más nos percataremos de que sabemos poco de ello. Viviendo a la par que efectuamos nuestra búsqueda, profundizaremos todavía más en el Dharma del Buda y en su práctica, y obtendremos todo lo que anhelamos.

Sin duda, una vez hayas despertado en el Lugar, no debes analizarlo con el fin de comprenderlo mediante tu pensamiento discriminatorio y, por tanto, a reducirlo a satisfacer tus propias opiniones. Cuando tú hayas despertado certeramente, todo a la vez se manifestará ante tus propios ojos, aunque como una cosa muy íntima que no necesariamente posee ninguna forma visible. "Manifestarse ante tus propios ojos" no lo es en sentido literal.

Un día de verano, el maestro Chan Mayoku Hōtetsu (4), se sentó abanicándose cuando un monje se acercó a él y le preguntó: "Se dice que la naturaleza del viento siempre permanece y que no hay lugar donde no corra, así que ¿por qué el maestro utiliza un abanico?". 

El maestro respondió: "Tú comprendes bien que la naturaleza del viento existe en todas partes, pero todavía no has comprendido el principio de que no hay lugar en el cual no se encuentre presente”. 

El monje preguntó entonces: "¿Cuál es ese principio por el cual está siempre presente?". 

El maestro simplemente siguió abanicándose. El monje se inclinó respetuosamente ante su maestro.

La experiencia inequívoca y genuina del Dharma de Buda, que es el camino vivo de la verdadera transmisión, es exactamente así. Puesto que su naturaleza está siempre presente, al maestro no le era necesario utilizar un abanico pero, incluso utilizándolo, el sonido del viento, es decir la sonoridad del Dharma, podía ser escuchada. No conocer Esto que siempre es perdurable, no es conocer la naturaleza del viento. Debido a que la naturaleza del viento siempre se cumple, el viento de la Enseñanza del Dharma pone de manifiesto ante nuestros propios ojos el Oro Verdadero (5) de la Gran Tierra (6), y extiende las nutricias aguas del Gran Río (7).

Esto ha sido escrito a mediados de otoño- es decir, el día quince del octavo mes lunar-, en el primer año de la era Tempuku (8), y dado a mi discípulo laico Yanagi Kōshū de Kyūshū. Incluido en 1252


______________________



Daigo
大悟
El Gran Despertar


El Gran Camino ha sido transmitido desde Buda sin interrupción, y los méritos de la enseñanza que han sido revelados de maestro a maestro, se han extendido por todas partes. Como fruto de ésto, tras haber experimentado plenamente el Gran Despertar y tras haber alcanzado la Vía sin necesidad de reconocerse ellos mismos en su despertar, se detienen sobre lo alcanzado y se deleitan en ello. Luego, abriéndose de su Despertar, se abandonan y actúan libremente, ya que esta es la manera habitual de los Budas y de los Patriarcas. Todas las horas del día son empleadas para lo que debe ser atendido, y todas las horas del día son utilizadas para lo que debe ser tenido en cuenta. Y se deleitan con bolas de barro, así como en la adhesión en su corazón y en su espíritu que ha abierto esa llave maestra (1). 

Desde el instante de su Gran Despertar, los Budas y los Patriarcas se comprometen inequívocamente a la consumación de su instrucción espiritual y de su búsqueda, que se manifiesta plenamente de esta manera. Al mismo tiempo, la plena consecución del Gran Despertar no debe ser interpretado por lo que es un Buda o un maestro, ni la pertenencia plena de un Buda o de un maestro debe ser interpretada como la realización del Gran Despertar en su integridad. Los Budas y los maestros surgen de los límites del Gran Despertar. El Gran Despertar es su Rostro Original que surge de un Lugar situado más allá de “Buda” y “maestro”.

Las aptitudes innatas de los seres humanos son muy diversas. Los hay quienes por naturaleza conocen lo que la vida es en realidad y, una vez nacidos, se liberan de los sufrimientos y de lo ilusorio de la vida. Es decir, a través de su propia existencia corporal dominan en profundidad lo que la vida realmente es: principio, transcurso y fin. Hay otros que reconocen la Verdad mediante la instrucción, se implican en el estudio, y finalmente adquieren un dominio de sí mismos. En otras palabras, exprimen a fondo la piel y la carne, los huesos y la médula (2) de su instrucción. 

Y están los que saben lo que es un Buda. Éstos van más allá de los que reconocen la Verdad a través de la experiencia de la vida y de los que reconocen la Verdad mediante la instrucción. Éstos trascienden los límites entre el Yo y todo lo demás, no están supeditados en el aquí y ahora, y se encuentran más allá de juzgar cuando se trata de conocer que es el Yo y lo demás. Es decir, tienen un conocimiento que no procede de un maestro. Tampoco dependen de un guía espiritual, ni de los Sutras, ni de la naturaleza de las cosas, ni de sus formas externas, ni tampoco tratan de ofrecerse y de entregarse a su entorno, ni intentan mantenerse al margen de los demás, sino que son completamente transparentes, sin nada que ocultar. De todos estos tipos no hay por qué concluir que uno sea brillante y otro mediocre. Cada tipo se manifiesta plenamente según los méritos de su instrucción.

Como consecuencia, haríais bien en examinar con vuestros conocimientos si pueden existir seres, conscientes o no, que puedan llegar a conocer la Verdad sólo viviendo su vida cotidiana. Cualquiera que haya llegado a conocer la Verdad viviendo la vida se habrá dado cuenta de que la Verdad es el resultado de vivir la vida de cada día. Una vez se ha despertado en la Verdad, ésta se revela en vuestra vida cotidiana tal como lo hacen vuestros conocimientos y práctica durante toda vuestra vida. Estos son los que los Budas y los Patriarcas, los verdaderos adiestradores y domadores de Seres Humanos (3), han llegado a ser denominados como "los que han comprendido plenamente lo que es la vida", ya que Ellos han comprendido plenamente lo que significa el Despertar. Será vuestro despertar a lo que es la vida lo que os lleve a participar del Gran Despertar, ya que el primero se manifestará en vuestro esfuerzo para la realización de éste.

En consecuencia, los que han experimentado que el Gran Despertar es aceptar los Tres Mundos, el del deseo, el de la forma, y el de lo sin forma; los que se han percatado de que el Gran Despertar es aceptar los cientos de fenómenos que se ponen de manifiesto; los que han percibido que el Gran Despertar es aceptar los Cuatro Elementos; los que han descubierto que el Gran Despertar es aceptar a los Budas y a los Patriarcas; los que han reparado de que el Gran Despertar es aceptar su propio koan vital, cada uno de ellos, y todos en su conjunto, pues, han aceptado el Gran Despertar y han experimentado un Gran Despertar. El auténtico momento en que tiene lugar el Despertar es en “el ahora”.

-.-

Rinzai Gigen (4) dijo una vez: "Si tuviéramos que buscar en la gran China de los Tang una sola persona que no estuviera iluminada, sería difícil encontrarla”. Lo que el gran maestro Rinzai nos dice aquí es la piel y la carne, los huesos y la médula del linaje genuino, así que no hay razón para pensar que sea erróneo. Lo que él llama “la gran China de los Tang” significa "todos los lugares que tus ojos puedan alcanzar". Esto no tiene que ver ni con "la totalidad del universo", ni se limita a una pequeña porción de tierra. Si en cualquier lugar buscamos una única persona que no tenga la iluminación, será difícil encontrarla. El Yo de ayer era uno mismo no-iluminado, y el Yo de hoy es otro uno mismo no-iluminado. En última instancia, tanto si buscas entre montañeses como entre pescadores del pasado o del presente, no hallarás a ninguno de que no sea no-iluminado. Los discípulos que exploren las palabras de Rinzai de este modo, no emplearán su tiempo en vano.

Aún así, también conviene indagar en la competencia del pensamiento de los maestros de nuestra tradición Soto Zen. Brevemente, me gustaría disentir algo de Rinzai: si tú, Rinzai, sólo conoces que una persona no-iluminada sea difícil de encontrarla y no sabes que una persona iluminada también es difícil de ser encontrada, no es suficiente afirmar esto y que se haya explorado a fondo la cuestión, incluso en el caso de que una persona no-iluminada sea difícil de encontrar.

A pesar de que en la búsqueda de quien no esté iluminado sea difícil de encontrar ni siquiera uno de solo, ¿qué ocurriría si alguna vez te encuentras con una persona que esté medio iluminada, y cuyo semblante y actitud afables parezcan impresionantes en su manifestación? A pesar de que te parezca incluso dificultoso hallar una persona no-iluminada en la gran China de los Tang, no consideres que esto sea acabar con el problema.

Debes de haber intentado buscar dos o tres grandes Chinas de los Tang dentro de una sola persona o media en una persona. ¿Es algo difícil de encontrar? ¿Es algo que no es difícil de hallar? Cuando alguien está en posesión del principal objeto de práctica, éste puede ser de idéntica confianza que un antiguo maestro plenamente iluminado del Buda.

-.-

Kegon Kyujo fue uno de los herederos en el Dharma de Tōzan (5). Kyujo era su nombre de pila. Un monje le preguntó una vez: "¿Qué se siente cuando una persona que ha experimentado el Gran Despertar vuelve a lo ilusorio?"

El maestro respondió: "Un espejo roto no refleja la luz de nuevo. Sería difícil que una flor caída volviera a ascender al árbol".

La pregunta plantea efectivamente una cuestión esencial, y proporciona la excelente oportunidad de ofrecernos una enseñanza a todos. Si esta cuestión no hubiera sido planteada en el sangha del monasterio de Kegon, no habría sido explicada, y si no hubiera sido contestada por uno de los herederos en el Dharma de Tōzan, la respuesta no habría sido tan inspirada. Así debe ser realmente la práctica en el monasterio de un antiguo maestro totalmente iluminado del Buda.

Cuando alguien experimenta el Gran Despertar, no podemos decir que ese Gran Despertar haya estado en esa persona desde el principio, ni que esa persona que experimenta el Gran Despertar lo mantenga guardado consigo o en algún otro lugar, ni que el Gran Despertar sea algo que sólo encuentren en este mundo los que están en las últimas etapas de su vejez. Esa persona no se esfuerza por extraérselo de sí mismo, pero sin embargo, experimentará inequívocamente el Gran Despertar. Sin embargo, ni obtiene solamente una ausencia de ilusiones como Gran Despertar, ni tiene como único objetivo ser alguien con ilusiones que plantar y hacer brotar la semilla del Gran Despertar.

Aunque la persona del Gran Despertar experimente el Gran Despertar, alguien sujeto a ilusiones también puede experimentar el Gran Despertar. Así como hay personas de Gran Despertar, hay Budas de Gran Despertar. Hay la tierra, el agua, el fuego, el aire y el éter del Gran Despertar, y hay los pilares del templo y las linternas de piedra de jardín del Gran Despertar. Planteémonos ahora algunas preguntas sobre los que han experimentado el Gran Despertar. El caso de los que han experimentado el Gran Despertar pero que también son capaces de volver a lo ilusorio demanda la necesidad de exponer algo al respecto. Y Kegon no rehúye la cuestión, ya que abriga los antiguos usos de la vida en el monasterio, que son los meritorios medios de los Budas y de los Maestros antiguos.

Centrémonos por un momento en las siguientes preguntas: ¿Cuándo se ha experimentado el Gran Despertar y se vuelve a lo ilusorio, se vuelve a ser exactamente igual que quien no ha experimentado el Gran Despertar? ¿Cuándo alguien ha experimentado el Gran Despertar y reaparece lo ilusorio, el Gran Despertar obtenido es algo ilusorio? ¿Es que alguien padece cierta ilusión de lo ilusorio de su interior o de algún otro lugar y luego lo aplica para ocultar su Gran Despertar? ¿O, es que quién ha experimentado el Gran Despertar como una persona completa, destruye luego su Gran Despertar cuando recae en lo ilusorio? O también, ¿lo que se denomina como “la reversión a lo ilusorio de quién ha vivido el Gran Despertar" se refiere al mantenimiento del Gran Despertar incluso mediante un retorno a lo ilusorio? Hay que explorar estas cuestiones a fondo, una a una. Y también: ¿el Gran Despertar va por un lado y la reversión a lo ilusorio por otro? Sea como fuere, necesitáis saber que en vuestro compromiso con la búsqueda espiritual mediante la práctica, aprenderéis que quien ha experimentado el Gran Despertar padece retornos a lo ilusorio. Necesitáis saber que el Gran Despertar y retornar a lo ilusorio están íntimamente relacionados.

En consecuencia, “tomar al propio hijo por un ladrón” no significa “regresar a lo ilusorio”, ni “no tomar al propio hijo por un ladrón” tampoco significa la vuelta a lo ilusorio. El Gran Despertar será “tomar a un ladrón por un ladrón”, mientras que regresar a lo ilusorio sería “tomar al propio hijo por el propio hijo”. “Incluir la parte grande" es el Gran Despertar, mientras que “tomar la parte distante de lo que es pequeño" es lo que revierte en lo ilusorio. Como consecuencia, cuando buscamos y tratamos de comprender a quién ha recaído en lo ilusorio, nos encontraremos a alguien que ha experimentado el Gran Despertar. Tenemos que examinar cuidadosamente, ahora mismo, si nosotros mismos sufrimos ilusiones o no, ya que es por eso que buscamos humildemente a los Budas y a los Maestros.

El maestro dijo: "Un espejo roto no refleja de nuevo la luz. Sería difícil que una flor caída subiera de nuevo al árbol".

Esta enseñanza a la sangha se aplica en el mismo instante en que el espejo se hace añicos. Es inútil concentrarse en el tiempo durante el cual el espejo no estuvo roto y luego centrarse a analizar la frase "un espejo roto”. Algunos de vosotros podéis entender el punto clave de la observación de Kegon sobre el espejo roto, que no refleja su luz de nuevo, y que es difícil para una flor caída a subir de nuevo al árbol, como la afirmación de que quien ha experimentado el Gran Despertar no puede volver otra vez a lo ilusorio. Y vosotros quizá expreséis esto diciendo que quién ha experimentado el Gran Despertar no pierde su luz de nuevo, y que el que ha experimentado el Gran Despertar le resultará difícil subirse al árbol del Yo. Pero la afirmación de Kegon va más allá de este análisis de la Cuestión Esencial (6). Y algunos podéis pensar que el monje debe estar preguntando algo parecido a "¿cómo es la vida cotidiana de una persona que ha experimentado el Gran Despertar?", y la respuesta a esto podría ser: "Hay momentos en que uno regresa a lo ilusorio". Pero la consideración verdadera no es así.

Lo que el monje está preguntando es "¿qué se siente cuando alguien que ha experimentado el Gran Despertar recae en lo ilusorio?", de manera que está demandando una aclaración sobre el momento en que se vuelve a lo ilusorio. La observación del maestro "un espejo roto no refleja la luz de nuevo; es difícil que una flor caída vuelva a subir al árbol" expresa plenamente ese momento. Cuando una flor caída es sólo una flor caída, a pesar de hubiera podido estar en lo alto de un tronco de cien pies, sigue siendo una flor caída.

Puesto que un espejo roto es sólo un espejo roto, aquí y ahora, y a pesar de que todavía pueda reflejar mínimamente lo vivo, es incapaz de reflejar de nuevo la luz. Retomando las expresiones "un espejo roto” y “una flor caída”, debéis explorar el caso de quien habiendo experimentado el Gran Despertar recae en lo ilusorio. En aquel momento, el Gran Despertar es como convertirse en Buda, y volver a lo ilusorio es ser alguien común. Esta afirmación no es algo que debamos interpretar como si estuviéramos hablando de "volver a ser un ser humano común y corriente" o de "dejar huella al introducirse en la Fuente” (7).

Quizá haya quien opine que cuando alguien actúa en contra de su Gran Despertar se convierte en un ser humano común, pero esto no comporta que su Gran Despertar haya sido violado, que su Gran Despertar haya desaparecido, o que lo ilusorio haya regresado. No debemos olvidar el camino que realiza la gente común. En verdad, el Gran Despertar no tiene límites, y el retorno a lo ilusorio tampoco tiene límites. No hay ilusión que obstruya al Gran Despertar. Porcada tres instancias de Gran Despertar que se puedan dar al mismo tiempo, podemos crear una instancia de una cierta ilusión mediana. En razón a esto, hay montañas nevadas que se someten al Gran Despertar por el bien de las montañas nevadas, al igual que los árboles y las rocas se someten al Gran Despertar cediéndoselo a los árboles y a las rocas (8).

El Gran Despertar de todos los Budas es Su consecución del Gran Despertar por el bien de los seres sensibles. El Gran Despertar de los seres sensibles es su consecución por el Gran Despertar de todos los Budas. Este despertar nada tiene que ver con lo que llegó antes o con lo que vendrá después. En ese mismo instante, el Gran Despertar se encuentra más allá de uno mismo y más allá de todo lo demás. No es algo que nos alcance desde algún lugar externo, sino que llena la totalidad de los afluentes y los ríos de los valles. Tampoco es algo que se aleje de nosotros, pero sí que es incompatible con una búsqueda de “lo demás”. ¿Y por qué es así? Por qué uno se ha alejado de la aflicción de todo lo que es "lo demás".

-.-

El maestro Keichō Beiko tenía un monje que preguntó a Kyōzan (9): "¿Por qué la gente de hoy en día ni siquiera intenta hacer uso del Gran Despertar?". Kyōzan respondió: “Si bien el despertar no es algo inexistente, la pregunta debería ser ¿cómo podemos evitar que quede relegado a una cuestión de orden menor?".

El monje regresó a su monasterio e informó de todo esto a Beiko, y Beiko se comprometió a estudiarlo en profundidad.

El “hoy” del que habló el monje es el ahora, que siempre está presente. Aunque pensemos en términos de pasado, presente o futuro miles de miríadas de veces, todos estos pensamientos únicamente surgen en el momento presente. Sin lugar a dudas, toda persona vive en el ahora. Pero a veces sólo son sus ojos quienes se posan en el presente y, a veces, es su nariz la que se está en el presente.

"¿Por qué la gente ni siquiera intenta hacer uso del Gran Despertar?"

Examinemos estas palabras lenta y cuidadosamente, penetrando en nuestros sentimientos y pensamientos. En la actual gran China de los Song, necios con cabeza rapada (10), entre otros, van por ahí diciendo: "El camino hacia el despertar es mi objetivo prioritario”. Pensando de esta manera pueden esperar en vano el despertar. Ni están iluminados por la luz de los Budas y los Patriarcas, y yerran con indolencia en vez de ir a practicar con un buen y genuino guía espiritual. Aunque el Buda viviera hoy día en este mundo, serían incapaces de liberarse del sufrimiento y de la ignorancia.

La pregunta sobre si la gente busca o no el Gran Despertar no está diciendo que no exista el despertar, ni dice que no exista, ni dice que se trate de otra cosa. Está diciendo: "¿Acaso tratan de obtenerlo?". Sería como si hubiera dicho: "Hoy en día, la gente realiza el despertar de alguna manera”. Si hubiera dicho que alguien ha alcanzado la comprensión espiritual, sonaría como si no hubiera existido de manera continuada. Si hubiera dicho que el despertar alcanzó a alguien, sonaría como si ese despertar existiera continuamente en otro lugar. Si hubiera dicho que alguien se hubiera vuelto espiritualmente despierto, sonaría como si el despertar tuviera un principio. Él no habló de ello como si fuera de esta o de otra manera. Aun así, cuando habló de cómo es realmente el despertar, preguntó si se intenta hacer uso del despertar.

Al hablar del despertar, dijo Kyōzan: "Si bien el despertar no es algo inexistente, la pregunta es ¿cómo podemos evitar que quede relegado a una cuestión de orden menor?". Al afirmar esto, nos está diciendo que incluso lo que sea de importancia secundaria seguirá siendo el despertar. Su expresión sobre la importancia menor es como si hubiera dicho: "¡has despertado espiritualmente!". O "has realizado el despertar". O "¡el despertar ha llegado a tí!". Incluso si dijera "te has convertido" o "ha llegado a ti” indicaría que se trata de un despertar. Como consecuencia de todo ello, a la vez que lamenta el hecho de que ha sido relegado como asunto de menor importancia, está negando que exista una cuestión de menor importancia. Una cuestión de importancia menor que nace de la comprensión espiritual se puede tomar como algo que realmente es de importancia menor. Por consiguiente, incluso si se tratara de una importancia menor, aunque fuera una más entre cientos de miles de asuntos de cierta importancia, seguiría siendo un despertar. No es cierto que cuando algo es de importancia menor, necesariamente implique que algo existía anteriormente como una cuestión de primordial importancia. Por ejemplo, cuando tratamos el "Yo" de ayer como nuestro “Yo”, lo mencionábamos como si nuestro "Yo" de hoy fuera de otra persona. Kyozan no está diciendo que el despertar de este instante no existiera ayer, ni está afirmando que es algo que acabe de dar comienzo ahora: así es como se explora la Cuestión Esencial a través de nuestra práctica. Así, la cabeza de algunos que han experimentado el Gran Despertar es de color negro, y la cabeza de otros que han experimentado el Gran Despertar es de color blanco (11).

Dado al sangha en el Kannondōri del Templo de Kōshōhōrin-ji en la primavera del día veintiocho del primer mes lunar, en el tercer año de la era Ninji (12).


________________________



Zammai ō Zammai
三昧王三昧
El samadhi de todos los samadhis
[El estado meditativo más profundo de todos los estados meditativos]


Recorrer todo el universo a gran velocidad y vivir una preciosa y enormemente honrada vida en la morada de los Budas y de los Patriarcas es como sentarse en una flor de loto (1). Pasar por encima de escépticos y de hordas de diablos, y luego, ya en las estancias interiores de los Budas y de los Patriarcas, ser alguien que ha comprendido la intención del Budadharma es como sentarse en una flor de loto. Para ir más allá de los límites más alejados, dónde se encuentran los Budas y los Patriarcas, sólo hay este método. Por esta razón los Budas y los Patriarcas se han esforzado en este método sin tener en cuenta ninguna otra práctica.

En cualquier circunstancia hay que tener en cuenta que el mundo de la meditación sentada es algo muy alejado de otros mundos. Habiendo dejado claro este principio, los Budas y los Patriarcas se han comprometido en hacer todo lo posible por propiciar el despertar, la instrucción y la práctica, y la realización de la sabiduría espiritual y la libertad del Nirvana. Cuando te sientas, debes examinar cuidadosamente con tus conocimientos si la totalidad del universo es vertical u horizontal (2). Cuando nos sentamos, ¿qué es exactamente “estar sentado”? ¿Es nuestra mente haciendo piruetas? ¿Es como un pez retozando libremente en el agua? ¿Es pensar en algo? ¿Es ir tras algo? ¿No correr detrás de nada? No, es estar sentado cuando nos sentamos, es sentar el cuerpo y la mente, abandonando todo lo que existe más allá de nuestro asiento y de nuestro cuerpo y mente, ¡sólo sentarse! De esta manera, sólo sentado (3), examinarás a fondo con tu práctica un millar o más de naturalezas: cientos de miles de naturalezas. Tu cuerpo debe sentarse como si lo hiciera sobre una flor de loto.

-.-

Mi difunto maestro, un Viejo Buda, dijo una vez:

“La práctica de la meditación es abandonar cuerpo y mente. Lograr esto, de inmediato, es el propósito de la práctica de la meditación sentada. ¡Sólo estar atento, sólo estar sentado! No tienes que ofrecer incienso, ni hacer postraciones, ni cantar el nombre de Buda, ni arrepentirte de nada, ni leer los Sutras”. 

Es evidente que, en los últimos cuatrocientos o quinientos años, sólo mi difunto maestro obtuvo raspaduras del Ojo de los Budas (4) y de los Patriarcas sentándose, simplemente, sobre ese Ojo. Pocos ha habido en China que estuvieran a la par que él. Pocos tuvieron claro que “sólo sentarse” fuera el método del Buda, ¡y que el Budadharma fuera "sólo estar sentado"! Algunos parecen entender que sentarse físicamente es lo que el Buda enseñó, ¡pero no han comprendido que “estar sentado” significa "sólo estar sentado"! ¡Y ni pueden mantener ni preservar el Budadharma como la Enseñanza del Buda!

Por lo tanto, es la mente la que está sentada, que no es lo mismo que el cuerpo se halle sentado. Y que el cuerpo esté sentado, no es lo mismo que la mente esté sólo sentada. "Sólo sentarse abandonando cuerpo y mente”, no es lo mismo que "sólo sentarse con el fin de abandonar cuerpo y mente”. Haber realizado un estado así es la perfecta unidad entre práctica y comprensión que los Budas y los Patriarcas han experimentado. Contened y evitad las especulaciones de vuestra mente para recordar, considerar y reflexionar. Explorad a fondo con vuestra práctica lo que son realmente la mente, el objeto y la conciencia.

-.-

El Buda Shakyamuni dirigiéndose a Su gran sangha, dijo una vez:

Si os  sentáis como si lo hicierais en una flor de loto, experimentareis un estado de meditación en vuestro cuerpo y en vuestra mente con tanta dignidad y virtud que la gente lo respetará y venerará. Este estado de meditación será como un sol iluminando el mundo entero. Erradicará de vuestra mente la somnolencia, la pereza y la melancolía. El cuerpo se convertirá en luz, sin que ello cause sensación de fatiga. Todo lo que surja de esa iluminación también será amable luz, y vuestro pacífico estado sentado será como un dragón acurrucándose. Si sólo con ver la imagen de alguien sentado en loto es suficiente como para ahuyentar a Mara, el Rey de los Demonios (5), ¿qué no será en el caso de que alguien veaal que está experimentando la Verdad mientras se halla sentado en paz y sin turbación?

Así que, si el Rey de los Demonios se aterra, aturde y huye cuando ve la imagen de alguien sentado en una flor de loto, tanto más lo hará cuando tú te sientes en una flor de loto. Los méritos espirituales obtenidos al hacer eso son inconmensurables, y la alegría y la virtud de estar sólo sentado día tras día no tiene medida.

-.-

El Buda Shakyamuni, dirigiéndose a Su sangha, continuó diciendo "Por eso nos sentamos como si lo hiciéramos en una flor de loto"y el Tathágata, el Honrado del Mundo, enseñó a cada uno de sus discípulos cómo debían sentarse de esta manera. Cuando se busca el camino, algunos no budistas lo hacen de puntillas, y otros alzan sus pies por encima de sus hombros. Mentes confusas y rígidas como éstas se hunden en un mar de obstáculos, sus cuerpos no conocen la tranquilidad. Es por esto que el Buda enseñó a Sus discípulos a sentarse como si uno se sentara sobre una flor de loto, con el cuerpo en posición vertical. ¿Y eso por qué? Porque cuando el cuerpo está en posición vertical, es fácil que la mente se halle en un estado correcto. Cuando el cuerpo se encuentra en posición vertical, la mente no se cansa. Una vez que la mente está ordenada y su atención es adecuada, la mente se mantiene exclusivamente en lo que hay ante ella. Si la mente empieza a rodar o se vuelve dispersa, o si el cuerpo comienza a inclinarse o a desplazarse, sentado en posición vertical se suprimirán esos efectos y se regresará a la calma. Cuando queráis meditar y deseéis acceder al estado meditativo más profundo (6), incluso si os encontráis galopando en todas las direcciones (7) o tenéis una dispersión absoluta, sentados en posición vertical conduciréis completamente todo esto hacia la normalidad. Realizar la práctica de esta forma permitirá vuestro despertar y acceder al estado meditativo más profundo de todos los estados meditativos.

Esto es lo claro: sentados como si os sentarais en una flor de loto es el estado meditativo más profundo de todos los estados meditativos [el samadhi de todos los samadhis]. Esto es lo que permite entrar en el despertar. Todos los estados meditativos forman parte de la familia del estado meditativo más profundo. Sentados como si os sentarais en una flor de loto mantened vuestro cuerpo erguido, mantened vuestra mente en estado vertical, mantened vuestro cuerpo-mente (8) en posición vertical, mantened los Budas y Patriarcas en estado vertical, mantened vuestra práctica e iluminación verticales, mantened la coronilla de vuestra cabeza erguida, y mantened el verdadero pulso de vuestra naturaleza en estado vertical.

Formando un loto con la piel, la carne, los huesos y la médula, formamos la flor de loto del estado meditativo más profundo de todos los estados meditativos. El Gran Honrado del Mundo lo mantuvo sin cesar, y nos confió la práctica de sentarse como si uno se sentara en una flor de loto, transmitiendo a sus discípulos este “estar sentado como si uno se sentara en una flor de loto”, los cuales también siguieron la práctica de sentarse como si se sentaran en una flor de loto enseñándola tanto a la gente común como a los de alto rango. Este es exactamente el sello de la Mente de los Siete Budas que es Transmitido con precisión.

El Buda Shakyamuni se sentó debajo el árbol de la Boddhi como si Se hubiera sentado en una flor de loto durante cincuenta kalpas pequeños, tras sesenta kalpas, tras inmensurables kalpas. Aunque vosotros os sentéis como si os sentarais en una flor de loto durante tres semanas o durante unas horas, éste será vuestro maravilloso giro de la Rueda del Dharma y vuestro camino de budeidad. Y aún cuando vosotros os sentéis vacilantes o apáticos, este será vuestro “pergamino amarillento de hilo rojo" (9). Esto es cuando el Buda encuentra al Buda. Este es el auténtico momento en que los seres sensibles se convierten en budas.

-.-

A su llegada de Occidente, nuestro primer patriarca chino, el Venerable Bodhidharma, se sentó, durante nueve otoños ante una pared del templo de Shōrin-ji del monte Sū (10) como si se hubiera sentado en una flor de loto. Desde entonces hasta ahora, el Ojo de su coronilla se ha expandido por toda China. La esencia de nuestro Primer Patriarca era, simplemente, la de permanecer sentado como si uno se sentara en una flor de loto. Antes de que nuestro Primer Patriarca llegara a China, la gente todavía no había oído hablar de sentarse en una flor de loto. Sólo lo conocieron una vez que nuestro Primer Patriarca llegó de Occidente.

Esto es así, sólo contrólate y siéntate día y noche como si estuvieras sentado en una flor de loto, toda tu vida y en todas las miríadas de vidas que llegues a tener, sin abandonar tu monasterio y sin tener que hacer ninguna otra práctica, ya que éste es el estado meditativo más profundo de todos los estados meditativos.

Entregado al sangha del templo de Kippo-ji de la provincia de Echizén en el decimoquinto día del segundo mes del segundo año de la era Kangen (11). Escrito en los cuartos de asistente del abad en la misma montaña en la misma noche.
Ejō 


______________________



Tembōrin
轉法輪
Girando la Rueda del Dharma


Mi difunto maestro, el Viejo Buda Tendō, comenzó una vez una charla de Dharma diciendo: "El Honrado del Mundo comentó en una ocasión: "cuando uno accede a la Verdad volviendo a la Fuente, la totalidad del espacio en las Diez Direcciones se funde y desaparece". Mi maestro, al comentar esta cita, hizo la siguiente observación:

Esto fue expuesto hace tiempo por el Gran Honrado del Mundo, pero Su Enseñanza no ha escapado a la capacidad de la gente de hacer interpretaciones totalmente extrañas y fantásticas sobre la misma. Yo, Tendō, no soy así. Cuando alguien accede a la Verdad volviendo a la Fuente, el “mendicante” rompe su cuenco de arroz (1). El Venerable Abad Goso Hōen (2) dijo una vez: "Cuando se accede a la Verdad volviendo a la Fuente, se evita de colisionar contra el Espacio en la totalidad de las Diez Direcciones" (3). El Venerable Abad Busshō Hōtai (4) dijo una vez: "Cuando se accede a la Verdad volviendo a la Fuente, todo el espacio en las Diez Direcciones será simplemente todo el espacio en las Diez Direcciones”. El maestro Zen Engo Kokugon dijo en una ocasión: "Cuando uno accede a la Verdad volviendo a la Fuente, embellece con brocados floridos la totalidad del Espacio en las Diez Direcciones”.

Yo, Dogen, del templo Daibutsu-ji lo expondría de la siguiente manera: "cuando se accede a la Verdad volviendo a la Fuente, todo el espacio en las Diez Direcciones accede a la Verdad volviendo a la Fuente”. Lo que inicialmente ha sido citado, "cuando uno accede a la Verdad volviendo a la Fuente, la totalidad del espacio en las Diez Direcciones se funde y desaparece", es un verso del Surangama Sutray han sido citados por igual por diversos Budas y Patriarcas. Hasta el presente, estos versos son verdaderamente los huesos y la médula de los Budas y de los Patriarcas (5). Es el verdadero Ojo de los Budas y Patriarcas. Es mi intención consignarlo así a pesar de que haya quien diga que los diez capítulos del Surangama Sutra son un Sutra espurio, o de que haya otros que digan que es un Sutra verdadero: ambos puntos de vista han existido desde siempre, desde el pasado hasta nuestros días (6). Existen traducciones antiguas y traducciones nuevas, pero la que se considera espuria es la dudosa traducción realizada durante la era Shenlung (7). Sea como fuere, el Venerable Abad Goso Hōen, el Venerable Abad Busshō Hōtai y mi difunto maestro, el Viejo Buda Tendō, han recomendado esta composición, ya que dichos versos se han puesto en movimiento mediante la Rueda del Dharma de los Budas y Patriarcas. Son el giro de Su Rueda de Dharma. Han sido puestos en movimiento por Ellos. Son Su voz. Y puesto que están en movimiento por Ellos, ya que Ellos los pusieron en movimiento, aunque fueran un Sutra espurio, si Ellos continúan ofreciéndolos como su giro, entonces es que son un verdadero Sutra de los Budas y de los Patriarcas ya que la Rueda del Dharma está íntimamente ligada a Ellos. Por ejemplo, si una teja o una piedra, una hoja amarilla, la flor del Udumbara (8), o un manto de brocado dorado han sido enarbolados en alto por un Buda o un patriarca y se han convertido en la Rueda del Dharma del Buda, es porque Ellos son la Cámara del Tesoro del Buda del Ojo de la Verdadera Enseñanza.

Es preciso tener en cuenta que cuando los seres sensibles trascienden un verdadero despertar, son antepasados del Buda, maestros y discípulos de los Budas y de los Patriarcas, y son la piel, la carne, los huesos y la médula de los Budas y de los Patriarcas (9). Ya no consideran seres sensibles a los que fueron sus hermanos dado que debían tratarlos como hermanos, sino que consideran a los Budas y los Patriarcas como a sus reales hermanos. Por otra parte, aunque estos versos fueran un texto considerado espurio, serían los versos para el momento presente de un Buda y de un patriarca, y no deberían estar situados junto a frases o versos de otros escritos que, aunque superen con creces estos versos, sus pasajes no puedan ser considerados ni absolutamente ni provisionalmente, como las palabras de un Buda o las palabras de un patriarca, ni vosotros deberíais considerarlo como el Ojo para explorar la Gran Cuestión Esencial.

Hay muchas razones por las que no debéis comparar estos versos con otros. Tomemos sólo uno de ellos. El que denomina "el giro de la Rueda del Dharma" es una cuestión de los Budas y los Patriarcas. No ha habido Buda o patriarca que no haya hecho girar la Rueda del Dharma. Unos hacen girar la Rueda del Dharma usando el sonido y la forma para liberar a Sus discípulos del apego al sonido y a la forma, otros hacen el giro de la Rueda del Dharma por Su ausencia de sonido y forma, algunos giran la Rueda del Dharma gracias a las raspaduras de sus Ojos (10), y otros hacen girar la Rueda de la Dharma mostrando su puño amenazante. Hay momentos en que el discípulo comprende lo que es su Nariz o comprende lo que es lo Infinito, que son las instancias en las que la Rueda del Dharma gira naturalmente. Para comprender de lo que estos versos tratan hay que captar lo que es la estrella de la mañana, lo que es nuestra Nariz, lo que es la flor de un ciruelo, y lo que es Infinito. Es comprender lo que los Budas y Patriarcas son, y lo que la Rueda de la Dharma es. El principio subyacente de todo esto es, claramente, el giro de la Rueda del Dharma.

Hacer "girar la Rueda del Dharma” significa hacer todo lo posible por explorar la Cuestión Esencial mediante la instrucción del maestro, sin abandonar el monasterio en toda la vida. Yo llamo a eso sentarse junto a los demás en los bancos de meditación rogando por la benevolencia del maestro mientras uno hace todo lo posible por practicar la Vía.

Entregado al sangha en el día veintisiete del segundo mes del segundo año de la era Kangen (11), en la provincia de Echizén en el templo de Kippō-ji.


_______________________



Yuibutsu Yobutsu
唯佛與佛
Sólo un Buda conoce a un Buda


El Dharma de Buda es algo que la gente corriente no sabe reconocer. Esta es la razón por la que, desde tiempo antiguo, la gente común no haya despertado en el Budadharma ni haya explorado a fondo los “dos vehículos” (1). Dado que todo ello fue realizado por el Buda por Sí mismo, Él mismo dijo que cada Buda, por sí mismo y junto con todos los Budas, es capaz de realizarlo directa y completamente.

Cuando de forma inesperada despiertes completamente, nada será parecido a lo que imaginabas antes de haber despertado. De cualquier manera a cómo lo hayas podido imaginar, tu despertar no se parecerá en nada a lo imaginado, ya que el despertar real no se parece en nada a lo que se pueda imaginar. Es inútil, por tanto, tratar de imaginar de antemano lo que se va a sentir.

Cuando obtengas el despertar, no sabrás ni porqué se ha producido éste ni cómo lo habrás obtenido. En caso de que reflexiones sobre  ello verás que, antes de tu despertar, lo que imaginabas que sería no habrá sido ni una cosa ni otra al experimentar realmente el despertar. Y a pesar de que de todas maneras sea distinto a cómo lo hubieras podido imaginar antes, no quiere decir que aquellos pensamientos fueran ni fundamentalmente erróneos ni que hayan ejercido ningún papel en tu despertar. Incluso tus antiguos pensamientos conforman un tipo de despertar. Sin embargo, debido a que tu forma de pensar ha ido a la inversa, puedes pensar que estos pensamientos hayan sido infructuosos, y los puedes calificar de tales. Siempre que tú pienses que tus opiniones son inútiles, hay algo que te es necesario reconocer: que posiblemente tengas miedo de que el despertar sea abrumador. Si tus ideas preconcebidas sobre la iluminación pudieran dar a luz un verdadero despertar, entonces experimentarías que la iluminación es irrealizable. La genuina iluminación no depende de ninguna habilidad especial y va mucho más allá del tiempo dedicado para su realización, ya que tu despertar está asistido simplemente por el poder innato de la iluminación. ¡Ten en cuenta que una ilusión es algo sin una existencia física, y la iluminación también es algo sin una existencia física!

A un ser de iluminación insuperable lo llamamos “un Buda”. Cuando surge la iluminación insuperable de un Buda, llamamos a este estado "iluminación sin igual”. Los que no reconocen cómo uno ve su ser en ese estado y en ese instante deben quedar seguramente estupefactos. Esta clase de “mirada" es la de quien está sin tacha. Estar sin mácula no significa estar intencionadamente desprovisto de cualquier finalidad o de negarse a tomar decisiones, ni estar obsesivamente preocupado por querer ir sin rumbo, ni quitarle la importancia a todo. ¡Cómo puede existir un estado impoluto donde uno carezca de propósito y se niegue a tomar decisiones! Por ejemplo, cuando la persona sin tacha se encuentra con alguien no lleva a su mente juicios premeditados sobre la otra persona. Ni a las flores ni a la luna piensa en añadirles nada a su brillo y color (2). Esa persona no trata de eludir el sentimiento de que un día de primavera es la primavera tal como es, o de que la belleza o la monotonía de un día de otoño es el otoño tal cual es, ni tiene en cuenta en tomar esto ni como algo ajeno a sí mismo ni como algo propio de sí mismo. Aunque esa persona pueda reflexionar sobre los sonidos de la primavera y del otoño como parte de sí misma o como algo ajeno a sí misma, no hay nada que esa persona añada a sí misma ni mantiene la idea de que en ese momento todavía exista un Yo. Esto significa que esa persona no verá los Cuatro Elementos y los Cinco Skandhas (3) del presente, ni los de sí misma ni de nadie más. Por lo tanto, si nos inclinamos a hacerlo, no deberíamos tratar como parte de nosotros mismos las imágenes de las flores y de la luna que son evocadas en la mente. Si queremos considerar que lo que no es nuestro Yo es nuestro Yo, pues bien, hagámoslo, pero cuando nos iluminemos en la condición de que no hay color ni nada que aceptemos o rechacemos, entonces no se ocultará nada a nuestro comportamiento diario como monjes que despiertan a la Vía, ya que así es nuestra naturaleza de Buda original.

-.-

Uno de los tiempos antiguos, el maestro Zen Chōsa Keishin (4), dijo una vez lo siguiente:

La totalidad del gran mundo es nuestro propio Cuerpo del Dharma, aunque quizá no tengamos claro el término "Cuerpo del Dharma”. Si no tienes claro lo que es el Cuerpo del Dharma, será imposible para ti girar sobre tí mismo, ni siquiera levemente, ni habrá forma de que te liberes. ¿Cuál es el camino por el que uno se libera a sí mismo? (5)

Los que quizá fracasen en expresar esta forma de liberarse a sí mismos, la misma vida del Cuerpo del Dharma dejará de existir inmediatamente para ellos, y se hundirán en el mar del sufrimiento por mucho tiempo. Entonces, ante la cuestión “¿cómo responderías si quisieras mantener vivo tu Cuerpo del Dharma y no hundirte en el mar del sufrimiento?”, es cuando debes decir algo que exprese que todo el mundo es tu auténtico Cuerpo del Dharma. Y si en realidad lo que tú ofreces es este principio fundamental, en el mismo instante en que digas "toda la tierra es mi Cuerpo del Dharma", harías bien en no hablar. Cuando estés en silencio podrás llegar al corazón de lo que se encuentra más allá de las palabras.

Una vez, un antiguo monje comentó lo siguiente sobre lo que no se dice de lo que está más allá de lo que se cuenta: "Hay ocasiones en que uno puede estar absolutamente vivo estando muerto, y hay ocasiones en que uno puede estar realmente muerto estando vivo, y también hay muertos que continúan muertos, y vivos que continúan vivos". Pero este no es el caso de una persona común intentando sujetar las cosas para que sean de cierta manera. Es justamente lo que concuerda con el Dharma. Cuando el Buda hizo girar la Rueda del Dharma fue como un destello y un estallido, tal como tú mismo puedes reconocer dado que Él vino bajo forma mortal con el fin de ayudar a todos los seres sensibles. A aquello lo llamamos Su sabio discernimiento que ve más allá del nacimiento y de la muerte.

"Su venida bajo forma mortal con el fin de ayudar a todos los seres sensibles" significa que su ayuda a todos los seres sensibles es Su manifestación de lo que Su cuerpo es. Cuando nos fijamos en Su ayuda, no llamamos a la mente Su venida bajo forma mortal, y cuando miramos Su venida bajo forma mortal, no albergamos ninguna duda en cuanto a Su ayuda. Hay que comprender que el Budadharma se cumple plenamente en Su concesión de ayuda espiritual, y esto es lo que tú necesitas entender y vivir plenamente. Presta atención y entiende Su manifestación y Su forma mortal, porqué no son de ninguna manera distintas a Su ayuda. Todo esto se debe al hecho de que el Buda se manifestó en Su forma mortal con el fin de ayudar a todos los seres sensibles. Ciñéndose plenamente a este propósito, desde los albores de su comprensión de la Verdad hasta la noche en que entró en el parinirvana, Su manifestación de la Verdad se habría expresado sin trabas aunque Él no hubiera dicho ni una palabra.

-.-

Un Viejo Buda, el maestro Zen Chōsa, dijo una vez en unos versos:

Toda la tierra es el Cuerpo Verdadero de un Ser Humano,
Toda la tierra es la puerta de entrada a la liberación,
Toda la tierra es el Único Ojo de Vairocana, (6)
Toda la tierra es nuestro propio Cuerpo del Dharma.

En otras palabras, lo que llamamos como verdadero es, en esencia, nuestro Verdadero Ser. Es necesario darse cuenta de que "toda la tierra" no es un término provisional, sino que para nuestro ser es su verdadera forma. Si alguien te preguntara "¿Por qué nunca he conocido esto antes? ", le podrías decir: "Devuélveme las palabras “toda la tierra es mi Verdadero Cuerpo"; o también: "toda la tierra es el auténtico Ser humano", aunque eso es algo que él ya conoce.

Además, lo que se describe como "toda la tierra es la puerta de entrada a la liberación" significa que no hay nada a qué atarse ni a sujetarse. La frase “toda la tierra” está estrechamente referida al ahora y a todos los tiempos, a la mente y a sus manifestaciones, y se relacionan tan íntimamente que no existe la más mínima brecha entre lo uno y lo otro (7). Lo qué es ilimitado y se extiende mucho más allá de nosotros mismos es lo que llamamos “toda la tierra”. Tratar de acceder a la liberación por esa puerta y salir por el otro lado de la misma, no sería posible. ¿Por qué es así? Tenemos que reflexionar de dónde surge la pregunta. Por mucho que lo deseáramos, sería imposible ir a un lugar que no existe (8).

Cuando se habla de "toda la tierra es el Único Ojo de Vairocana", nos referimos al Gran Ojo de Buda, aunque no debemos creer que sea lo mismo que el ojo de un ser humano. La gente tiene dos ojos, y cuando hablamos de ojos nos estamos refiriendo sólo a los seres humanos y que no parece que tengan dos o tres. De lo que se trata aquí es del Ojo de Buda, del Ojo del Dharma, o del Ojo Celestial que Todo lo Ve, y así sucesivamente. Aquí no estás aprendiendo nada sobre ojos normales. Si lo entiendes como un ojo normal, te desesperarás. Lo que necesitas aprender es que el Ojo de Buda es único y que toda la tierra está contenida en él. Puede haber un millar de ojos o una miríada de ojos, pero de todos los posibles, él es Único entre todos. No hay nada malo en decir que es el Único, pero al mismo tiempo no te equivocarías al darte cuenta de que un Buda tiene sólo uno, un único Ojo. Los ojos pueden ser de varios tipos, por lo que no debería ser una sorpresa para nuestros oídos si nos dicen que en ocasiones hay tres ojos, en ocasiones hay mil ojos, y en otras ocasiones hay ochenta y cuatro mil Ojos (9).

Además, es necesario que sepas que toda la tierra es tu propio Cuerpo del Dharma. Lo que busca conocer lo que realmente somos es el corazón resuelto de quien está realmente vivo. Aun así, los que ven lo que es su Verdadero Yo son pocos. Solo Sólo un Buda conoce su Yo. Los que se hallan fuera del Camino, como los no creyentes, toman en vano su irreal y falso Yo como su Verdadero Yo. El Yo del cual hablan los Budas es sinónimo de toda la tierra. Por lo tanto, conozcamos o no conozcamos nuestro Verdadero Yo, en cualquier caso no hay otra "totalidad del mundo” que nuestro Verdadero Yo.

Pero dejemos para otra ocasión esto que hablamos ahora.

-.-

Hace mucho tiempo, hubo un monje novicio que le preguntó al Venerable abad Hōju Chinshu: "cuando cientos de miles de miríadas de fenómenos acuden a mí a todos la vez, ¿qué debo hacer al respecto?". 

El Venerable respondió: "No pretendas controlarlos” (10).

La esencia de lo que dice Chinshu es "deja que venga lo que tenga que venir ya que, en cualquier caso, no se puede influir sobre lo que viene”. Esa es la esfera del Budadharma. Sin condiciones. No debes entender estas palabras como una reprimenda, sino entenderlas como la pura Verdad. Incluso si quisieras considerar cómo se podrían controlar las condiciones, éstas estarían más allá de ser controladas.

-.-

Un Viejo Buda dijo una vez:

“Toda la tierra con sus montañas y ríos ha llegado a ser casi de la misma manera que somos nosotros los seres humanos. Los Budas de los tres mundos temporales del pasado, del presente y del futuro han hecho invariablemente una práctica que es la misma que hacemos los seres humanos comunes”.

Si cuando alguien nace nos fijamos en toda la tierra con sus montañas y ríos, no vemos que la nueva persona que nace añada una nueva capa de montañas y ríos a toda la tierra que ya existía antes de que él o ella nacieran. Dicho esto, no significa que sus palabras no puedan tener un significado más profundo. Entonces, ¿cómo hay que entenderlo? Si tú no renuncias diciendo: "No puedo entender esto", por supuesto que entonces sabrás entenderlo porque tú serás capaz de preguntar por ello. Puesto que son palabras que ya han sido expresadas por un Buda, debes escucharlas, y tras haberlas escuchado también podrás llegar a entenderlas.

Una de las maneras por las que tú puedes llegar a entenderlo es indagando desde la perspectiva de alguien que ha nacido: "¿qué es estar vivo?” ¿Quién de nosotros ha descubierto de principio a fin lo que es? A pesar de que no conocemos ni nuestro final ni nuestro principio, hemos llegado a estar vivos. Es como nuestra mirada a la gran tierra con sus montañas y ríos: andamos sobre ella a pesar de que no conocemos sus límites. No quieras discutir sosteniendo la opinión de que toda la tierra con sus montañas y ríos no es de ninguna manera como nuestra vida. Tienes que tener claro que toda la tierra con sus montañas y ríos es exactamente lo mismo que el hecho de estar vivos.

Los Budas de los tres mundos temporales han realizado la práctica, han finalizado el Camino, y han despertado por Sí mismos. Entonces, ¿en qué sentido debemos entender que los Budas son lo mismo que nosotros? Antes que nada tenemos que comprender lo que es la práctica de un Buda. La práctica de un Buda se hace de igual modo que la práctica en nuestro mundo, y se realiza conjuntamente con todos los seres sensibles. Si no fuera así, no existiría la práctica de un Buda. Por lo tanto, desde el principio, cuando surge la intención, hasta el logro del despertar más allá de cualquier duda, tanto el despertar como la práctica se realizan simultáneamente con toda la tierra y con todos los seres sensibles.

Pueden surgir dudas en relación a esto, pero ten en cuenta que cuando tratamos de clarificar las cuestiones que parecen estar todas tan mezcladas unas con otras que son imposibles conocer, es que oímos la voz de esas dudas, así que no seas escéptico sobre el surgimiento de dudas puesto que así sucede en los seres humanos comunes. Esta es una enseñanza que debes tener en cuenta: tienes que saber que cuando damos lugar al propósito de los Budas de los tres mundos temporales, siempre está presente el principio de no excluir nuestro propio cuerpo y mente.

Sin embargo, albergar intencionadamente dudas sobre esto es una difamación para los Budas de los tres mundos. Cuando reflexionamos detenidamente sobre esto, los principios de que nuestro cuerpo y mente se comportan exactamente igual que el de los Budas de los tres mundos, y de que estamos dando lugar a la intención de realizar la Budeidad, se harán evidentes los dos. Si en esta reflexión nos despojamos de la luz sobre el antes y el después del cuerpo y la mente nuestros. Lo que estaremos buscando estará más allá de un "Yo" y más allá de una persona común. Por lo tanto, no seas rígido en tus pensamientos y no creas que te has estancado, y así no te aislarás de los tres mundos temporales. Tales pensamientos, sin embargo, no te pertenecen. Cuando la Mente Original de los Budas de los tres mundos practica la Vía, ¿qué más les da que aquella proceda de un lado o de otro? La Vía debe ser llamada “lo que está más allá del conocimiento y de la ignorancia” (11).

-.-

Hace mucho tiempo, alguien escribió los siguientes versos:

Lo que es dejado de lado no es otra cosa que el Cuerpo del Señor del Dharma;
Lo que impregna los tres mundos está más allá de toda cuestión.
Las montañas y los ríos, y toda la tierra entera,
revelan el Cuerpo del Dharma del Señor Despierto, completamente.

Nosotros, hoy en día, debemos aprender de lo que dijo esta persona de antaño. Ya que todo es el Cuerpo del Señor del Dharma, surge un Señor del Dharma que comprende que no hay nada distinto del Cuerpo del Señor del Dharma. Esta Mente Suya es como una montaña sobre la tierra, como una tierra sosteniendo a las montañas.

Una vez que alcances el corazón de la Cuestión Esencial, el momento en el que tú no comprendiste no te lo impedirá. Además, alcanzar el corazón de la Cuestión Esencial no cambiará el hecho de que antes no comprendieras. Aun así, tanto en tu acceso al corazón de la Cuestión Esencial como en tu falta de comprensión previa, ha habido un momento para la primavera y otro para los sonidos del otoño. La razón por la cual no has comprendido eso se debe a que tus oídos han estado distraídos en sus sonidos, aunque a veces se hayan expresado con gran estrépito. Como resultado, su sonido no ha penetrado en tus oídos. Tu acceso al corazón de la Cuestión Esencial se producirá cuando su sonido haya penetrado en tus oídos, y tú hayas entrado en un estado meditativo. No creas que tu acceso al corazón de la Cuestión Esencial sea de poca importancia y que tu no-comprensión fuera algo enorme. Deberías darte cuenta de que ya que tú estarás más allá de lo concebido como el “Tú”, no serás distinto del Señor del Dharma.

En cuanto al significado de "el Cuerpo del Señor del Dharma”, el Ojo es como su Corazón, y Su Corazón es como el Cuerpo. Puesto que han sido revelados totalmente, ni el grosor de un cabello separará el Corazón del Cuerpo. Entonces será cuando tú entenderás que entre el brillo de la Luz y la consecución de la manifestación del Dharma, existe el Cuerpo del Señor del Dharma como se acaba de describir.

-.-

Hay un antiguo dicho que dice: "Si no eres un pez, no sabes lo que está en la mente de un pez, y si no eres un pájaro, no sabes cómo seguir la huella de los pájaros". Las personas que han sido capaces de captar un principio como éste son realmente escasas. Quienes se imaginan que esto significa simplemente que los seres humanos no saben lo que hay en la mente de un pez o en la mente de un pájaro es entenderlo mal. Así es cómo hay que entenderlo: un pez, entre peces, sabe sin duda lo que está en la mente de otro pez. A diferencia de los seres humanos, no son ignorantes de las intenciones de los demás peces, de modo que cuando están a punto de nadar contra corriente a través de la Puerta del Dragón, todos lo saben y todos hacen lo mismo como si fueran uno (12). Y cuando están a punto de nadar a través de los nueve rápidos del Chekiang (13) todos lo saben y su voluntad es una, aunque sólo sea un pez el que conozca la intención.

Así mismo, cuando las aves vuelan en el cielo, ningún animal terrestre, ni en sus más alocadas fantasías, sabe lo que son las huellas de los pájaros en el cielo, ni mucho menos las ve y las persigue. Ni siquiera tiene la sospecha de que existan tales huellas. Al mismo tiempo, un pájaro puede ver las diferentes formas de huellas, como las de una bandada de cientos de miles de pájaros, o las de las aves que han volado hacia el sur o hacia el norte. Para las aves, esas huellas no están más escondidas que las huellas dejadas en un camino por un carro o los cascos de caballos sobre la hierba, ya que los pájaros ven las huellas de los pájaros.

Este principio también se aplica a los Budas. Es evidente para ellos cuántos eones ha invertido un Buda en su formación, y saben qué es un Buda pequeño y qué es un Buda grande, incluso los que han pasado sin ser contados. Esto es algo que no puede ser conocido por alguien que no es un Buda. Puede haber quien se pregunte: "¿Y por qué rezando no puedo saberlo?". Dado que es con el Ojo de un Buda que uno ve las huellas de un Buda, el que no es un Buda no está todavía en posesión del Ojo de un Buda. El número de los que lo pueden ver son en un número que sólo un Buda puede contar. Sin esfuerzo, Ellos son capaces de seguir las huellas del Camino del Buda. Si estas huellas son visibles para tu Ojo, estarás sin duda en presencia de los Budas y serás capaz de comparar Sus huellas con las de los otros. Al hacer esa comparación, serás capaz de reconocer las huellas de un Buda, así como la magnitud y la profundidad de las huellas que ese Buda ha dejado. Y a través del estudio de la huella de ese Buda, tus propias huellas se volverán claras para ti. Cuando aprendemos lo que son las huellas de un Buda, lo llamamos el Budadharma, es decir, nuestro Verdadero Yo.

Copiado al final del último mes de la primavera en el undécimo año de la era Koan (14), durante su estancia en Shibi Manor, estancias meridionales del maestro del templo de Eihei -ji del Monte Kippo, en el distrito de Yoshida de la provincia de Echizén.


________________________



BIBLIOGRAFIA


Ediciones japonesas modernas del Shōbōgenzō

Shōbōgenzō, Meicho Fukyukai. Por Etō Sokuō (tres volúmenes, 1986, continuación de la edición de 1939-1943).
“Las obras completas del maestro zen Dōgen” [Dōgen zenji zenshu, Chikuma Shobō]. Por Okubo Dōshu. (dos volúmenes, 1969-1970).
Shōbōgenzō, Nihon koten Bungaku Taikei, Iwanami Shoten. Por Nishio Minoru y otros (1965). 
Dōgen [Nihon shisō Taikei, Iwanami Shoten]. Por Terada Tōru y Mizuno Yaoko (dos volúmenes, 1970-1972).
Shōbōgenzō, Iwanami Shoten. Por Mizuno Yaoko (cuatro volúmenes, 1990-1993, en edición de bolsillo).


Bibliografía consultada

Buddhism & Shintōism in Japan. A-to-Z Photo Dictionary of Japanese Religious Sculpture & Art

Dharmadrum [Montaña Tambor del Dharma]

Dharmanet.org

Diccionario Akal del Budismo. Philippe Cornu. Ediciones Akal. Madrid, 2004.

Dictionnaire des Termes Bouddhiques

El Secreto del Zen. Los textos esenciales legados por los Patriarcas del budismo Soto Zen. Edición de Josep Manuel Campillo e ilustraciones de Francisco Segura. Colección Pequeños Libros de Sabiduría. José J. de Olañeta, Editor. Palma de Mallorca, 2011.

Ikkyu, poemas del monje libertino. Edición de Josep Manuel Campillo. . Colección Pequeños Libros de Sabiduría. José J. de Olañeta, Editor. Palma de Mallorca, 2013.

Instrucciones al Cocinero-Tenzo Kyokún. Eihei Dogén. Edición, traducción y notas de Josep Manuel Campillo. Colección Pequeños Libros de Sabiduría. José J. de Olañeta, Editor. Palma de Mallorca, 2010.

La Puerta sin Puerta. Mumon Ekai. Cuarenta y ocho koan. Colección Padma. José J. de Olañeta, Editor. Palma de Mallorca, 2009.

Las Enseñanzas Zen del Maestro Lin-chi. Edición del Lin-chi Lu a cargo del Burton Watson. Los Libros de la Liebre de Marzo. Barcelona, 1999

Los Diez Bueyes y tres canciones Zen. Edición de Josep Manuel Campillo. Colección Pequeños Libros de Sabiduría. José J. de Olañeta, Editor. Palma de Mallorca, 2011.

Seon Dialogues (Collected Works of Korean Buddhism, Vol. 8). Edited and Translated by John Jorgensen

The Buddhist Library

Terebess Asia On Line (Shobogenzho)

The Sacred Texts (Zen Poems)

The Soto Zen Text Project - University of Standford (Shōbōgenzō)

The Textual History of the Linji lu (Record of Linji): The Earliest Recorded Fragments. Albert Welter, University of Winnipeg

The Zen Site (Shōbōgenzō)

Red Cedar Zen (Genjo Koan)

Un Zen Meridionel (Bendowa)

White Wind Zen Community (Master list of Masters)

Zazen.es (Libros)

Zenkan.com (Bendowa)


Dibujo de Guy Mokuho Mercier